Terapia Magnética Zorel

Método curativo del Señor Jesucristo

34 - La ley impuesta y la del “deber”

1 «Mi querido amigo», dije a Cirenio, «tus opiniones me agradan y el Padre santo en el Cielo siempre tiene una alegría cuando sus hijos consultan sabiamente con Él; pero existen ciertas cosas que deben ser así para obtener cierto fin que, de lo contrario, no podría ser alcanzado.
2 Por esta razón Dios nos ha dado una ley doble: La primera es la ley puramente mecánica impuesta. Bajo esta ley se encuentran todas las formas con su organización interior que confirma la utilidad de la forma. Esta ley mecánica nunca puede ser modificada ni por un pelo.
La otra ley se llama “tú debes...”. Y únicamente a esta está dirigida la Doctrina de la Vida.
3 Según la ley de la Vida puedes incluso destruir todos los componentes de un conjunto sin que esto tenga importancia, porque todo lo que debe ser libre, lo debe ser en las primeras etapas de su desarrollo.
Aunque aquello que debe ser libre se haya deformado incluso en su libre ser interior, aun así no puede abolir la ley inalterable que le ha sido impuesta; porque en la forma mora el germen que volverá a brotar dentro del orden justo. Este germen agarra todo lo que en la libre esfera vital se haya estropeado, para atraerlo al orden correcto.
4 En esta Tierra ves pueblos y naciones que se han abandonado a una depravación total - en lo que se refiere al alma. Sin embargo, su forma sigue siendo la misma, y al mirarlos debes reconocer que se trata de seres humanos.
Aunque sus almas estén desfiguradas a causa de toda clase de mentiras, falsedades, perfidias y malicias, a la hora oportuna hago que entre un poco más de calor en su germen vital, con lo que este empieza a crecer y a consumir el antiguo desorden del alma como la raíz de la hierba absorbe también la gota de agua podrida... y entonces brota un tallo de hierba fuerte y sano, con flor y semilla...
5 ¡Por esta razón nunca emitáis un juicio demasiado duro sobre un pueblo corrompido, porque mientras quede la forma, también el germen puro subsistirá en el hombre - y mientras este subsista, incluso un diablo podrá aún convertirse en un ángel.
6 Los culpables de la continua depravación de los hombres y de sus almas, en general, son maestros equivocados, la codicia y el despotismo de algunos poderosos, y la posesión pasajera por espíritus malos que se apoderan de la carne y del espíritu del sistema nervioso de los hombres. Pero nunca puede tratarse de una corrupción total que pudiera afectar incluso al germen vital más interior.
7 Mira, lo que los espíritus malvados hicieron con Matael y sus cuatro compañeros, ¡cómo los maltrataron! Pero Yo liberté a los cinco de estos espíritus y desperté en ellos el germen vital. Y fíjate, ¡qué perfectos están los cinco ahora delante de nosotros!
8 ¡Consta que hay diferencias entre los hombres! Algunas almas, las que vienen de arriba, son más fuertes y los espíritus malvados de esta Tierra apenas pueden perjudicarlas. Por consiguiente, la prueba de vida que almas como estas pueden sostener en su carne ya puede ser bastante severa sin que ellas tengan que sufrir ningún daño importante digno de mención.
Cuando en almas como estas se despierta el espíritu -es decir, el germen primario oculto de la Vida- y con sus eternas raíces vitales penetra el alma del todo, en seguida lo poco corrompido que haya en tal alma queda curado... he aquí el hombre completamente perfecto, tal como lo puedes comprobar en Matael, Filopoldo y en unas cuantas personas más.
9 Hay almas humanas que antes eran ángeles del Cielo... En casos como estos, por supuesto, no puede introducirse tan fácilmente una corrupción.
Juan Bautista y varios profetas, como Moisés, Elías, Isaías y otros pueden servir de ejemplo. Y también hoy en día hay algunos cuantos en la Tierra que han descendido de los Cielos para que aquí, juntos conmigo, anden por el camino estrecho de la carne.
Hombres como estos sí son capaces de soportar una severa prueba de vida en la carne y la aguantan siempre con el mayor sacrificio».

35 - La diferencia entre las almas de la Tierra

1 El Señor continuó: «Aparte de esto todavía hay diferencias entre las almas que vienen de arriba, porque algunas pocas vienen de mundos solares perfectos; estas son más fuertes que otras que vienen de planetas pequeños parecidos a esta Tierra, para aquí poder alcanzar la Filiación de Dios.
2 Cuánto más imperfecto es un planeta, tanto más débiles son también sus emigrantes. Verdad es que estos tienen que soportar una prueba de vida menos difícil, pero en su alma pueden recibir un daño mayor. A pesar de eso poseen el germen primario de la Vida muy fuerte, y cuando este sea despertado de la manera apropiada, pronto las almas volverán al pleno orden de la Vida.
3 Finalmente, en la mayoría, se trata de almas que desde el principio primario proceden de esta Tierra. Estas son las que están designadas para la Filiación de Dios. Pero precisamente éstas son las más débiles, las que más fácilmente pueden corromperse - pero aun así esto ocurre difícilmente porque entre cien de ellas hay por lo menos una o dos almas fuertes procedentes de arriba que las protegen contra una perdición total. Aunque entre ellas se encuentren ovejas muy extraviadas, también estas, con el tiempo, serán halladas.
4 Cada alma, por muy débil e impotente que sea, contiene en sí el germen primario de la Vida que nunca puede ser corrompido. Cuando el alma dentro de un tiempo conveniente ha sido suficientemente preparada para que su germen primario más íntimo pueda ser despertado, en seguida será bienaventurada, y en todas las cosas se vuelve capaz de reaccionar con amor y sabiduría - un estado en el que es un hijo del Altísimo como lo es un espíritu angélico hecho hombre, o un alma de un Sol central, de un Sol de un sistema planetario, o de cualquier otro cuerpo extraterrestre oscuro y sin luz, de los que hay en todo el universo más que granos de arena en la mar o hierbas en la Tierra.
5 Aquel de entre vosotros que sea un hombre ya más perfecto, puede imponer sus manos a un pecador insensato y supersticioso, pasándoselas suave y repetidamente desde la raíz de la nariz hacia las sienes y hacia abajo, hasta el epigastrio. Entonces el hombre en cuestión entra en un sueño extático. Durante este sueño su alma -por muy perturbada que esté- quedará liberada de los espíritus malignos que le torturan el cuerpo, y en seguida el germen primario de la Vida entrará en actividad, aunque sea por poco tiempo.
6 Ahora hacedle preguntas a tal soñador extático y recibiréis respuestas ante las que quedaréis asombrados.
7 Cuando poco después se despierta al hombre a la vida normal -de acuerdo con su propia disposición a la que hay que respetar- entonces el germen primario de la Vida se retira a su antiguo letargo, y el alma vuelve a sus antiguas condiciones carnales sin acordarse de lo que durante el sueño extático de su cuerpo ha pasado en ella. No sabe ni un ápice de todas las cosas sabias que ha hablado por la boca de su carne y continúa insensata y supersticiosa como antes.
8 ¡Que esto os sirva para demostrar que, en el fondo, un alma nunca puede estar tan perdida que no pueda ser curada nunca!
9 Verdad es que para muchas almas aún hará falta mucho tiempo -o aquí o más aún en el Más Allá- hasta que puedan alcanzar la firmeza sana e independiente muy necesaria para despertar en ellas definitivamente el germen primario de la Vida y para que este las penetre completamente.
Pero tan sólo el imaginarse que este proceso vital debe ser imposible e irrealizable para un alma que aparentemente está totalmente corrompida, o imaginarse que el alma considerada maldita íntimamente debe aparecer como una escoria del infierno en la que los ojos criticones del mundo ven montañas densas de pecados, ¡todo esto resulta un pecado grave contra el Amor y la Sabiduría de Dios!».

36 - Las enfermedades psíquicas y su tratamiento

1 El Señor continuó: «Por eso, ¡no juzguéis a los hombres, para que al fin de cuentas no os volváis vuestros propios jueces!
2 ¿No sería una necedad, además inhumana, la de juzgar a un hombre que está físicamente enfermo y por ello castigarle sin escrúpulos, sólo porque cayó enfermó? Pero una necedad aún mucho mayor y mucho más inhumana es si juzgáis y condenáis a un hombre psíquicamente enfermo, porque su alma se debilitó y se enfermó por las razones antes mencionadas.
3 Según vuestras leyes y disposiciones los llamáis criminales y los sometéis a una punición dura e inexorable. ¿Pero qué conseguís con ello? Castigáis a un alma porque cayó enferma sin culpa suya... ¡Ahora preguntaos a vosotros mismos en qué luz aparecerán vuestros tribunales ante Dios!
4 Y tú, Cirenio, mi querido amigo filantrópico, pregúntate a ti mismo en calidad de juez superior de Roma y de señor sobre la vida y la muerte: Sin Mí, ¿qué habrías hecho con los cinco criminales principales? Tú habrías hecho que se te relatasen las historias de sus actos abominables y por fin los habrías sancionado con la muerte por la cruz.
¿Acaso te habría pasado alguna vez por la cabeza que en estos cinco hubieran podido morar espíritus tan raros? ¡Te digo que esto no se te habría ocurrido nunca!
5 Tú, completamente encolerizado a causa de sus hechos atroces, con la sangre más fría del mundo los habrías condenado a muerte, y te habrías sentido satisfecho por haber prestado un buen servicio a Dios y a la humanidad. Sin embargo ¡qué daño habrías ocasionado a la humanidad si hubieras eliminado tales espíritus de la Tierra - espíritus que ahora están perfectamente curados en su alma y en su cuerpo, y que ahora lucen para los hombres de la Tierra como el Sol de primavera, animando a millones de corazones humanos y motivándolos para lo bueno y lo verdadero! Desde ahora, por supuesto, procederás de otra manera - ¡pero antes habrías sido inexorable!
6 Y mira, esto es lo que pasa con todos los tribunales en esta Tierra...
Para las enfermedades corporales y los defectos físicos hay médicos y toda clase de medicamentos, pero para las enfermedades de la pobre alma no hay médicos ni medicamentos sino únicamente un libro voluminoso de leyes, frecuentemente muy difíciles de observar, y tras ellas, la espada del verdugo.
7 ¿No sería más afable, más sabio y más humano, formar más médicos y producir más medicamentos para las almas enfermas en vez de para sus cuerpos físicos que de todos modos pronto servirán de alimento a los gusanos?
8 Yo sé mejor que nadie que es más difícil curar una enfermedad del alma que muchas del cuerpo. Pero ninguna enfermedad del alma es incurable, mientras que para cada cuerpo hay una enfermedad final para cuya curación no hay hierba alguna en toda la Tierra. Y a pesar de eso vosotros, los hombres, hacéis tantas cosas que contradicen el buen sentido...
9 Para el frágil cuerpo mortal construís sanatorios tras sanatorios, farmacias y baños, ungüentos, esparadrapos y bebidas curativas; pero para el alma inmortal aún no habéis erigido ni un solo sanatorio.
10 En tu corazón dices ahora: “¿Cómo habría sido eso posible sin Ti, oh Señor? ¿De dónde habríamos debido tomarlo, y de quién habríamos debido aprenderlo?”.
Eso sí que es verdad porque, sin duda alguna, recibir estos conocimientos requiere una investigación más profunda de toda la naturaleza humana, porque no es suficiente sólo saber por experiencias hechas durante mucho tiempo qué especie de jugo de hierbas cura lo mejor las molestias de un estómago sobrecargado; pero también el alma humana inmortal merece que uno se preocupe un poco más de su constitución compleja que de la constitución de un estómago sobrecargado por mera glotonería.
11 Consta que en todos los tiempos han sido enviados a este mundo verdaderos médicos del alma, llenos del Espíritu de Dios, que han predicado el camino recto hacia la Salvación. Unos cuantos les han hecho caso y quedaron curados; pero los grandes y poderosos de la Tierra se tuvieron por sanos y menospreciaron a los médicos del alma que Yo había enviado al mundo, y finalmente los persiguieron y les prohibieron poner en práctica la obra de la salvación de almas humanas enfermas. De modo que a causa de los grandes y poderosos de la Tierra la doctrina de la Gracia para la curación de las almas enfermas nunca pudo echar las raíces necesarias para que esta obra pudiera volverse en un fuerte árbol de curación.
12 Y si en alguna parte se ha puesto una semilla sana y fuerte en el suelo, los hijos egoístas y despóticos de esta Tierra siempre supieron podar este árbol cada vez más, cortándole las ramas y raspándole la corteza que les parecían superfluas, hasta que todo el árbol tuvo que secarse.
De este modo hasta ahora no se ha edificado ni puesto a disposición ningún otro sanatorio para las almas enfermas que las leyes severas, arrestos, prisiones de investigación, horribles cárceles de punición, la espada despiadada y diversos otros medios de ejecución muy eficaces.
Sin duda alguna estos son productos de almas enfermas, pero fuertes; a estas hay que ayudarles ante todo, si se quiere lograr cualquier éxito satisfactorio con la curación de las almas diminutas, débiles y subordinadas a esta Tierra».

37 - Médicos y sanatorios para la curación de almas enfermas

1 El Señor: «Por eso Yo mismo tenía venir a esta Tierra para edificar un hospital eternamente eficaz para la curación de todas las almas enfermas, porque los hombres nunca habrían podido realizar semejante empresa.
2 A pesar de eso tendremos siempre dificultades con la fundación de un hospital duradero para las almas enfermas, porque habrá hombres que empezarán a sentirse perjudicados en los derechos de su mundo ilusorio.
3 El egoísmo y la entrega al mundo -que son un hálito del infierno en el pecho del hombre- siempre se opondrán a tal empresa porque no quieren ser curados de sus enfermedades malvadas, ni quieren renunciar a sus medios mundanos... medios como leyes duras difíciles de respetar, y sus sentencias y castigos.
4 Aun así, después de Mí, en todas partes habrá muchos que mantendrán este sanatorio para almas que ahora erigí, y que quieran servirse de él. Aunque por parte de las almas mundanamente poderosas pero íntimamente muy enfermas tales verdaderos hospitales frecuentemente tengan que soportar y tolerar mucho, Yo mismo sabré protegerlos.
5 Caso que almas humanas mundanas intencionadamente demasiado enfermas por mera manía mental intenten acabar con tal hospital para las almas, Yo ya sabré alcanzarlas tras un juicio extraordinario muy apropiado... y sabré ordenar la curación de sus almas en sanatorios del Más Allá, donde durante su curación muy lenta aún se oirá muchos llantos y mucho crujir de dientes.
6 Ya en este mundo los medicamentos eficaces normalmente tienen un gusto muy amargo; pero los remedios para la curación de las almas en el Más Allá son aún más amargos; pues, deben ser muy fuertes para curar allá un alma peligrosamente enferma que aquí no tuvo cura.
Verdad es que todas almas tendrán cura, ¡pero el tiempo que costará y lo desesperadamente amargo que resultará este proceso! Por eso, ¡dichoso aquel que cure su alma ya en los sanatorios terrenales!
7 Por todas las razones hasta ahora nombradas, vosotros los jueces poderosos de ahora en adelante seréis unos verdaderos médicos de almas y aplicaréis justicia a cada alma - para su curación, pero de ninguna manera para que se atrofie aún más...
8 De verdad te digo: Cuanto más por un juicio -que de por sí está enfermo de alma- a un alma enferma habéis hecho aún más enferma de lo que ya era, tanto más enfermos y míseros vosotros mismos os volvéis en vuestra alma, y vuestra curación en el Más Allá os resultará aún mucho más amarga que la del alma a la que habéis hecho más enferma por vuestra mala justicia.
Pues, a pesar de vuestra sentencia cruel y absurda, tal alma sigue estando simplemente enferma y también podrá ser curada en el otro mundo por medio de una cura simple. Pero el alma insensata de un juez, después de cada sentencia malograda y mala, caerá dos veces en el mal que haya causado a aquella alma a la que había juzgado de mala manera... con lo que también el mal original del alma del juez inevitablemente aumentará al doble... Consta que en el Más Allá la curación del alma de tal juez ya muy enferma precisará mucho tiempo y, además, resultará muy amarga.
9 Si en cualidad de médico -aunque seas incompetente y también enfermo- te llaman a visitar a un paciente con una enfermedad grave y contagiosa, y en vista de la ganancia y por tu incompetencia le das un medicamento que no le cura sino que empeora su estado de salud, ¿qué provecho sacarás de ello? Como costumbre vuestra, al no haberle ayudado, no recibirás sueldo alguno, ¡pero tú mismo te has contagiado del mal peligroso del enfermo! Con lo que no has cobrado y, además, ahora has de soportar dos enfermedades en vez de una sola...
10 Si en tu lugar viene un médico competente, ¿no irá a curar al enfermo anterior, dándole un remedio simple y apropiado, mientras que en tu caso, dado que estás achacado de dos males, tendrá que aplicar un doble remedio para ayudarte?
Consta que tal medicamento doble sin duda alguna efectuaría, a la vez, una revolución doblemente desagradable en tu carne que el medicamento aplicado una sola vez con tu enfermo tratado anteriormente».

38 - Justicia verdadera

1 El Señor continuó: «Supongo que esto ahora lo habéis comprendido; por eso continúo:
Todo esto no quiere significar que ahora, -por lo que os dije- debéis destruir todas las prisiones y romper todas las cadenas y espadas que, a pesar de todo, son un mal imprescindible contra el gran mal de almas muy enfermas, oh ¡eso no! Porque a almas muy contagiosamente enfermas hay que separarlas cuidadosamente de las almas sanas, y hay que guardarlas en lugar seguro hasta que estén curadas hasta el fondo.
2 Pero que no sean vuestra ira ni vuestro sentimiento de venganza los que los mantengan en lugares seguros, sino vuestro gran amor para con vuestros prójimos y la preocupación íntima por curarlos del todo. Cuando el espíritu justo lleno de amor os indica que a uno u otro de los gravemente enfermos habrá que aplicarle un medicamento de gusto amargo, ¡no le privéis de él, porque esto resultaría de una misericordia inoportuna y prematura!
Únicamente llevados por verdadero amor debéis aplicar al paciente gravemente enfermo un medicamento amargo, y ya se producirá en él la curación deseada; y vosotros mismos recibiréis una bendición abundante.
3 El medicamento que al principio durante la noche apliqué a los cinco, seguro que no era dulce ni de gusto exquisito, pero mi gran Amor para con ellos lo reconoció como inevitablemente necesario para su curación completa, con lo que la aplicación de aquel medicamento amargo era también un acto de mi sumo Amor para con ellos. A la mañana siguiente se curaron tanto más fácilmente y ellos mismos os dirán si alguno de ellos me guarda rencor a causa del medicamento amargo.
4 Pero si alguien, llevado por mera ira y sed de venganza, atormenta y maltrata al supuesto criminal de la manera más despiadada y sin compasión, él mismo ya se ha vuelto un criminal de categoría, y más tarde a él mismo también le tocará la aplicación de un medicamento tanto más amargo.
5 Vendrá el día en el que la medida con la que medís también os será aplicada a vosotros. A aquel que mide con verdadero amor también le aplicarán la misma medida; pero a aquel que mide con ira y venganza, le llegará el día en que para su curación se le aplicará el mismo remedio, pero en doble cantidad... Y en el Más Allá, del instituto de corrección severo, no saldrá ni un solo segundo antes de que la última fibra dura de su alma se haya vuelto blanca y suave como la lana.
6 Acabo de mostraros la verdadera naturaleza del hombre, con lo que ya no podéis decir: “Eso no lo hemos sabido”. De modo que como ahora lo sabéis, ¡actuad conformemente, y enseñadlo también a los que os están subordinados que hasta ahora -por ser ellos mismos enfermos- no saben lo que hacen!
De esta manera, como verdaderos colaboradores sanos, contribuiréis de la mejor manera a establecer mi Reino en esta Tierra, y mi Complacencia os acompañará en todos vuestros caminos. Pero si en cualquier lugar o circunstancia volvéis a actuar según vuestra manera acostumbrada, ¡entonces sabed que vuestra alma de nuevo ha sido afectada de algún mal, y pedid que Yo os cure de ello, para que no tengáis una recaída de un sufrimiento doble, ocasionado por vosotros mismos!
7 Oh vosotros, que con vuestras sentencias juzgáis a las pobres almas, haciéndolas aún más enfermas de lo que ya estaban antes, ¡pensad con toda seriedad quiénes sois y quiénes debéis ser según la Verdad, y qué debéis hacer conforme al Orden de Dios!
Vosotros los jueces y poderosos que reináis sobre los pueblos -que por su parte representan todo vuestro poder, vuestra autoridad y vuestra dignidad- debéis ser verdaderos padres de ellos y como tales debéis preocuparos mucho de la salud de los muchos hijos e hijas confiados a vosotros... Y con todo amor, aplicación y esmero paternales debéis preocuparos por el bien de sus almas... No hace falta que seáis médicos para el cuerpo, ¡pero tanto más debéis ser verdaderos médicos para el alma!
8 Si observáis a vuestros hijos que frecuentemente no hacen caso a vuestros mandamientos paternales y de vez en cuando incluso pecan fuertemente contra ellos, ¿acaso sería conveniente si para darles un escarmiento, al uno u otro le torturaseis o por fin incluso le colgaseis en la cruz?
Esto, quizás, alguna vez puede haberlo hecho un padre extremadamente despótico; pero seguro que la historia del mundo no podrá citar muchos ejemplos de esta índole. Pero los que sois buenos padres, seguro que reprenderéis a vuestros hijos desobedientes -por lo menos aparentemente- y en casos extremos los castigaréis incluso con la férula saludable.
Si luego los hijos se mejoran, experimentaréis una gran alegría, porque será un gran placer para vosotros ver sanas y vivas las almas de vuestros hijos.
9 Vosotros, los jueces poderosos, ¡tratad de la misma manera a todos los hombres, y vuestra alegría nunca tendrá un fin!
¡Imaginaos que vosotros estuvierais en el lugar de aquellos a los que corresponde obedeceros y que deben aceptar y respetar vuestras leyes! ¿No sería de vuestro agrado si ellos, en calidad de jueces vuestros, procedieran con prudencia y misericordia ante vosotros? Lo que lógicamente pudierais desear que ellos os hagan a vosotros si con almas enfermas comparecierais ante ellos, lo mismo hacedles a ellos, si con sus almas enfermas comparecen ante vosotros».

39 - La eterna ley fundamental del amor para con los prójimos

1 El Señor: «Ved, en eso estriba la explicación práctica de todas las leyes de Moisés y de todas las predicciones de los profetas: ¡Amad sobre todo a Dios, vuestro Padre eterno, y a vuestros hermanos y vuestras hermanas -frecuentemente pobres o enfermos- y amadlos al menos como a vosotros mismos! Y vosotros, como verdaderos hijos sanos del alma, seréis tan perfectos como el Padre en el Cielo es perfecto - ¡a lo que en realidad sois llamados! Pues, el que no es perfecto como el Padre en el Cielo, no vendrá a Él ni comerá en su mesa.
2 ¡Ve, mi querido Cirenio, ahí tienes todo lo que antes consideraste como un mal del mundo difícil de vencer!
Verdad es que la mentira tan arraigada entre los hombres mundanos es difícil de combatir porque es una grave enfermedad fundamental del alma. Pero con facilidad se puede uno desembarazar de la mentira por medio de la Verdad que tiene su origen en el Amor, parecido a la luz que proviene de la llama.
No obstante, si necesitas luz para iluminar un cuarto oscuro, ¿acaso se te podría considerar como sabio si prefirieses prender fuego a todo el aposento, destruyéndolo de esta manera? Por el mismo motivo no se debe divulgar mi Palabra y mi Doctrina mediante la espada...
3 Si quieres curar a alguien que sufre de una herida, no debes causarle otra nueva diez veces más grave; porque si así lo hicieras, habría sido mejor que nunca hubieras curado la herida original...
4 De cierto os digo: el que divulga mi Palabra y mi Doctrina con la espada en la mano, no será bendecido por Mí por su celo y su empeño, sino él mismo será echado a las tinieblas más oscuras... Pues, si durante la noche iluminas un cuarto, sirviéndote de buenas lámparas de aceite, todos los presentes disfrutarán de una luz agradable; pero si prendes fuego a todo el aposento, todos te maldecirán y te rehuirán como a un loco furioso.
5 Quien predica para la curación de las almas, que hable de manera bien audible pero también con palabras suaves y blandas, y que no lance gritos como un furioso que espumajea de rabia; pues, un hombre espumajeando de rabia no mejorará a nadie con su griterío. Pero sus oyentes o se burlarán de él o, y si exagera con su vocerío, le echarán fuera de la comunidad, sirviéndose finalmente de palos y puños.
6 Del mismo modo uno que en su propio pecho siente el aguijón del enojo, ¡que no hable con su hermano con palabras reconciliadoras, porque terminará exagerando; y en vez de incitar a su hermano a la reconciliación, provocará en él una reacción que le alejará aún más del buen fin propuesto.
7 Al divulgar mi Doctrina siempre debéis poner una cara amable y serena, porque al sembrar mi Doctrina venís a los hombres con un mensaje lleno de alegría de los Cielos, y debéis anunciárselo también con gestos alegres y amables.
8 Imagínate que invitaras a alguien a un banquete de alegría, sirviéndote de las siguientes palabras: “¡Oye, indigno pecador maldito de Dios! ¡Verdad es que por la justicia de Dios te odio a causa de tus pecados, pero aun así vengo y te mando con todos los medios a mi disposición que acudas a mi banquete de alegría, y eso tanto más que en caso contrario te condenaría y te maldeciría para siempre; sin embargo si vienes, por lo menos durante este día de alegría, podrás estar seguro de mi gracia y de mi benevolencia!”.
9 ¿Qué piensas que te respondería el invitado? Dime la cara que pondría el invitado a tal invitación... ¿Piensas que para él ese banquete de alegría también sería una fiesta? Yo diría que incluso el más necio respondería a semejante invitación con un “¡muy servidor suyo!”.
Si el invitado se siente demasiado impotente ya se presentará, para liberarse de las malas consecuencias amenazadas, pero si se siente suficientemente fuerte, agarrará al invitador bruto por el cuello y le echará de su casa. Con lo que poco va a aceptar semejante invitación.
10 Por la misma razón todos aquellos que entre los hombres de la Tierra van a divulgar mi Doctrina -que en realidad también es una invitación para un banquete de alegría de los Cielos- sobre todo tienen que tener en cuenta que, como verdaderos mensajeros de los Cielos, deben presentarse llenos de amabilidad y amor para predicar el Evangelio. Pues, no se puede anunciar una nueva maravillosa con una cara desfigurada por la iracundia... Y si alguien lo hiciera, sería un necio o un bufón y como tal completamente incapaz de propagar mi Palabra.
Mi querido Cirenio y todos los demás, ¿habéis comprendido todo lo que acabo de explicaros?».
11 Completamente contrito por la Verdad de mi plática, Cirenio me respondió: «Oh, Señor, Tú eres el Único realmente, ¡he comprendido todas tus palabras! ¡Con lo que se refiere a mí, me atendré estrictamente a ellas, en todo! Consta que no puedo garantizar a los demás; pero pienso que todos te han comprendido tan bien como yo. Ahora tengo que reconocer que a pesar de toda mi buena fe muchas veces he pecado vilmente contra la humanidad...
¿Quién podrá enmendar el mal que sufrieron aquellos contra los que pequé?».
12 Pero Yo le respondí: «¡No te preocupes por eso, sino solamente de lo que harás en el futuro!
Pero en seguida habrá algo de nuevo».

40 - El sonambulismo y su aplicación

1 Cornelio se acercó a Mí y me dijo: «Señor, en el transcurso de tu plática y lección sumamente divina has dado a entender que un hombre espiritualmente perfecto puede imponer las manos a otra persona, y que esta pronto entraría en un sueño de éxtasis y que con alma sana podría pronunciar discursos sabios - aunque se tratara de un hombre en general ciego y totalmente estúpido.
Si tan sólo pudiera observar el proceso de tal tratamiento, entonces sabría cómo se debe proceder para curar a un paciente - caso que fuera conveniente. Pero si uno es un profano en este método de curar, hasta con la mejor voluntad no podrá emprender ni lograr nada. - ¿Te importaría confiarme más detalles sobre esto?».
2 Digo Yo: «¡Con mucho gusto, porque este acto de imponer las manos es absolutamente necesario para restablecer la salud tanto del alma como del cuerpo! La sola imposición de las manos ya calma hasta el dolor más fuerte del cuerpo. Además, como efecto secundario, en la mayoría de los casos el hombre al que con fe firme le impusiste las manos con la voluntad inquebrantable de ayudarle se vuelve clarividente... estado en el que él mismo podrá determinar un medicamento apropiado que, aplicado según su propia prescripción, tiene que causarle una perfecta curación.
Consta que a causa de la inobservancia de la prescripción ha habido fallos en el resultado; sin embargo, si se aplica la prescripción minuciosamente, la curación perfecta se realizará con toda seguridad.
3 Cuando tras tal proceso del tratamiento una persona ha entrado en este estado de clarividencia, no se debe importunarla con preguntas vanas; sólo hay que preguntarle por lo esencial.
4 El que impone sus manos sobre algún enfermo debe hacerlo en mi nombre, de lo contrario no tendrá resultado alguno.
5 Para realizar esta curación se necesita no sólo una fe muy fuerte sino también una voluntad fuerte e inquebrantable.
6 Tal aspiración debe tener su origen en el fondo más profundo del corazón y debe proceder del verdadero amor para con el prójimo. Entonces la fuerza del amor llena las manos de aquel que las impone, penetra por las puntas de los dedos y, como un rocío suave, fluye en los nervios del enfermo eliminando el dolor frecuentemente muy punzante.
7 Bien observado, resulta más difícil conseguir que un varón entre en un sueño extático que una mujer; y en ciertos casos también puede ser una mujer la que lleve a un varón a un sueño extático, pero eso únicamente si es muy piadosa y si le asiste su ángel invisible, atraído por la oración y la pureza de su corazón.
8 Tales mujeres piadosas y devotas proporcionarían un gran alivio sobre todo a las parturientas que tienen que sufrir muchos dolores; con lo que esto valdría más que si las comadronas, según su costumbre, viajasen a Belén para allí aprender el arte de asistencia a parturientas en que se sirven de los más diversos remedios supersticiosos de los más estúpidos que siempre dañan más de lo que curan.
9 Cuántas ceremonias estúpidas y ridículas utilizan frecuentemente, sobre todo cuando se trata de primogénitos: si primero nace una niña, entonces hay que entonar canciones de lamentación más que estúpidas, y durante tres días seguidos hay que suspirar y berrear. Y si nace un varón, hay que matar terneros y corderos, y hay que hacer panecillos; y todos los cantantes, silbadores y músicos han de presentarse para armar un barullo ensordecedor para “el alivio de la madre”.
En vez de todas estas tonterías, ¿acaso la asistencia al parto antes indicada no sería bastante mejor?».
10 «¡Por supuesto que sí!», respondió Cornelio: «Pero, ¿es posible que una mujer pueda volverse suficientemente piadosa?».
11 «Fácilmente», le respondí. «Por una parte es cosa de una buena educación y, por otra, tiene que tratarse de una virgen bien madura a la que se pueda dar una formación fundamental. Sólo que no se debe proceder a tal formación -por muy madura que la virgen fuera- antes de haber comprobado la verdadera devoción de su corazón.
12 Pero también los hombres pueden ayudar a una parturienta y proporcionarle un gran alivio».

41 - Pureza corporal y espiritual. Curación a distancia

1 Estahar, que se encontraba a mi lado observando todo atentamente, me preguntó: «Según los preceptos de Moisés, ¿no impurificaría esto al hombre durante todo un día?».
2 «De ahora en adelante nada podrá ya impurificarte, a no ser pensamientos malos y sucios, malos deseos, avidez sucia, difamación, mentira y calumnia», le respondí. «Estos son los factores que impurifican al hombre. Todo lo demás no le impurifica, a no ser que le ensucie exteriormente, la piel. Pero para limpiar la suciedad exterior el hombre tiene suficiente agua a su disposición.
3 Moisés dio tales prescripciones a los judíos sobre todo a causa de su gran propensión a la impureza en todas las cosas exteriores. Porque hombres que exteriormente son como cerdos, tanto más fácilmente también se vuelven cerdos en el corazón y en el alma. Es por eso que Moisés ordenó a los judíos particularmente la purificación exterior.
4 Pero la verdadera purificación del hombre sólo se realiza mediante una verdadera penitencia, por el arrepentimiento de un pecado cometido contra su prójimo, y con la intención seria de no pecar ya - de modo que por un mejoramiento completo de su vida.
5 Si no realizáis esto, podéis rociar con sangre a cien mil machos cabríos, maldecirlos y, en lugar de vuestros pecados, echarlos al río Jordán - aun así vuestros corazones y almas quedarán tan impuros y sucios ante Dios como lo eran antes.
Con el agua se limpia el cuerpo, y con una voluntad firme y devota a Dios se limpia el corazón y el alma; y así como el agua limpia y fresca fortifica los miembros del cuerpo, una voluntad firme y devota de Dios fortifica el corazón y el alma.
6 Almas de esta manera fortificadas también pueden imponer espiritualmente -en mi nombre- las manos a un enfermo que esté muy lejos, y él mejorará.
7 Pero aquel cuya perfección del corazón y del alma es todavía algo deficiente, que se conforme con la imposición de las manos mencionada antes en mi plática principal, y a uno que esté físicamente enfermo ya le calmará considerablemente sus dolores.
Y conseguirá que el enfermo entre en un sueño extático con el cual le comunicará el remedio que le ayudará. Acto seguido hay que aplicárselo esmeradamente y poco a poco el enfermo mejorará, aunque no fuera tan rápidamente como si un hombre espiritualmente perfecto le hubiese impuesto sus manos, en cuyo caso la curación se habría realizado instantáneamente.
8 Así cada uno puede convencerse de que durante el sueño extático también almas normalmente necias -e incluso las de niños- pueden predecir, porque durante este proceso están unidas con el germen espiritual de su vida.
Una vez terminado el sueño en cuestión, el germen íntimo de vida vuelve a su estado de letargo, el alma vuelve a despertarse en su carne y ya no sabe nada de lo que ha ocurrido ni de lo que ha hablado mientras soñaba.
Y precisamente esto da testimonio de que cada alma, por perdida que esté, podrá ser curada».

42 - El Señor anuncia un ejemplo práctico del sonambulismo

1 El Señor continuó: «Para que vosotros también lo veáis en la práctica, hago que venga ahora de Cesarea Filipo un hombre bastante necio y malintencionado. Que uno de vosotros le trate de la manera discutida y veréis y oiréis la suma sabiduría que manifestará este hombre. Y cuando después se despierte, seguirá siendo el mismo estúpido y malintencionado de antes. Luego veréis que nos costará mucho el inspirarle de manera natural algunas ideas un poco más claras sobre Dios y los hombres».
2 Cirenio me respondió: «Señor, ¡tengo mucha ilusión de verle, porque en esta ocasión volveremos a experimentar y aprender mucho! ¿El hombre en cuestión ya se ha puesto en camino hacia nosotros?».
3 «Sí, viene a buscarte a ti y va a solicitar muy groseramente una subvención porque a causa del fuego ha perdido una cabaña, dos ovejas, una cabra y un asno. Se ha enterado de que tú te encuentras por aquí y que das ayuda a los perjudicados.
Este hombre ya está en el camino para reclamarte una indemnización por el daño sufrido. Aunque sea un pobre diablo, en realidad ni ha sufrido tanto perjuicio porque bastante antes de haberse producido el fuego había robado las dos ovejas de otro hombre. Y de la misma manera, hace un año, se apoderó de la cabra y del asno.
4 De todo lo que acabo de anunciarte puedes deducir que nuestro hombre es un bribón y pícaro de categoría y al mismo tiempo un necio, lo que en el caso de hombres de esta especie en general es la consecuencia de una codicia bestial y ciega.
Él habría muy bien podido salvar su cabaña junto con sus trastos; pero durante el incendio andaba rodando por los alrededores para ver si podía apropiarse de algunos hallazgos. Finalmente no halló nada, y cuando de mal humor regresó a su cabaña, la encontró en llamas y sus animales ya se habían quemado hasta los huesos.
5 Hasta hoy ha lamentado la pérdida de su choza, pero cuando hace una hora se enteró de que tú te encontrabas aquí por los motivos antes indicados, en seguida se decidió a venir para ver si verdaderamente indemnizas daños.
6 Para que ahora sepas de antemano con qué especie de hombre pronto tendrás que ver, y cómo -por lo menos en el principio- tienes que proceder, te lo he indicado un poco más detalladamente. De lo más importante ya te enterarás por parte de él mismo».
7 «¿Conviene que se le dé alguna indemnización?».
8 «De momento aún no; porque primero tienes que examinarle esmeradamente a la manera romana; después del tratamiento cuando haya adoptado algunas calidades humanas encontraremos lo demás. Zinka efectuará el tratamiento, porque entre todos es el que posee la mayor fuerza para este fin. Antes Yo voy a imponerle las manos a Zinka para que gane más fuerza y tenga más éxito con el tratamiento».
9 Zinka, que siempre estaba alrededor de Mí para no perder ni una sílaba de mis palabras, me preguntó: «Señor, ¿cómo seré capaz de realizarlo, dado que no estoy suficientemente familiarizado con esta forma de tratamiento?».
10 «¡Ponle la mano derecha sobre la frente y la izquierda sobre la fosa epigástrica!, y así tratado el hombre caerá en el sueño antes citado y empezará a hablar, aunque con voz más débil que en su estado normal... Cuando quieras que se despierte, basta con que le impongas tus manos en el orden inverso, continuando durante algunos momentos. Tan pronto como despierte, retiras tus manos y el tratamiento habrá terminado».
11 Zinka estuvo de acuerdo con todo y, lleno de fe en su éxito, esperaba ansiosamente a este hombre. Todavía me preguntó si debía comenzar con el tratamiento inmediatamente, nada más llegar el hombre, o si debía esperar una señal.
12 «Cuando haya que comenzar algo, ya te lo indicaré», le respondí. «Antes debéis llegar a conocer su estupidez y su descortesía, o sea, el estado de la enfermedad de su alma. Una vez que le hayáis reconocido suficientemente, entonces habrá llegado la hora de observar su alma en su estado sano. Ahí veréis confirmado que ninguna persona, por abyecta que parezca, debe ser juzgada ni condenada como totalmente corrompida, porque cada alma contiene en sí un germen sano de Vida. ¡Preparaos y prestad atención, en seguida va a aparecer!».

43 - El ciudadano Zorel pide una indemnización por el daño ocasionado por el incendio

1 Apenas Yo había pronunciado estas palabras, llegó el hombre. Se llamaba Zorel y tenía un aspecto muy degenerado, iba vestido de harapos medio quemados y armó un gran escándalo.
2 Yo le hice una señal al Julio para que fuera a preguntarle lo que buscaba allí. Julio, con rostro severo, se dirigió al hombre y cumplió con lo que Yo le había aconsejado.
3 Zorel se presentó y dijo en alta voz: «Soy un habitante de la ciudad. He perdido todo por el incendio. Sólo hoy me he enterado de que el gran Cirenio se encuentra por aquí para ayudar a las víctimas con una indemnización satisfactoria.
Cobré ánimo y vine aquí para, en primer lugar, ver si Cirenio está aquí y luego si realmente hace algo para indemnizar a las víctimas. Si lo hace según la costumbre de los nobles romanos, entonces no habré hecho mi camino en balde; pero si por la razón que fuera no hace nada, pues entonces, dentro de su desatención tampoco hará una excepción conmigo.
¡Noble romano, dime si Cirenio se halla por aquí y si, como me han dicho, concede indemnizaciones - con el fin de que me dirija a él y le implore!».
4 «Sí», le respondió Julio, «Cirenio está aquí y hace importantes obras de caridad - pero sólo en favor de aquellos cuya reputación es intachable. Si eres un hombre honesto, seguro que no regresarás a tu casa con las manos vacías...
¿Ves la larga mesa en la sombra de los altos cipreses y cedros? Allí está sentado y da audiencia a todo el mundo. ¡Ve allí y preséntate a él! ¡Pero concéntrate y cobra valor, porque Cirenio es perspicaz como un águila, y a la primera ojeada reconoce el carácter de un hombre! Lo que él reconoce vale tanto como la verdad jurada, pero ¡ay de aquel que le contradiga! Nunca es tan crítico como cuando concede beneficios».
5 Al escuchar estas palabras, Zorel reflexionó profundamente sobre lo que debía hacer en estas circunstancias. Se decidió a dirigirse hasta Cirenio cojeando - un fingimiento estúpido en él.
Llegado allí, hizo tres reverencias, bajando la cabeza casi hasta el suelo. Terminada la tercera reverencia, dijo en voz tremolante y estridente: «¡Noble señor y soberano sumamente severo! Yo, Zorel de nombre, antiguo habitante modesto de la ciudad incendiada de Cesarea Filipo, imploro vuestra noble severidad romana de concederme a mí, pobre diablo y víctima de un accidente, una ayuda con una pequeña cantidad de dinero, aunque fuera la más trivial, y algunas pocas prendas de ropa, porque aparte de estos andrajos que llevo no tengo otra.
6 Yo era el propietario honrado de una pequeña cabaña con un terreno de dos yugadas de suelo estéril, tenía también una mujer a la que hace dos años llevaron los dioses, seguro que directamente al elíseo. No tenía hijos pero una criada con la que todavía vivo, pero sin hijos. Mis bienes movibles consistían en dos ovejas, una cabra, un burro, algo de ropa y unos utensilios malos para labrar el campo. Pero todo eso fue pasto de las llamas mientras yo estaba ocupado extinguiendo el fuego de otras casas.
7 Ahora, como cientos de otros habitantes, soy un mendigo completo; hasta mi criada, la que era mi única asistenta, me abandonó porque ya no le puedo pagar nada - ¡lo que no olvidaré! Si tuviera la extraordinaria suerte de llegar a poseer otra choza y lo que fuera, ¡que venga y ya sabré echarla a la calle.
8 Además, de ahora en adelante, desdeñaré y rehuiré todo lo que se llame mujer, porque no hay mujer que valga algo.
Aunque digan que soy una bestia tonta que no sabe ni cómo comportarse con una mujer y que la mía murió de disgusto... si eso hubiese sido el caso, yo no habría llorado su muerte durante casi un año y, tampoco hasta cuando se produjo mi desgracia, mi criada no se habría quedado gustosamente conmigo, aunque no pudiera darle un sueldo digno de mención.
9 En realidad, es una deshonra considerable que también el varón deba ser parido por una mujer; pues, a veces me digo que habría sido más conveniente si mi madre hubiera sido una osa.
10 Aunque los dioses hayan arreglado todo con sabiduría, con la creación de las mujeres han mostrado su punto débil que no les hace honor en absoluto. Por eso Zeus merece muy bien que Juno tantas veces le prepare mal tiempo. Además, parece que todo el gremio de dioses aún no ha madurado del todo, porque de lo contrario no se permitirían de vez en cuando unas travesuras que incluso a los seres humanos les harían poco honor.
11 Verdad es que soy un hombre creyente y honro a los dioses a causa de algunas cuantas instalaciones y arreglos sabios en este mundo; pero cuando a veces empiezan a apestar con una estupidez que clama al Cielo, ya dejo de ser amigo de ellos. ¿Habría sido posible que nuestra ciudad se incendiara si Apolo no hubiese vuelto a permitirse una trastada?
Nuestros sacerdotes tan sabios afirman con énfasis que Apolo se ha encaprichado de alguna ninfa terrestre muy tierna, quizás hasta habiéndole hecho una visita indecente; y durante este tiempo abandonó el carruaje celeste con los corceles valientes, con lo que Juno o Diana pudieron gastarle una broma... y nosotros, los pobres faunos, tenemos ahora que pagar la cuenta.
12 Se entiende por sí solo que el hombre de vez en cuando se vuelva débil; por supuesto, en general por falta de experiencias. Pero ¿qué culpa tiene la caña frágil si el viento la agita en todas direcciones?
Pero cuando también los poderosos cedros -símbolos de nuestros dioses amados- se dejan doblar por los miserables vientos terrestres, hasta algunas veces en las direcciones más sucias, esto es incomprensible... con lo que cada hombre racional necesariamente debe considerar algo tal como estúpido.
13 Dios por aquí o dios por allá - mientras Él obre con sabiduría, como le es debido a un dios, merecerá ser honrado, pero si de vez en cuando obra de manera endeble como un hombre mortal, y nosotros los pobres hombres tenemos que sufrir las consecuencias de las imprudentes travesuras divinas sin haberlas merecido, entonces esto resulta muy tonto -incluso por parte de un dios- con lo que no puedo honrarle ni adorarle.
14 Tú, sabio soberano y en realidad ya algo como un semidiós, comprenderás que los dioses y en particular el mismo Apolo enamorado tienen la culpa de mi desgracia. Por eso te suplico que me indemnices por el daño sufrido».

44 - El concepto de Zorel sobre la propiedad

1 Cirenio le preguntó: «¿Cuánto deseas que te dé?».
2 «No demasiado poco, ni demasiado mucho», le respondió Zorel. «Si tan sólo recobro lo perdido quedaré satisfecho».
3 «¿Conoces las leyes de Roma, promulgadas a los pueblos para la protección de sus bienes adquiridos?».
4 «Oh sí, aunque no tanto como un jurista pero algunas, sí, las conozco; y contra éstas nunca he pecado. Y un pecado contra leyes desconocidas de todos modos es nulo...
5 Por cierto, soy griego y nosotros, los griegos, nunca hemos tomado demasiado en serio las leyes que hacen una distinción estricta entre lo tuyo y lo mío, porque favorecemos antes la propiedad común a la propiedad privada. Pues, la propiedad común causa amistad, fraternidad, honestidad verdadera y duradera, y la ausencia del espíritu dominador entre los hombres, lo que indudablemente es una cosa buena. La propiedad privada siempre provoca avaricia, envidia, codicia, pobreza, ratería, robo, asesinato y el despotismo extraordinario del que por fin surgen, como de una caja de Pandora, todas las penas terrestres de la humanidad.
6 ¡Si no hubiese leyes tan exageradamente severas a favor de la propiedad privada, entonces no habría tantas raterías ni tantos fraudes! Digo afirmando que las leyes para proteger la propiedad privada son como campos bien abonados en los que florecen todos los vicios imaginables, mientras que en la propiedad común ni envidia, codicia, recelo, difamación, engaño, hurto, robo, asesinato ni cualquier guerra ni otras miserias pueden introducirse.
7 Como las leyes para proteger la propiedad privada siempre las he considerado como una desolación atroz de la vida amigable y fraternal en comunidad, nunca he tenido escrúpulos, por lo menos en cosas de menor importancia, si he podido conseguirlas aunque fuera de manera ilegal... y seguro que si alguien ha prestado algo de mí de la misma manera, nunca le he perseguido.
8 La cabaña y el campo son mi propiedad legal. A todos los objetos que había en ellos, por las razones mencionadas, nunca les he atribuido mucha importancia porque soy espartano. El que conoce Esparta y sus leyes antiguas y sabias comprenderá por qué en el caso de un pequeño hurto nunca me he hecho un cargo de conciencia digno de mención.
Verdad es que las dos ovejas, la cabra y el burro no eran un bien comprado; pero tampoco eran un bien hurtado, porque los he encontrado en el bosque, donde estaban pastando - no todos a la vez sino en ocasiones distintas. El propietario de aquellos grandes pastos forestales también es propietario de muchos miles de animales de estas especies. Cierto que esta pequeña pérdida no le habrá dolido, mientras que a mí me vino muy bien.
9 Supongo que con eso no he pecado demasiado contra las leyes romanas de la propiedad... además, encontré estos animales errando perdidos en un bosque que tenía una largura y anchura de muchas horas... con lo que para su propietario legal de todos modos ya constaban como perdidos.
La rebusca es legítima hasta para los judíos que pretenden que su Dios supremo les ha otorgado una ley precisamente para tal fin... ¿Por qué, entonces, iba a ser un crimen para nosotros, los romanos?
10 La ley absurda para proteger la propiedad no puede ser defendida sino con la espada en las manos de los poderosos de la Tierra, es decir, por medio de la fuerza de los osos y leones salvajes, pero nunca por medio de la razón. Aunque todos los diez mil dioses estén en favor de esta ley, mientras yo viva con la facultad de pensar tan claramente como pienso ahora y siempre he pensado, continuaré en contra de ella.
11 Por supuesto, noble soberano, tú tienes el poder de la espada y a mí, pobre fauno, me puedes castigar conforme a tu parecer. Pero aun con todas las armas de Roma nunca serás capaz de doblar las líneas rectas de mis principios. No obstante, si tienes otras razones convincentes en favor de una propiedad estrictamente legal, entonces estoy preparado para escucharlas y arreglar mi modo de vivir según ellas».

45 - Zorel tiene que oír la Verdad

1 Cirenio, arqueando los ojos, me dijo con disimulo: «¡Señor! Me habías advertido que este hombre era bastante tonto y maligno, ¡pero hasta ahora ha hablado tan perfecta y formalmente como uno de los primeros abogados de los paganos!
Verdad es que ha aceptado poco del judaísmo, pero está tan familiarizado con nuestras leyes y con las del antiguo imperio griego como nosotros mismos, con lo que no se le puede objetar gran cosa. Yo esperaba de él una gran estupidez, ¡pero nada de eso!... Él se vuelve cada vez más preciso y defiende su hurto de una manera contra la que no se puede objetar nada... En estas condiciones, ¿qué podremos hacer con él?».
2 «¡No te preocupes!», le dije. «Él mismo aún va a desmentir de una manera irrefutable todo lo que según su concepto tonto le parece completamente razonable. ¡Continúa examinándole, porque importa mucho que aprendáis a distinguir claramente el razonamiento de la gracia natural humana de aquel de la inteligencia!».
3 Dijo Cirenio: «Soy realmente curioso y me gustaría saber qué, por fin, va a resultar de todo eso».
4 Acto seguido Zorel preguntó: «Noble soberano de Roma, ¿qué puedo esperar y con qué puedo contar? ¿Eres de la misma opinión como yo, o debo aceptar la tuya, la que aún no me has presentado?».
5 «Hasta que yo acceda a tu deseo o no, aún tendremos que aclarar algunas cosas. Me parece que eres un hombre estrafalario y de tu honradez no me fío en absoluto. Si los cuatro animales mencionados realmente los encontraste errando en un gran bosque o donde fuera, y si su propietario legal ya los dio por perdido o no, y si los demás utensilios de la casa los has encontrado de manera parecida, esto, de momento, lo dejamos aparte.
Pero ahora te digo otra cosa: En muchos lugares hay hombres videntes que ya han suministrado miles de pruebas de su facultad clarividente. También en nuestra compañía se encuentra uno y yo mismo otorgo una fe a sus afirmaciones que no puede ser desbaratada ni por cien mil pruebas en contra.
6 Ve, cuando tú aún no podías haber salido de la ciudad, este vidente ya me dijo que ibas a venir y lo que deseabas de mí. De modo que antes de que yo te haya visto, ya sabía de la desgracia que te había tocado.
Con gran facilidad habrías podido evitarla ¡si te hubieras quedado en casa! Pero tus ideas ilegales de la protección legítima de la propiedad te empujaron a explorar las calles de la ciudad en llamas para apropiarte de lo que fuera, de manera ilegal. Mientras tanto tu cabaña de paja se prendió fuego que consumió rápidamente tus propiedades ilegales. Es evidente que tu criada te abandonó, porque ella te conoce y sabe que eres un hombre del que en tales ocasiones no se puede fiar uno en absoluto.
7 Pues, aunque tratándose de otros estás en contra la propiedad privada legal, en tu propia casa quieres tenerla intocablemente garantizada.
Ahora bien: el fuego consumió ilegalmente tu propiedad, y no puedes pedir cuentas al elemento natural porque no te responderá. Pero a tu criada la habrías tratado muy mal, y la habrías obligado restituirle todo -a vida o muerte- porque habrías afirmado rotundamente que ha sido culpa de su dejadez que el fuego haya devorado todo.
8 Ve, uno de estos videntes me ha predicho todo eso sobre ti, y mucho más, - un hombre en el que tengo más fe que en todos los dioses de Roma y de Atenas. Pero en nuestras leyes hay un proverbio que reza: “¡Audiatur et altera pars!”1. Esto te permite que me alegues una prueba contraria. Aprovecha esta ocasión para justificarte, y te escucharé con la mayor indulgencia y paciencia».

46 - Zorel ruega que se le deje partir libremente

1 Un poco pensativo, Zorel respondió: «Soberano supremo, si tú afirmas de antemano que das más crédito a uno de tus adivinos probados que a cien mil de otros testigos, entonces quisiera saber para qué podría servir una contradicción por mi parte que resultaría más que descabellada... Contra tu fe inmutable -basada en lo que sea- no puede haber prueba eficiente en contra...
Además tú tienes el poder en tus manos, ¿quién podría discutir contigo?
2 ¿Para qué me serviría afirmarte con toda convicción que así no es? Tú vas a presentarme al adivino que me repetirá lo que tú ya me has dicho y yo con mi objeción me encontraré en un gran lío. En pocas palabras, no puedo hacer nada contra tu “fe de más de cien mil hombres” porque darás al adivino más crédito que a cien mil de mis objeciones.
Ante semejante afirmación por tu parte no tengo más remedio que decir: Noble soberano, ¡perdona que me haya atrevido a acercarme a ti!
3 Por lo demás mantengo mi afirmación de que para la sociedad humana una propiedad privada protegida por una ley severamente sancionada resulta mil veces peor que la libre propiedad común.
Ya he expuesto mis razones de por qué estoy en contra de esa verdadera vasija de Pandora2 y no necesito repetirlas. Ahora sólo añado que, en adelante, ante la obligación fastidiosa de la brutal fuerza superior, dejaré de poner mi principio en práctica.
4 Verdad es que no veo ninguna prosperidad en las leyes protectoras de la propiedad para la pobre humanidad; pues, para mi constituyen una gran absurdidad... Pero yo, un hombre vestido de harapos miserables, ¿qué puedo hacer contra muchos miles de hombres?
Es posible que la propiedad privada legal elimine ciertas contrariedades de poca importancia de la propiedad comunal; pues, también cada mal trae algo de bueno. Pero la eliminación de los males insignificantes no está en relación ninguna con las atrocidades que inevitablemente tienen que resultar de la propiedad privada tan conflictiva.
5 Y con eso he terminado de hablar. Ante las circunstancias dadas poco puedo contar con algo de bueno; con lo que vale más que con tu permisión benévola me largue de aquí; por supuesto, solamente con tu permisión. Porque -y los dioses lo saben- a causa de los testimonios aparentemente ciertos en contra de mí con los que tus videntes evidentemente te han colmado, yo comparezco ante ti como un criminal... y a los criminales les corresponde un castigo antes de consentirles la libertad, porque la ley requiere ver la sangre de un pobre fauno antes de devolverle la libertad...
6 Si según tus conceptos en mí ves a un criminal, entonces castígame inmediatamente, y luego devuélveme la libertad - o dame la muerte... A mí, ahora, todo me da igual, porque me encuentro sin protección delante de ti. Pues vosotros, los romanos, sois y seguiréis siendo unos defensores de la ley, a sangre fría, y ni la razón ni la miseria de nadie le protegen contra la venganza de vuestras leyes.
Dime, gran soberano, ¿me permites que me vaya tal como he venido, o tengo que quedarme aquí para recibir una punición todavía a determinar?».

47 - Las preparaciones para un tratamiento mediante el sueño somnámbulo

1 En voz seria, pero al mismo tiempo humanamente suave, Cirenio le respondió: «No te está permitido irte; pero tampoco tienes que quedarte aquí para esperar un castigo sino únicamente para tu propia salvación. Nosotros, los romanos, nunca nos hemos complacido en el castigo de pecadores sino únicamente en su perfecta mejora. Cuando se puede obtenerla sin aplicar la férula severa, siempre preferimos proceder sin esta. Sólo la aplicamos cuando todos los demás medios no surten efecto.
Del mismo modo nadie tiene que sufrir la totalidad de consecuencias si no ha pecado más que una sola vez contra la sana ley en vigor - eso sólo cuando alguien ha cometido el mismo pecado repetidamente, o por demasiada imprudencia, o por intención condenable. El que deliberadamente comete un pecado repetidamente, también debe ser castigado deliberadamente.
2 Ahora bien, conforme a tus antiguos principios espartanos sólo has pecado a causa de tu pobreza, con lo que te encuentras por primera vez ante un juez. Por esta razón no serás maldecido ni condenado; pero ahora, aquí, debes reconocer la maldad e insensatez de tus ideas y debes corregirlas. Se va a curar tu alma muy enferma y luego debes comprender el beneficio de las leyes sabias y empezar a proceder firmemente según ellas.
Sólo entonces te marcharás de aquí como hombre liberado y tú mismo tendrás una gran alegría porque serás un hombre verdaderamente puro y libre.
3 Y para que tal curación pueda ser realizada, un hombre puro de nuestra compañía, física y espiritualmente fuerte, va a imponer sus manos saludables sobre tu cabeza y tu pecho. Este tratamiento sumamente suave despertará y vivificará en ti mismo las nociones inherentes que te permitirán reconocer la naturaleza saludable de las leyes sancionadas de Roma y de sus aplicaciones rigurosas... y tú mismo vas a alegrarte de ello. - ¿Estás de acuerdo?».
4 Ya un poco más animado que antes, Zorel respondió: «Noble Señor, estoy de acuerdo con todo lo que no sean palos, ni decapitación, ni crucifixión. Pero no puedo hacerme responsable de si tal tratamiento realmente me llevará a principios mejores y más razonables, porque no es tan fácil doblar un árbol viejo - aún así no quiero ponerlo del todo en duda.
¿Dónde está el hombre que me va a imponer sus manos fuertes?».
5 Cirenio me preguntó con disimulo si el momento era oportuno.
6 «¡Ten todavía un poco de paciencia!», le respondí. «¡Dejad al alma todavía un pequeño plazo de digestión! Por el momento el hombre está lleno de pensamientos agitados, con lo que costaría mucho entrar en el sueño extático. Tampoco conviene que él sepa demasiado pronto que Zinka es el elegido para este fin. Ya os haré una señal».
7 Después de haberle pronunciado estas palabras, durante cierto tiempo hubo silencio y Zinka esperaba con anhelo temeroso que Yo diera la señal para el tratamiento del Zorel. Este, sin embargo, se preguntó qué de bueno o también de malo podrían hacer con él.
Pero mirándonos, se dijo a sí mismo: «No, en estos hombres no se ve ni la menor insidia, ¡seguro que se puede fiar uno de ellos!».
8 Esta preparación era necesaria antes de comenzar con el tratamiento, porque sin ella la imposición de manos de Zinka no habría producido efecto, dado que para tal tratamiento también el paciente mismo debe ser puesto en cierto estado de fe y de confianza. De lo contrario, aun con todas las fuerzas substanciales que emanen del alma del ayudante, no hay manera de producir el sueño de éxtasis curativo.
9 ¡Otra cosa es cuando se trata de hombres perfectamente renacidos en el espíritu! Estos, como Yo, no necesitan más que su propia voluntad excitada, ¡y el acto de la curación ya es un hecho consumado! Pero en casos en que el ayudante aún no esté renacido en el espíritu, antes de que comience con el proceso de la curación del enfermo, tiene que despertarle y animarle, preparándole de esta manera para el tratamiento; de lo contrario, como ya mencioné, todo el tratamiento resultaría en un esfuerzo vano.
10 De modo que Zorel estaba ya preparado para que Zinka le impusiera las manos.

48 - Zorel se reconoce a sí mismo

1 Entonces hice una señal a Zinka y este se acercó al Zorel con las palabras: «Hermano, el Señor, omnipotente y lleno de Misericordia, Bondad, Amor y Sabiduría, quiere que te cure solamente imponiéndote mis manos llenas de fuerzas vitales.
¡No temas nada sino confía y conviértete en otro hombre, porque no vamos a retener nada que pudiera servirte corporalmente y espiritualmente para tu verdadera salvación! Si estás dispuesto y si confías en mí, tu amigo y hermano verdadero, entonces permíteme que te imponga mis manos».
2 «Amigo mío, ¡con tus palabras tan leales y sinceras podrías enviarme incluso al Tártaro e iría!», le respondió Zorel. «Por eso, ¡adelante y pon tus manos verdaderamente fraternales sobre mí, dónde y cómo quieras y no voy a oponerme!».
3 «Entonces bien... Siéntate en este banco y haré que te penetre la fuerza de Dios».
4 «¿De qué dios? ¿Acaso se trata de Zeus, Apolo, Marte, Mercurio o Vulcano, de Pluto o de Neptuno? Te ruego que al menos a Pluto le dejes fuera de juego, porque no me gustaría en absoluto ser penetrado de su fuerza huracanada».
5 «¡Olvídate de todos esos dioses que no existen sino únicamente en la fantasía de los hombres ciegos, desde hace mucho tiempo!», le respondió Zinka. «Sólo hay un Dios verdadero, y este es el gran Dios que os es desconocido, al que también vosotros, los paganos, por todas partes edificáis templos - pero hasta ahora nunca le habéis reconocido...
Pero ha llegado la hora para que conozcáis también a este único Dios verdadero. Y mira, en cuanto te imponga mis manos para tu salvación, serás penetrado de la Gracia y Fuerza de este Dios».
6 «Si es así, ¡entonces imponme tus manos ahora mismo, y eso de la manera que te sea más conocida!».
7 Acto seguido, de la manera antes descrita, Zinka impuso sus manos a Zorel que en seguida cayó en un sueño extático.
8 Después de haber transcurrido un poco más de un cuarto de hora, Zorel, por lo demás profundamente dormido y con los ojos cerrados, empezó a hablar: «¡Oh Dios, oh Dios, qué hombre más malo y miserable soy y qué honesto y probo podría ser si tan sólo lo quisiera.
Y precisamente en eso origina la maldición del pecado que -tras la mentira y la soberbia que en realidad constituyen el pecado fundamental- se engendra y multiplica cada vez de nuevo como la hierba sobre la tierra y la arena en la mar.
9 Oh Dios, tengo tantos pecados y manchas en mi alma que a causa de ellos no puedo ver ni mi propia piel; pues, me encuentro agobiado bajo el ímpetu de mis incontables pecados, como en una niebla densa...
10 Oh Dios, oh Dios, ¿quién podría jamás librarme de mis pecados? Soy un ladrón de categoría y un mentiroso, y cuando miento saco cada vez más mentiras para confirmar y blanquear las antiguas. Oh, ¡qué vil mentiroso soy! Todo lo que tengo lo conseguí mediante mentiras y engaños, y por medio del hurto clandestino y manifiesto.
11 Verdad es que en mi gran ceguera no lo consideraba como pecado; pero también tenía muchas veces la oportunidad de enterarme de la verdad. Sin embargo, nunca acepté que me convencieran sino siempre puse como pretexto a Esparta, despreciando las leyes sabias de la justicia romana. Ay, ¡que sinvergüenza más malintencionado soy!
12 Lo único que me sirve de consuelo es que nunca he asesinado a nadie... Pero poco ha faltado, porque si mi criada no me hubiese abandonado antes de mi vuelta a casa, ¡seguro que ella habría sido una triste víctima de mi rabia!
13 Cierto es que soy un monstruo abominable. Soy peor que un oso, más malvado que un león, un tigre, o una hiena, y mucho más maligno que un lobo, por no hablar de un jabalí; porque para colmo soy astuto como una zorra, lo que me caracteriza como verdadero diablo enmascarado.
14 ¡Oh, hermano Zinka, mi alma está muy enferma y tendrás grandes dificultades en curarme!
15 Pero ahora tengo la sensación de que en mi interior empieza a aclarar un poco y la densa niebla alrededor de mí comienza a disiparse... Pues, sí, ¡la niebla se vuelve cada vez menos densa y también puedo respirar con más facilidad!
Sólo que en esta claridad veo tanto más mi verdadera forma monstruosa llena de lepra, de úlceras y bobones asquerosos... Ay, ¡todo mi aspecto es él de un verdadero monstruo! ¿Dónde está el médico que pueda curarme algo así? Mi cuerpo malicioso disfruta de buena salud, ¿pero qué importaría un cuerpo enfermo si tan sólo mi alma -mi verdadero yo- estuviera sano!
16 Oh Dios, si alguien pudiese ver mi alma, ¡se espantaría ante su gran fealdad! Cuánto más aclara a mi alrededor, ¡tanto más repugnante se presenta mi alma!
Hermano Zinka, ¿Es que no hay un remedio por el que mi alma pudiese recibir una apariencia más decente?».

49 - El alma del somnámbulo se purifica

1 Entonces, en su sueño, Zorel empezó a suspirar y algunos de los presentes pensaron que iba a despertarse.
2 Pero Yo les dije a todos: «¡De ninguna manera! Porque esto no ha sido nada más que la primera fase de su sueño. Todavía dormirá más de una hora y pronto va a hablar de nuevo, en otro estado de vida anímica más elevado.
En el estado pasado se trataba del desprendimiento del alma de las pasiones carnales y mundanas, las que debía reconocer como enfermedades que se manifestaban en la forma exterior de su alma y contra las que debía adquirir una gran repugnancia.
El único remedio contra tales enfermedades del alma es: reconocerlas, luego abominarlas profundamente y, por fin, alimentar la voluntad firme de desembarazarse de ellas completamente y lo más pronto posible. Una vez que se manifieste esta voluntad, la curación progresará fácilmente.
3 ¡Ahora prestad atención, porque pronto volverá a hablar! Si otra vez te pregunta por cualquier cosa, ¡contéstale sólo con el pensamiento y te oirá y comprenderá muy bien!».
4 Apenas Yo había dado esta instrucción a Zinka, Zorel volvió a hablar: «Mira... yo lloraba mi gran miseria y las lágrimas formaron un lago como el Siloé en Jerusalén. Ahora me estoy bañando en este estanque, y sorpresa, ¡su agua está curando mis muchas heridas, los bubones y las úlceras en el cuerpo de mi alma! Ah, ¡esto sí que es un verdadero baño para mi salvación! Verdad es que todavía veo las cicatrices, pero las heridas, los bubones y los tumores han desaparecido del cuerpo de mi pobre alma.
¿Pero cómo es posible que con mis lágrimas de manera visible se haya formado un verdadero estanque?
5 Alrededor de él hay un paisaje magnífico - es la región de la consolación que da una esperanza dulce; pues, tengo la impresión de que realmente puedo contar con una curación completa. Esta región es tan magnífica que me gustaría quedarme aquí para siempre. A pesar de que antes el agua en mi estanque estaba turbia, ahora está bastante clara; y cuanto más clara se vuelve, tanto más curativo es su efecto sobre mi salud.
6 Ahora también noto que en mi interior hay algo que comienza a moverse, algo como una voluntad fuerte, y detrás de ella percibo algo como palabras que me empujan y que en voz alta dicen: Yo quiero, yo debo... debo porque quiero... ¿Quién podría refrenar en mi interior lo que quiero? Soy libre en mi voluntad. ¡No debo querer lo que quieran que quiera, sino querer lo que yo mismo quiero! Y yo quiero lo que es verdadero y bueno, porque yo mismo quiero quererlo, pues, nadie puede forzarme a ello.
7 Ahora reconozco que la Verdad es una Luz divina de los Cielos. Todos nuestros dioses son fantasmas; pues, no son absolutamente nada. El que cree en ellos anda más perdido que un necio; porque un verdadero necio nunca cree en tales dioses absurdos. En ninguna parte veo a los dioses; pero sí, veo la Luz divina y entiendo la Palabra divina. Pero a Dios mismo no le puedo ver porque es demasiado santo para mí.
8 Ahora con el agua de mi estanque ya se ha formado un lago alrededor de mí. Este lago no es profundo, porque el agua sólo me llega hasta la región lumbar. Es sorprendentemente clara, pero no se ve pececitos en ella; ni tampoco los habrá nunca porque nacen del hálito de Dios - de un hálito verdaderamente omnipotente. Yo, mientras tanto, no soy sino un alma humana muy débil de cuyo hálito nunca podrán nacer pececitos de Dios.
9 Esto requiere mucho; pues, el que quiere crear pececitos con su hálito debe ser prácticamente omnipotente. Eso nunca podrá hacer un hombre, porque es demasiado débil para ello. Tal vez no sea imposible, pero en este caso el hombre tendría que estar lleno de la Voluntad divina y del Espíritu divino. Para un hombre justo y cabal esto no será imposible; pero ante el hecho de que yo no soy un hombre justo ni cabal, me resulta absolutamente imposible.
10 Esta agua es pura y el suelo también es puro, y hay mucha hierba preciosa. ¡Pero qué cosa más sorprendente que haya tanta hierba preciosa y exuberante debajo de las aguas! Y mira, la hierba crece visiblemente y empieza a desplazar el agua tan clara empujándola. Sí, sí, ¡la esperanza se vuelve más poderosa que los reconocimientos y el miedo que los acompaña!
11 Ahora veo a un hombre bastante lejos en la orilla, un hombre que me llama haciéndome señas con la mano. Ya me gustaría acercarme a él pero no sé qué profundidad tiene el lago. Si entre yo y la orilla hubiera partes muy profundas, podría hundirme y estaría perdido.
12 Pero hay una voz que me dice desde el agua: “Tengo en todos los lugares la misma profundidad, de modo que puedes atravesarme sin tener miedo. ¡Ve hacia aquel hombre que te llama, porque te guiará y te orientará!”.
Qué cosa más extraña, ¡aquí hablan hasta el agua y las hierbas! - ¡Nunca vi nada parecido!
13 Ahora me pongo en marcha hacia aquel amigo en la orilla. Debe ser un amigo, de lo contrario no me habría hecho señas. No eres tú, Zinka, - pues, es otro hombre. Ahora te veo también a ti - detrás de él; pero tú no eres tan amable como él, ni con mucho... ¿Quién será este hombre? Tengo mucha vergüenza ante él, porque me encuentro completamente desnudo. Mi cuerpo tiene ahora una apariencia bastante buena, casi ya no descubro en él huellas de la enfermedad. Oh, si al menos tuviera una bata, porque estoy completamente desnudo como uno que toma un baño. Pero tengo que ir allí, porque sus señales me atraen con gran fuerza. Ya voy - y fíjate, ¡puedo andar sin la menor dificultad!».

50 - El alma purificada se viste

1 En este momento Zorel se calló y Zinka me preguntó: «¿Cómo es posible que él vea todas estas cosas, y cómo puede ahora atravesar el agua mientras se encuentra aquí sin moverse, como si estuviera muerto?».
2 «Ahora su alma no ve sino las condiciones que sirven para su mejora», le respondí. «De estas, en el ánimo del alma, se forma un mundo propio, y lo que tú aquí llamas un progreso del pensamiento, en el reino de las almas se manifiesta como un movimiento de un lugar a otro.
3 El estanque que se formó de sus lágrimas y cuyas aguas curaron su alma, representa el arrepentimiento de sus pecados cometidos, y el baño en las mismas caracteriza la verdadera penitencia que tiene su origen en el arrepentimiento.
El agua pura representa el reconocimiento justo de sus pecados y vicios; y lo del estanque que se convierte en un lago expresa la voluntad poderosa de ser purificado y curado a base de su propia voluntad.
La hierba preciosa sobre el fondo del lago representa la esperanza de alcanzar la plena salud y de obtener la libre Gracia superior de Dios. Esta última ya se presenta visiblemente en la orilla todavía un poco lejana - lo soy Yo mismo en el Espíritu y en la Voluntad.
El movimiento en dirección hacia Mí, atravesando las aguas del verdadero arrepentimiento y de la penitencia, representa el verdadero progreso del alma.
4 Sin embargo, todo eso no es sino una demostración alegórica para el alma, para que esta se entere de cómo está acondicionada y para que se responsabilice de lo que emprende en su ánimo para su propia mejora - esto, por supuesto, todavía limitado al ámbito de la voluntad, sin entrar en actividad exterior efectiva; porque esta ha de efectuarse en estado despierto cuando la voluntad está en unión completa con su cuerpo.
5 En seguida Zorel se encontrará conmigo y volverá a hablar. ¡Prestad atención, porque todo lo que ahora va a decir corresponde a un estado íntimo de su alma! Hasta que entre en el tercer estado, es decir, en unión pasajera con su purísimo núcleo vital, todavía soltará muchas cosas confusas.
6 Cuando entre en el tercer estado, ya os daréis cuenta de la manera coherente y sabia con la que habla. Ahora sólo habla su alma purificada para este fin, pero en el tercer estado su espíritu va a hablar. Entonces ya no descubriréis lagunas en él, y hablará de una manera que os emocionará.
7 Ahora ya llega a la orilla y dice: “Ay, ¡qué viaje más fatigoso! Ahora que estoy contigo, noble amigo, ¿no tienes una bata para mí?, porque mi desnudez ante ti me da mucha vergüenza”.
8 Yo le digo desde mi Espíritu y mi Voluntad, ahora visibles para él: “¡Sal del agua, y serás vestido conforme a tus obras!”.
9 Dice el alma de Zorel: “Amigo, ¡no hables de mis obras, porque estas son malas y malvadas! Si mi vestido se parece a éstas, entonces tendrá un aspecto horriblemente negro y andrajoso”.
10 Le digo: “Si es así, aquí tienes agua en abundancia para lavarlo”.
11 Dice Zorel: “Oh, amigo, eso sería lo mismo como si quisieras blanquear a un moro lavándole. Eso será muy difícil. Pero vale más tener cualquier vestido que ninguno. De modo que salgo del agua”.
12 Le digo: “A mis pies encontrarás una toga con muchos pliegues, pero muy sucia; su verdadero color está entre el blanco y el gris - el color típico de la ropa de los paganos en el reino de los espíritus”.
Zorel toma la toga cuya suciedad le da asco - lo que ya es una buena señal. Aun así se la lleva corriendo al agua y se pone a restregarla. Ahora la escurre.
13 Ya ha terminado y la toga se ha quedado limpia. Como todavía está húmeda, Zorel no está convencido de ponérsela; pero Yo le recomiendo que se la ponga. Porque si antes no tenía miedo del agua, cómo puede ahora vacilar en ponerse la toga sólo porque esté un poco húmeda...
Pero ahora el mismo volverá a hablar en voz alta».
14 «¡Es verdad!», dijo Zorel. «Antes no me importaba ni toda el agua del lago, ¿por qué iba a importarme ahora si la toga está un poco húmeda? ¡Ahora mismo me la pongo! - Ah, ¡qué bien me siento con ella!».

51 - El cuerpo del alma

1 A eso, en el pensamiento, Zinka le preguntó: «¿Es que el alma también tiene un cuerpo?».
2 Zinka hizo esta pregunta porque él mismo no tenía la menor idea del aspecto del alma ni de su constitución, porque según el concepto de los judíos el alma era una nada nebulosa, por lo que decían: “El alma es un espíritu puro que tiene inteligencia y voluntad, pero carece de una forma y aún más de un cuerpo”.
3 Por esta razón Zinka arqueó las cejas cuando Zorel le respondió en voz alta: «¡Por supuesto! El alma también tiene un cuerpo, aunque sea etéreo... Para el alma su cuerpo le resulta tan perfecto como para la carne su cuerpo carnal. Además, el cuerpo del alma no carece de nada de lo que posee el cuerpo carnal.
Me consta que todo esto no lo puedes ver con tus ojos carnales, pero yo puedo ver, oír, sentir, oler y gustar todo; porque el alma tiene los mismos sentidos que el cuerpo los tiene como medio de comunicación entre sí y su alma.
4 Los sentidos del cuerpo son las riendas de control en las manos del alma para la dominación de su cuerpo en el mundo exterior. Si el cuerpo no tuviera estos sentidos sería completamente inútil, y una carga insoportable para el alma.
5 Imagínate un hombre completamente ciego y sordo que no siente el dolor ni el bienestar de la salud, y que no tiene olfato ni gusto... ¡Dime si tal cuerpo puede servir en algo a su alma! ¿No tendría que desesperarse esta alma por lo demás completamente consciente de todo?
6 Por la misma razón los sentidos más agudos del cuerpo no servirían para nada al alma si esta, en su cuerpo etéreo, no poseyera exactamente los mismos sentidos.
Como el alma posee los mismos sentidos que el cuerpo, también ella, con sus sentidos sutiles, percibe fácil y claramente lo que antes los sentidos del cuerpo han percibido del mundo exterior.
Ahora sabes que el alma también tiene una forma corporal.
7 Todo esto ahora lo sabes porque te he dicho como lo veo, siento y percibo corporalmente. Y, cuando vuelva a despertarme, tú todavía lo sabrás, pero yo ya no sabré nada de todo ello, porque lo que ahora veo, siento y percibo, lo registro solamente con los sentidos sutiles de mi alma, y de ninguna manera con los sentidos de mi cuerpo carnal.
8 Si yo percibiese todo también con los sentidos de mi cuerpo, estos grabarían ciertas informaciones en los nervios de mi cerebro y en los nervios vitales del corazón carnal, donde mi alma en estado normal volvería a encontrarlas y las reconocería perfectamente. Sin embargo, como ahora estoy casi completamente desunido de mi cuerpo físico y no puedo accionar ni influir sobre sus sentidos, al regresar a él ya no sabré absolutamente nada de todo lo que ahora veo, oigo, siento y hablo, ni de todo lo que aquí pasa conmigo.
9 También el alma en sí tiene una memoria, con lo que puede acordarse incluso de los detalles más insignificantes de todo lo que le ha pasado hasta entonces - pero eso sólo cuando se encuentre en su estado absolutamente libre.
Mientras el alma se encuentre en un cuerpo que la envuelve completamente en oscuridad, lo único que percibe son impresiones brutas ocasionadas por ruidos tempestuosos que ahogan todo lo espiritual. De modo que de todo lo que afecta su propio ser, frecuentemente ni siquiera es consciente - a no ser de su mera existencia... y ni hablar de percibir algo de las impresiones espirituales más sublimes y profundas conservadas en ella.
10 Tú también tienes un alma como yo que ahora soy un alma completamente libre; pero tú sabías muy poco o nada de ti mismo. La causa de ello se debe a la carne oscurísima, con la que cada alma está vestida durante cierto tiempo.
Sólo ahora, como por medio de la voz de la boca corporal todavía estimulada te he hecho algunas impresiones en los nervios de tu occipucio, y tú, como alma, tras estas impresiones puedes leer las características primarias correspondientes conservadas en ti, ahora sabes -como alma y no como carne- que tienes un alma y que tras tu facultad de pensar y de querer tú mismo eres alma cuyo ser etéreo-corporal tiene la misma forma que tu cuerpo físico.
11 Por lo demás no te asombres si te digo que después, cuando al despertarme vuelva a la vida mundana, ya no sabré nada de todo lo que acabo de decirte; pues, el motivo de ello ya te lo he explicado con todo detalle».

52 - El alma del Zorel en el camino de la abnegación

1 Zorel continuó: «Ahora el amigo me dice: “¡Ven Zorel, abandona este lugar, voy a llevarte a otra región!”.
2 Me voy con el buen amigo a una región muy lejana del lago. Ahora andamos por una avenida preciosa en la que los árboles se inclinan ante el amigo al que estoy siguiendo. Él debe ser un personaje muy importante en el reino de todos los espíritus. Oh, ¡algunos de estos árboles casi se rompen por su fuerte inclinación!
3 También tú, Zinka, nos acompañas; pero tienes una apariencia nebulosa y parece que no ves que los árboles se inclinan delante de mi amigo. Esto es extraño para el mundo, ¡pero aun así es pura verdad!
4 Qué cosa más extraña, ¡ahora incluso los árboles se ponen a hablar! Pues, murmuran en voz inteligible y clara: “¡Salve al Santo de los Santos! ¡Salve al Rey de los Cielos, desde la eternidad a la eternidad!”.
5 ¿No te parece esto muy extraño? Lo que me resulta fastidioso es que tú haces como si no vieras nada de todo esto o como si se tratara de un fenómeno completamente habitual para ti...
6 El amigo ante quien los árboles se inclinan y le alaban en voz alta, me dice que lo que nos sigue -lo que se parece a ti- no eres tú mismo sino solamente una imagen borrosa de tu alma que se produce únicamente en nuestro ámbito.
Dice que de tu alma salen ciertos rayos vitales como de una luz. Tan pronto como estos tocan a nuestra esfera, toman forma de una manera parecida a los rayos que, durante el día, salen de un hombre y caen sobre la superficie de un espejo; pues, en este instantáneamente toman la forma de aquel hombre del que habían surgido.
7 Voy a fijarme en tus pies para convencerme que no vas andando, sino que sólo nos sigues flotando como una sombra. Pues sí, ¡no mueves ni los pies ni las manos y aun así nos sigues flotando a una distancia de unos siete pasos. Ahora comprendo por qué no ves cómo los árboles se inclinan y cómo no oyes su murmullo maravilloso.
8 Pero la avenida se vuelve más y más estrecha y los árboles más y más pequeños, aunque a la vez están más juntos los unos con los otros. Pero aun así no dejan de inclinarse ni de murmurar.
El camino se vuelve cada vez más pesado. Ahora la avenida se ha quedado tan estrecha y el camino tan espinoso y lleno de broza que nos cuesta mucho avanzar. Aún no se ve el final, a pesar de que el amigo dice que pronto habremos llegado a su término.
Los arbustos están cada vez más juntos y el suelo es completamente pedregoso; y entre las piedras crecen en todas partes espinos y cardos, de modo que cuesta cada vez más continuar.
9 Pregunto al amigo por qué hemos tomado un camino tan increíblemente malo, y me responde: “Mira al lado izquierdo y al lado derecho y en ambos lados vas a descubrir un mar con una profundidad insondable.
A pesar de que en su final resulte muy estrecho y espinoso, este es el único istmo sólido que se extiende entre estos dos grandes mares sin fin y que une todo el mundo terrenal con el gran paraíso de los bienaventurados en el Más Allá. El que quiere llegar allí debe prestarse a tomar este camino porque no hay otro”.
10 Ves, Zinka, esta respuesta sorprendente me dio el amigo y guía a mí que soy una nulidad. Todavía le digo: “También en el mundo hay muchos caminos muy malos, pero allí los hombres se sirven de picos y palas, y mejoran el camino. Aquí, ¿por qué no se hace lo mismo?”.
11 El amigo me responde: “Precisamente porque este matorral enorme protege esta lengua de tierra contra las tempestades marinas. Si esta lengua de tierra sólida no estuviese protegida con este matorral tan denso, las enormes olas de los mares en ambos lados hace mucho tiempo que se la habrían llevado completamente.
Pero como los matorrales al crecer se han ramificado tan intensamente, especialmente hacia las dos riberas, las olas grandes y fuertes se rompen en ellos y depositan en el ramaje espeso su espuma, la que paulatinamente se petrifica. De esta manera la lengua de tierra tan importante se consolida más y más.
Esta lengua de tierra se llama humildad y verdad fundamental. Y consta que ambas, la humildad y la verdad, nunca han dejado de ser espinosas para el hombre”.
12 Ve, Zinka, así ha hablado el amigo, y ahora en mi interior se está aclarando de una manera muy extraña; empiezo a notar que en mi corazón hay algo que empieza a moverse...
Lo que se mueve es una Luz que en mi corazón tiene una forma como la de un embrión en el cuerpo maternal. Es absolutamente pura, ¡lo veo! Ahora se vuelve más grande y más fuerte. Oh, ¡qué Luz más magnífica y pura! ¡Seguro que es la real llama vital de Dios en el verdadero corazón del hombre! Sí, ¡así es! Está creciendo continuamente... Oh, ¡el bien que me está haciendo!
13 Todavía seguimos el sendero estrecho; pero ahora ya no me molestan los matorrales ni las espinas, ni tampoco siento dolor cuando me pincha o roza una espina. Los matorrales disminuyen, los árboles vuelven a ser más grandes y de nuevo se forma una avenida preciosa. Ahora ya no hay más matorrales y la lengua de tierra se ensancha, las riberas de los mares se alejan más y más de nosotros. Aunque sea a una gran distancia, ya veo un paisaje magnífico con montañas hermosas, y las montañas las veo envueltas en una aurora maravillosa...
Aún no hemos salido de la avenida que se ensancha y engrandece cada vez más, y los grandes árboles aún no han dejado de inclinar sus copas majestuosas ante mi amigo y guía. Su murmullo suena ahora como el sonido encantador de unas arpas perfectamente afinadas...
14 ¡Oh Zinka! ¡Aquí todo es indescriptiblemente maravilloso! Sólo que tú todavía nos sigues, flotando, mudo como antes; pero esto no lo puedes cambiar, porque no lo eres tú mismo sino sólo tu imagen borrosa. ¡Si tan sólo pudieras ver todo esto, conservar vivamente las buenas características y llevártelas a tu vida terrenal! ¡Qué hombre más memorable serías!
También yo podría serlo, pero como de todo esto no me quedará nada en la memoria...
El amigo me dice que con el tiempo el recuerdo vivo de todo eso me será restituido, sólo que antes aún tendré que pasar este camino espinoso en mi cuerpo carnal - un camino que se me presentará».

53 - Zorel en el paraíso

1 Zorel continuó: «Oh, mi Luz vital interior ya tiene una intensidad enorme, pues, ¡ya penetra todos mis intestinos! ¡Oh, qué efecto más bueno surte esta Luz sobre todo mi ser!
Ahora la percibo en la figura de un niño de cuatro años, de un aspecto muy amable. También debe ser muy sabio, porque su aspecto es como él de un pequeño dios ideado de manera más pura que no tiene que ver con aquellos dioses imaginarios de los egipcios, griegos y romanos, sino que parece ser una imagen milagrosa del verdadero Dios de los judíos...
¡Sí!, ¡es una imagen de la verdadera Divinidad!
2 Ahora reconozco muy bien que no hay sino un solo Dios verdadero; pero sólo aquellos que tienen un corazón completamente puro verán su sagrado Semblante. Yo llegaré difícilmente a contemplarlo, a causa de mi corazón que ya desde siempre es lamentablemente impuro...
Pero tú, amigo Zinka, lo verás, porque en tu corazón no descubro casi nada de impuro, salvo la mancha y el hilo de ligadura con los que durante cierto tiempo, necesariamente, todavía estarás unido al mundo.
3 Ahora, todavía a bastante distancia, veo el final ancho de la avenida. Ya no se ve nada de los mares; en todas partes veo paisajes hermosos donde hay un jardín tras otro; y en todas partes hay casas y palacios preciosos. - ¡Todo indescriptiblemente maravilloso!
4 Mi amigo me dice que eso no es el Cielo, ni lejanamente, sino que es el Paraíso. Dice que hasta ahora ningún hombre mortal ha llegado a los Cielos, porque aún no se ha construido ningún puente que conduce hasta allí. Todas las almas buenas, las que desde el comienzo de la Creación han vivido en la Tierra, permanecen aquí junto con Adán, Noé, Abraham, Isaac y Jacob. Aquellas montañas altas limitan este país maravilloso.
El que llegue a escalar estas montañas verá el Cielo y ejércitos de ángeles de Dios; pero nadie podrá entrar en él antes de que se construya -para toda la eternidad- un puente firme y sólido sobre el gran abismo sin fondo.
5 Ahora andamos tan rápidos como el viento. El hombre de Luz en mi interior ya tiene el tamaño de un niño de ocho años, y tengo la impresión de que sus pensamientos cruzan todo mi ser como relámpagos. Siento bien su grandiosidad y profundidad incomprensibles, pero aún no percibo sus formas.
¡Debe haber algo de verdaderamente maravilloso en ellos! Cada relámpago de pensamiento me produce unas delicias indescriptibles... unas delicias desconocidas en toda la Tierra... Tampoco es posible que el mundo las pudiera sentir, porque toda la Tierra no es sino un juicio de Gracia de Dios... y a pesar de toda Gracia en él no deja de ser un juicio, y en el mejor juicio las delicias siempre están repartidas escasamente.
6 Ahora ya nos estamos acercando a las montañas altas y el paisaje se vuelve más y más hermoso. ¡Qué diversidad indescriptible de maravillas! Para describir todas estas maravillas, ¡mil generaciones no serían suficientes!
7 ¡Y mira, en las faldas de estas montañas habita un sinnúmero de seres humanos más hermosos! Pero parece que no se enteran de nosotros, ni de mí, ni de mi querido amigo, pues pasan evidentemente sin vernos, mientras todos los árboles siguen saludando a mi amigo visiblemente.
¡Qué pueblo de espíritus más extraño!
8 Mientras tanto ya hemos ascendido la cumbre de un monte muy alto. ¡Oh Dios, oh Dios, aquí estamos - y sobre todo yo como un verdadero burro estúpido!
A una gran distancia veo un horizonte más claro que el Sol. Tengo entendido que allí comienza el Cielo de Dios que desde allí se extiende continuamente hasta la infinitud.
9 Pero entre esto y aquello hay un abismo mayor que el espacio entre la Tierra y el Sol. ¿Y sobre este abismo va ser construido un puente? - Bueno, ¡para Dios todo eso es posible!
10 Ahora el hombre de Luz en mi interior se ha vuelto tan grande como yo mismo y, qué cosa más extraña, me entra el sueño y el amigo me invita a descansar sobre el césped, y eso es lo que voy a hacer».

54 - La relación entre cuerpo, alma y espíritu

1 Dije Yo: «Ved, ahora va a pasar al tercer estado. ¡Prestad mucha atención a sus palabras!».
2 En seguida Cirenio me preguntó: «Señor, si Zorel ahora se duerme en el césped invisible para nosotros, ¿qué tiene esto por objeto? ¿Es esto obligatorio? ¿No podría Zorel pasar al tercer estado sin dormirse?».
3 «Si su alma fuese pura, si, podría pasar sin entrar en cierto sueño; pero dado que su alma por medio de ciertos vínculos todavía está en conexión con su cuerpo, antes del cambio del estado debe producirse un aturdimiento durante el cual el alma puede pasar al otro estado sin enterarse de ello.
Lo que el alma de Zorel acaba de ver y decir en el segundo estado lo hizo en un estado más bien aparente. Sólo en el tercer estado su alma entrará en verdadera clarividencia, en el que todo lo que dirá será entera realidad».
4 «Pero, ¿qué es propiamente dicho el sueño y cómo se produce?», preguntó Cirenio.
5 «¡Menuda curiosidad!», observé Yo. «Pero bien, como de todas formas quieres saberlo, tendré que explicártelo. ¡Escúchame pues!:
6 Si llevas una túnica y a la manera griega unos pantalones que cubren las piernas, esta ropa sigue a los movimientos de tu cuerpo y de tus piernas, es decir, la túnica y el pantalón deben someterse a tu voluntad como los miembros de tu cuerpo se someten a la voluntad de tu alma.
En caso de que en el verano quieras tomar un baño, te quitas la ropa porque no la necesitas. Mientras estés en el agua bañándote, la túnica y los pantalones están en un estado de reposo consecuente, porque de por sí no hacen movimientos. Al salir del agua y al volver a vestirte, la túnica y los pantalones vuelven a hacer los movimientos anteriores y, en cierto modo, van a vivir contigo.
Para tomar el baño, ¿por qué, en realidad, te quitaste tus vestidos? ¡Porque estos en el agua te habrían molestado! Como en el baño te has fortalecido, los mismos vestidos que antes te resultaban molestos, después te habrán parecido muy ligeros y cómodos.
7 Cuando a causa de las penas y molestias del día tu alma se cansó y se debilitó, se despierta en ella la necesidad de un reposo confortante y fortificante. Entonces el alma cansada se quita su envoltura de carne y entra en un baño fortificante de agua espiritual en que se baña, purifica y fortifica. Una vez fortificada, vuelve a entrar en su envoltura carnal y, con gran facilidad, mueve los miembros pesados de esta envoltura.
8 Se supone que por el relato del Zorel te has enterado vivamente de que en su alma -desde el corazón de esta- ya ha empezado a brotar un hombre interior de Luz... un hombre que para su alma es casi lo mismo como el alma para su cuerpo material.
Pues bien, este hombre de Luz en esta alma -su envoltura articulada- nunca antes había recibido el menor fortalecimiento; de modo que moraba en el corazón del alma como el huevo en el seno de la mujer no fecundado, es decir, sin ser animado, excitado ni despertado por un varón.
Tras este tratamiento particular por mi Palabra y por la de Zinka el verdadero germen primario de la Vida ha sido animado, excitado y despertado momentáneamente, con lo que este empezó a crecer tanto hasta que llenó toda su alma -o sea su envoltura articulada- con su ser puramente espiritual.
9 El alma, aunque por el momento esté muy purificada, contiene todavía ciertas partes materiales que para el espíritu puro resultan demasiado incómodas, pues, nunca antes había sido educada para llevar tal yugo. Este hombre espiritual -despertado de una manera espiritual más bien artificial y obligado a crecer rápidamente- está todavía demasiado débil para llevar un alma tan pesada, con lo que anhela reposo y fortalecimiento.
Este sueño aparente del alma sobre el césped de la montaña consiste en quitarle al espíritu las partes más materiales de su alma y sólo guardar del alma lo que le resulta afín. Todo lo demás, mientras tanto, debe reposar igual que el cuerpo descansa sin moverse cuando el alma se fortifica, o como tu túnica reposa cuando permites a tu cuerpo reconfortarse con un baño.
10 Pero también durante tal reposo de las partes exteriores más groseras y menos nobles -realizado para fortalecer la esfera humana más noble- sigue habiendo una conexión entre ambos:
Si viniera alguien cuando estás tomando un baño refrescante y se pusiera a romper tu ropa, pronto tu amor natural para con tu vestido reaccionaría con ímpetu. Una conexión todavía más intensa existe entre el cuerpo y el alma: a aquel que antes del tiempo debido quisiera quitarle su envoltura carnal, le aplicaría una buena lección.
11 La unión entre el alma y el espíritu es muy intensa, porque el alma misma -sobre todo un alma completamente pura- es un elemento primario completamente espiritual. El espíritu reaccionaría violentamente si se le quisiera arrancar su cuerpo y su vestido, porque en este caso enseguida se incendiaría de tal manera que destruiría todo lo que se le acercase.
12 Pero hasta que el espíritu pueda vestirse con todo lo que en el alma es afín a él, y hasta que de esta manera pueda formar un propio “yo” perfecto con el alma, antes esta tiene que desprenderse completamente de todo lo material. El espíritu reconoce perfectamente lo material del alma al observar con qué esta está vestida.
Ya oíste que Zorel habló de una toga sucia la que el mismo limpió en el lago donde la estregó, frotó, y escurrió, y de la que luego se sirvió como vestido todavía húmedo.
Ve, precisamente este vestido es la parte exterior material del alma que debe ser quitada y expuesta al descanso, antes de que el hombre interior espiritual y divino pueda extenderse completamente sobre su alma ya muy afín a él, y con ella formar un solo ser.
13 El proceso de pasar al otro estado siempre requiere un poco de tiempo, porque todo lo que pertenece al ámbito de la vida libre debe entrar en una unión espiritual completa con el nuevo ser más noble, antes de que este nuevo hombre celestial pueda manifestarse sintiendo, pensando, viendo, oyendo, oliendo, saboreando, y actuando por sí mismo de manera totalmente autónoma.
Tal traslado espiritual indispensable se realiza en esta especie de sueño particular. Una vez que este traslado se haya realizado, el nuevo hombre estará listo y para su existencia puramente espiritual ya no precisa de más transformaciones.
14 En tal estado el hombre está completamente perfeccionado; de modo que en lo que se refiere a su ser, ya no existe perfección mayor. Sólo en el reconocimiento del Amor y de la Sabiduría más puros de los Cielos y en su propio perfeccionamiento continuo dentro de estos, es de esperar un eterno aumento, y tras este también la obtención de una bienaventuranza cada vez más elevada - como consecuencia de su amor, su sabiduría y su poder cada vez más elevados.
15 En seguida actuará nuestro Zorel en calidad de hombre espiritual perfeccionado y, todavía por medio de su boca carnal, nos informará sobre el perfeccionamiento concluido de su existencia humana sumamente perfeccionada. - ¡Prestad atención, pronto volverá a hablar!».

55 - La mirada de Zorel sobre la Creación

1 Después de dar estas explicaciones a Cirenio, Zorel, el que durante todo el tiempo había quedado como muerto, empezó a moverse y obtuvo el aspecto de un transfigurado, de manera que al mirarle, incluso a los soldados romanos presentes les infundía profundo respeto; y uno de ellos dijo: «Este hombre parece un dios durmiente».
2 También Cirenio constató: «De cierto, ¡esta figura humana irradia una nobleza indescriptible!».
3 Finalmente Zorel abrió la boca y dijo: «¡De modo que así se encuentra ante Dios uno que solamente ahora -en su entidad perfecta- le reconoce, ama y adora...!».
Luego hubo un rato de silencio.
4 Después Zorel continuó: «Ahora todo mi ser es luz... no veo sombra alguna, ni en mi interior, ni fuera de mí... pues, todo lo que me rodea es luz... ¡pero dentro de esta luz fundamental veo todavía una Luz santísima que brilla como un Sol poderoso, y en este Sol está el Señor!
5 Antes pensaba que mi amigo y guía sólo era un alma humana como nosotros - pero eso ocurría porque en mi condición anterior había todavía mucho engaño en mi interior.
¡Sólo ahora reconozco al guía! Ya no está conmigo, sino que ahora le veo en aquel Sol... Veo al que es santo, santísimo... Legiones sin fin de espíritus luminosos más perfectos flotan alrededor de este Sol en todas direcciones, en distintas formaciones. ¡Qué majestad infinita hay en todo esto! Oh hombres, ¡mirar a Dios y amarle sobre todo son las delicias más hermosas y la bienaventuranza más sublime!
6 Ahora no veo solamente los Cielos sino que mi mirada penetra también en las profundidades de las creaciones del gran y único Dios todopoderoso.
Veo nuestra pobre Tierra completa, veo todas las islas y todos los continentes. Veo el fondo del mar y veo la abundancia de organismos y seres en el agua, desde la especie más ínfima hasta la mayor... ¡Qué diversidad infinita hay entre ellas!
7 También veo cómo los más diversos espíritus diligentes producen las hierbas y que la Voluntad del Todopoderoso los incita a una gran actividad. Veo el destino de cada uno de estos pequeños espíritus incontables y veo que sus tareas están claramente definidas. Así como las abejas trabajan para construir sus panales, así también los pequeños espíritus trabajan en los árboles y arbustos, y en las hierbas y plantas.
Todo esto lo hacen cuando están penetrados de la Voluntad de Aquel que era mi amigo y guía en el sendero de prueba estrecho y espinoso de mi vida hasta aquí, y que ahora habita en aquel Sol nunca accesible que constituye su Luz primaria santísima, y de donde envía su Voluntad hacia todas las infinidades.
8 Sí, ¡únicamente Él es el Señor, y nadie le asemeja! Todo lo grande y lo pequeño debe obedecer a su Voluntad. En toda la infinitud no existe nada que pudiera oponerle resistencia a Él. Su Poder sobrepasa todo, y su Sabiduría no es nunca escudriñable. Todo lo que existe viene de Él y no hay nada en los espacios infinitos de sus Creaciones que no haya surgido de Él.
9 Veo como de Él emanan fuerzas que -parecido a los rayos del Sol saliente que por la mañana se dirigen en todas direcciones- se extienden con una velocidad más rápida que la de un relámpago; y donde un rayo alcanza algo, allí las cosas empiezan a moverse y a vivir, y pronto surgen y aparecen formas y figuras nuevas.
Pero la forma humana es la última y definitiva de todas las formas, y su figura es una verdadera figura celestial, porque todo el Cielo cuyos límites son conocidos únicamente a Dios, también es un hombre... y cada asociación de ángeles en sí también forma un hombre completamente perfecto...
10 Esto es un gran misterio de Dios, y aquel que no se encuentre en el punto en el que ahora me encuentro yo, de ninguna manera podrá concebirlo; porque sólo el espíritu más puro de Dios en el hombre puede concebir, comprender y contemplar lo que es del espíritu -ya dentro o fuera de él- y cómo se mantiene, cómo se origina, y por qué y para qué fin. No hay nada en toda la infinitud que no exista para el hombre... todo está destinado para sus necesidades, y eso para siempre».

56 - El ser del hombre y su destino en la Creación

1 Zorel continuó: «Dios mismo es el eterno Hombre primario, supremo y más perfecto de por sí; y la Naturaleza de este Hombre es un Fuego cuya sensación es el Amor... es una Luz cuya sensación es el Entendimiento y la Sabiduría... y da un Calor cuya sensación es la Vida misma en toda la esfera de consciencia de sí misma.
Cuando el fuego se vuelve más intenso, también la luz se vuelve más intensa, y también el calor que crea todas las cosas se vuelve más poderoso... Finalmente, la luz llega muy lejos... Y el rayo mismo es luz que contiene el calor que crea exteriormente en las lejanías como también interiormente...
Lo creado absorbe cada vez más Luz y Calor, con lo que luego ilumina y calienta más y más las lejanías y, donde llegue, de nuevo crea... De esta manera todo se reproduce eternamente a partir del Fuego, de la Luz y del Calor primarios, y llena cada vez más, y más lejos, el espacio infinito de la Creación.
2 De modo que todo toma su origen en el Ser primario del Dios único y evoluciona hasta que se vuelva semejante al Ente del Hombre primario - una semejanza en la que existe en la forma humana en una libertad total que se origina en Dios... una existencia como la de un dios individual en su relación indispensablemente entrañable con el Dios primario - por ser lo mismo que Dios mismo...
3 Donde haya luz, fuego y calor, allí o acaba de perfeccionarse el hombre o empieza a evolucionarse, en cuyo caso miles de millones de partículas de luz, de fuego y de calor se juntan transformándose en crisálidas minúsculas y producen formas. Estas formas individuales, a su vez, se agarran de nuevo y se transforman en crisálidas ya algo más grandes con formas que poco a poco ya presentan más características humanas, dado que estas formas evolucionan en seres.
Tal ser ya produce más fuego, más luz y más calor; con lo que surge la necesidad de entrar en una forma superior ya más perfecta.
Pronto las muchas diversas formas cada vez más perfectas rompen sus envolturas, se juntan de nuevo con otras y, ya con sustancias de una propia voluntad, se incuban de nuevo en una forma aún más sublime y perfecta - un proceso que continúa hasta llegar al hombre perfecto.
Luego el hombre mismo se desarrolla hasta que haya llegado al estado en el que yo ahora me encuentro, con lo que se vuelve perfectamente semejante al Fuego, a la Luz y al Calor originales - lo que todo es Dios en su Luz primaria íntima con todo su Fuego y todo su Calor... lo que es Dios de eternidad en eternidad, al que ahora estoy mirando fijamente...
4 Por eso el hombre, originalmente, es un hombre surgido de Dios, y sólo después se vuelve un hombre por su propio esfuerzo. Mientras se trate del hombre surgido de Dios, se parece a un embrión en el seno maternal; y sólo cuando de por sí mismo se vuelve un hombre dentro del Orden de Dios, entonces será un hombre perfecto, porque sólo así puede alcanzar la verdadera semejanza con Dios. Una vez que la haya alcanzado, continuará eternamente como un dios, creando mundos extensos, seres y hombres.
¡Qué cosa más extraña que ahora todos mis pensamientos, sentimientos y deseos toman forma, y mi voluntad parece ser la envoltura de lo que he pensado y de lo que he sentido! Ved, el proceso de la Creación prosigue continuamente...
5 La sensación en calidad de calor -con lo que también de amor- precisa de la sustancia real: cuanto más poderosa se vuelve la sensación, o sea, cuantas más llamas y calor produce en sí misma, tanto más poderosa resulta también la luz de las llamas.
6 En la luz las necesidades del amor se manifiestan en formas, pero estas, nada más nacer vuelven a desaparecer, como en el caso de un hombre con mucha fantasía que, cuando tiene los ojos cerrados, ve imágenes fugitivas... pero pronto se presentan otras imágenes mayores que, poco a poco, toman formas más duraderas y mejor definidas.
Sólo cuando se trata de hombres perfectos -como ahora en mi caso, aunque sea sólo por una duración muy corta- el pensamiento guarda su forma porque le agarra la voluntad; pues, nada más aparecer, el pensamiento queda cubierto con una envoltura que le mantiene en la misma forma en que se presentó - una envoltura a la que ya no puede modificar...
Como esta envoltura al principio es etéreamente delicada y por eso también transparente, por parte del creador del pensamiento capturado por la voluntad también entran cada vez más luz y calor en él. Esto aumenta la luz y el calor propios del pensamiento capturado -tratándose de los dos elementos espirituales de los cuales se originó- con lo que pronto empieza a desarrollarse más y más. Y conforme a la disposición de la Luz de la Sabiduría y de la Comprensión absolutamente perfecta -en la que la construcción más compleja resulta más transparente y clara que el día más claro- el pensamiento capturado es provisto de todos los componentes, órganos y articulaciones necesarios y convenientes.
Una vez que el pensamiento está provisto de esta organización, ya hay una vida propia en él - una vida que empieza a volverse consciente de sí misma y a arreglarse.
7 Es imaginable que un hombre perfecto en un abrir y cerrar de ojos debe ser capaz de pensar y combinar una plenitud enorme de pensamientos e ideas diversos, ya concebidos con su propio organismo. Si quiere envolverlos con su voluntad continuarán existiendo; entonces se desarrollarán hasta que en la máxima perfección de su naturaleza finalmente se asemejen al Creador mismo.
Los pensamientos y las ideas continuarán reproduciendo y creando sus iguales por iniciativa propia, multiplicándose infinitamente de la misma manera como ellos mismos obtuvieron su existencia - de lo que el mundo material presenta ejemplos más que palpables.
8 La propia reproducción de la especie se encuentra en las plantas, en los animales y en los hombres -en lo que se refiere a su cuerpo físico- y, además, en los cuerpos celestes que también se multiplican.
No obstante, la multiplicación es limitada. Por ejemplo, a una semilla específica le está permitida la reproducción de una cantidad limitada de semillas idénticas, conforme a su especie - una cantidad que nunca podrá sobrepasar. Tratándose de animales, el caso es parecido; pues, cuanto más grande es el animal, tanto más limitada es su reproducción.
En el reino espiritual de los hombres perfectos el proceso de sentir y de pensar continúa eternamente - como en el caso de Dios mismo. Pero como de la manera antes explicada todo pensamiento y toda idea pueden ser consolidados por la voluntad de su espíritu creador, y finalmente pueden volverse incluso independientes, se comprende que la multiplicación eterna de los seres nunca puede tener fin.
9 Zinka, tú te preguntas ahora en tu ánimo dónde todos estos seres, los que nacen en número infinito, hallarán espacio suficiente si la Creación continuamente va a aumentar en estas proporciones extraordinarias. Oh amigo, ¡ten en cuenta que el espacio físico mismo es infinito! Y aunque continuamente en cada momento creases un millón de Soles, estos se dispersarían y se perderían tan rápidamente en el espacio infinito, como si nunca hubiese sido creado ni uno solo.
Nadie más que Dios mismo concibe el espacio eterno de la infinitud. Incluso los mayores ángeles más perfectos no pueden formarse una idea de las profundidades eternas del espacio, pero sí, se estremecen ante sus profundidades infinitas...
10 Oh amigo, ¡ahora, con los ojos de mi alma, veo la totalidad de la Creación material!
Entre todas las estrellas innumerables que ves hay puntos de luz tenue de los cuales cada uno parece ser una estrella, pero en realidad se trata de campos solares inimaginablemente grandes, formados por mil millones de veces mil millones de Soles y todavía más planetas...
Y ahora te digo que esta Tierra, su Luna, el gran Sol y todas estas estrellas innumerables que ves, en relación con la totalidad actual de la Creación no son ni lejanamente lo que es un pequeño átomo en relación con todo el espacio estelar visible...
Además, puedo decirte que entre las muchas estrellas que te resultan visibles hay unas cuantas cuyo diámetro es todavía muchas miles de veces más grande que la distancia entre la estrella más lejana a la que casi ya no ves y su punto opuesto en dirección contraria - una distancia tan lejana que, para recorrerla con la velocidad de un relámpago3, harían falta más de mil millones de veces mil millones de años terrestres.
11 Como ves, algunos cuerpos celestes tienen un tamaño enigmático y aun así, a causa de su enorme distancia de aquí, a tus ojos parecen sólo como puntos que apenas emiten luz. No obstante, comparados con la totalidad del universo de la Creación, estos cuerpos celestes resultan insignificantes como un átomo llevado por los rayos del Sol.
Te digo que puedes crear mil millones de Soles con todos sus planetas, lunas y cometas, y puedes distribuirlos en este cúmulo cósmico globular4, y no vas a notar una reducción de su espacio, parecido a una gota de agua que no aumenta el mar. Y mil millones de veces mil millones de cúmulos cósmicos globulares en todo el universo de la Creación actual quedarían igual de desapercibidos que mil millones de gotas de lluvia en el mar.
12 ¡Fíjate en toda la Tierra! ¡Cuántos miles de ríos desembocan en el mar, y este no aumenta en absoluto! Ahora, imagínate continuamente tantas creaciones como quieras, y estas siempre se perderán en el espacio infinito como las incontables gotas de agua que continuamente caen en el mar donde se pierden...
Por eso, no te inquietes, ni pierdas el ánimo a causa de demasiadas creaciones, porque en la infinitud hay eternamente espacio suficiente para lo infinito, y Dios tiene Poder suficiente como para mantener todo eternamente y para conducirlo a su destinación principal y final».

57 - Zorel observa los proceses de la evolución en la naturaleza

1 Zorel continuó: «Y ahora, Zinka, voy a decirte aún más: Todo lo que en la Tierra a partir de tu juventud has pensado, hablado y hecho, más todo lo que como alma en tu existencia precedente a esta vida terrestre has pensado, hablado y hecho, todo esto está inscrito en el “Libro de la Vida”...
Un ejemplar de este libro lo llevas en la cabeza de tu alma, y otro muy grande se encuentra siempre abierto delante de Dios.
Cuando hayas alcanzado la perfección -tal como yo ahora soy perfecto ante Dios- volverás a encontrar todos tus pensamientos, palabras y hechos, fielmente anotados. Todo lo que era bueno te causará una gran alegría. Lo que no era conforme al buen orden, por supuesto, no te causará alegría alguna, pero como hombre perfecto tampoco te causará tristeza. Porque de todo ello reconocerás la gran Misericordia de Dios y serás consciente de lo sabiamente que Él nos guía.
Esto confortará tu amor puro a Dios y tu paciencia para con todos aquellos pobres hermanos todavía imperfectos que Dios el Señor te confiará para que los guíes ya sea en este mundo o en el otro.
2 De estos pensamientos, pláticas y hechos tuyos allí manifiestos, aún nacerán nuevas creaciones en nuevas épocas, en las que normalmente primero se forman cuerpos mundiales de los más diversos tamaños.
Estos serán expuestos al fuego de los Soles para que allí obtengan cierta madurez. Una vez que esta se alcance, serán lanzados con gran fuerza al espacio de la Creación, donde su formación subsiguiente poco a poco se confiará a su propio criterio.
Entonces, en tal mundo recién nacido, poco a poco los muchos millones de pensamientos e ideas individuales evolucionan más y más por medio del fuego y la luz productores de vida que les están inherentes - como unas semillas depositadas en un suelo fértil. Así sirven al nuevo mundo como base para la formación posterior de toda clase de minerales, plantas y animales, de cuyas almas con el tiempo se formarán almas humanas.
3 De vez en cuando puedes ver tales mundos nuevos en forma de estrellas nebulosas y de cometas que siguen su trayectoria por el espacio del cielo. Su origen primario son los pensamientos, las ideas y las acciones inscritos en el Libro de Dios...
4 De ahí ves que incluso el pensamiento más suave pensado por un hombre -o en esta Tierra o en otra- no podrá perderse eternamente nunca; y los espíritus de cuyos pensamientos, palabras, ideas y hechos se forme tal mundo nuevo consolidado por la Voluntad de Dios, en su estado de absoluta perfección en seguida reconocen que tal mundo es una obra suya - de sus propios pensamientos, ideas, palabras y hechos.
En su suma bienaventuranza se preocupan con mucho gusto de su conducción, dirección y formación, y de la apropiada organización interior del astro mismo como también de su plena animación y, finalmente, de todas las cosas y de los seres que tendrán que subsistir en él.
5 Ahora observas la Tierra y no ves sino una materia aparentemente muerta. Verdad es que también yo veo las formas aparentemente muertas de la materia; pero veo aún mucho más en ella - lo que con tus ojos físicos nunca podrás ver...
Pues, veo las cosas y los seres espirituales presos en ella5, y veo y siento los esfuerzos continuos que hacen para intensificar su formación interior y para desarrollar mejor sus formas adecuadas. También veo innumerables espíritus de diversos tamaños que continuamente están en actividad como los granos de un reloj de arena romano. Ni hablar de descanso... pues mediante esa actividad incesante se realiza la evolución más apropiada de toda clase de vida natural.
6 Te digo que en cada gota de rocío que tiembla en la punta de una hierba veo -como si se tratara de un mar- un sinnúmero de seres que corretea en él en todas direcciones...
El agua de la gota no es más que una envoltura general de un pensamiento de Dios. Pero los espíritus minúsculos presos en el agua se sirven de ella para formar su envoltura específica, con lo que en seguida tienen existencia en alguna forma ya más definida, ya bastante diferente de aquella envoltura general.
Pero al mismo tiempo la gota como tal va desapareciendo, y las nuevas formas que se habían desarrollado en ella -organismos ínfimos ya con vida propia- empiezan a hormiguear por las plantas o las cosas en las que la gota se había formado.
Pero pronto cientos de miles de estos organismos ínfimos, juntándose, se combinan en una sola forma nueva y distinta. Una nueva piel se forma alrededor de la nueva forma y, por la influencia de la luz y del calor, los muchos pequeños organismos en ella son transformados en un organismo adecuado para la nueva forma ya bastante más grande.
El nuevo ser entra en una nueva actividad, preparándose para pasar otra vez a una forma aún más desarrollada, en la que de nuevo vuelve a empezar a ser activo para el paso a una forma todavía más sublime y perfeccionada.
De este modo la actividad manifiesta de cada ser que ya ha adoptado una forma definida es una preparación adecuada para adquirir una forma superior y más perfecta para la consolidación de la vida anímica y -finalmente ya en forma humana- para la consolidación de la vida puramente espiritual.
7 Lo que te digo no es imaginación, sino es la Verdad eterna y la más pura.
Todavía podría comunicarte mucho sobre el Orden divino - tal como ahora lo veo y reconozco claramente. Pero me doy cuenta que el lapso de mi perfección está a punto de terminar. Por eso quisiera todavía pedirte que cuando vuelva a ser un hombre muy estúpido y a veces ofensivo, que tengas paciencia conmigo y que, dentro del Orden divino que ahora te es conocido, me guíes por el camino correcto...
Al despertarme en este mundo vas a asombrarte de encontrarme tan estúpido e ignorante como antes, y que de todo lo que ahora ha ocurrido conmigo no sé absolutamente nada; pero aun así, todo me redundará en beneficio...
8 Ahora mi espíritu madurado a la fuerza se cansa de este estado totalmente extraño para él, por lo que durante cierto tiempo quedará como dormido. Pero tras este descanso todavía necesario se despertará fortalecido, y sentirá la necesidad urgente de una verdadera perfección de la vida cuya delicia bienaventurada acaba de experimentar...
Luego él mismo contribuirá mucho para una rápida perfección de su alma, para que esta madure lo antes posible en toda Verdad y en la facultad justa de entregarse y rellenar completamente al espíritu que la penetra.
9 Ahora volveré a dormir durante media hora y, transcurrido este tiempo, debes despertarme, imponiéndome las manos en el sentido inverso. En cuanto me despierte, ¡no me permitas partir antes de haber reconocido completamente al Hombre de los hombres que está sentado en esta mesa! Porque Él es Aquel al que todavía veo en el Sol del gran mundo eterno de los espíritus...
10 ¡Te agradezco que me hayas impuesto tus manos!».

58 - ¡No juzguéis!

1 Después de haber pronunciado estas palabras, Zorel volvió a dormir tranquilamente, y Zinka exclamó: «¡Bueno!, ¡lo que este hombre acaba de revelarnos! ¡Si todo esto es verdad, entonces hemos recibido conocimientos con los que seguramente ni un solo profeta había soñado! ¡Estoy completamente desconcertado ante la sabiduría tan profunda de este hombre! ¡Creo que ningún ángel puede poseer una sabiduría más profunda que esta!».
2 También Cirenio estaba impresionado y dijo: «Sí, Señor, hay que ayudar a este hombre que nos ha revelado tantas cosas tan maravillosas de tu Orden divino que hasta ahora nunca fueron reveladas...
Las revelaciones de Matael eran grandes y me incitaban mucho a reflexionar; ¡pero todo lo que este Zorel acaba de revelarnos es extraordinario! Es difícil de pensar y de creer que una sabiduría tan profunda pueda ser expresada en palabras humanas y aun así resultar tan comprensible...
Para ser conciso: ¡Estoy completamente fuera de mí a causa de este Zorel! Si todo eso también lo pudiese decir en estado despierto en su carne, le colocaría en un trono del que tendría que predicar a los hombres la Verdad sublime para que todos alcancen con mayor seguridad el destino verdadero y perfecto de su existencia».
3 «¡Muy bien, amigo Cirenio!», le respondí. «Pero de momento poco importa lo que ha profetizado en su tercer estado -a pesar de que todo es la pura verdad- sino lo que importa es que en adelante no condenéis a nadie por tener un alma enferma... Pues ahora todos habéis entendido y experimentado que también en un alma por enferma que esté, mora un germen de vida completamente sano; y si el alma tras vuestros esfuerzos fraternales se cura, entonces habréis obtenido un logro que ningún mundo jamás podrá pagar.
¡La dicha que podría ocasionar un hombre así de perfeccionado! ¿Quién podría estimar su alcance? Vosotros, los hombres, no lo sabéis, ¡pero Yo sé por qué vale la pena hacer semejante esfuerzo!
4 Por esta razón os digo: ¡sed siempre misericordiosos, también con los grandes pecadores y criminales que infringen vuestras leyes o las divinas!, porque sólo un alma enferma es capaz de cometer pecados, pero nunca una que está sana, dado que el pecado siempre es una consecuencia de un alma enferma.
5 Entre vosotros, los hombres, ¿quién puede juzgar y castigar a un alma a causa de la violación de uno de mis Mandamientos, dado que todos estáis sometidos a la misma ley?
Una de mis leyes consiste precisamente en que no juzguéis a nadie... De modo que si juzgáis a vuestros prójimos por haber pecado contra mi ley, ¡entonces pecaréis en la misma medida contra la mía! Siendo vosotros mismos pecadores, ¿cómo vais a juzgar y condenar a otro pecador?
¿Acaso no sabéis que al condenar a vuestro hermano enfermo de alma a un castigo severo, al mismo tiempo habréis pronunciado una doble sentencia contra vosotros mismos - una sentencia que un día os será aplicada en el Más Allá, a no ser, según las circunstancias, todavía en este mundo?
6 Si alguien entre vosotros es un pecador, que renuncie a su cargo de juez; porque si juzga, impondrá sobre sí mismo el doble castigo del cual se liberará más difícilmente que aquel al que haya juzgado y condenado.
¿Acaso un ciego puede guiar a otro ciego y llevarle al camino correcto? O un sordo, ¿acaso puede él explicar a otro sordo el efecto de las armonías de la música, como las aplicó David con la mayor perfección? O, ¿puede un paralítico decir al otro: “¡Ven, pobre miserable, voy a llevarte a la posada!”? ¿No perderán ambos el equilibrio y caerán en la cuneta?
7 Por eso, recordad ante todo no juzgar a nadie, y cuidad de que los que en el porvenir serán vuestros discípulos también lo tomen a pecho. Porque al observar mi Doctrina, de hombres haréis ángeles, mientras que en el caso de inobservancia produciréis diablos y jueces en contra de vosotros mismos.
8 Verdad es que no hay nadie en este mundo que sea completamente perfecto; pero que el más perfecto en la comprensión y en el corazón sea el guía y médico de sus hermanos y hermanas enfermos. Y aquel que es fuerte que cargue con aquel que es débil, de lo contrario él terminará igual que el débil, con lo que ambos ya no avanzarán.
9 Para que todos vosotros lo podáis entender en toda su profundidad, con este Zorel os he preparado un ejemplo palpable, del que podéis aprender perfectamente que vuestra manera de juzgar a un criminal es muy equivocada.
Vuestra manera de juzgar siempre seguirá siendo un atributo del mundo, y hay poca posibilidad que al dragón de la tiranía jamás se le podrá aplastar su cabeza dura como un diamante -por cuyo motivo esta Tierra es un mundo de prueba para mis futuros hijos- pero en vuestro entorno esto no debe quedar así... Por eso, entre vosotros, los Cielos están esparciendo buenos frutos provistos de semillas en abundancia.
10 Si ahora disfrutáis de los frutos de mi Celo, ¡no olvidéis de esparcir los granos que estos traen lo más abundantemente posible en los corazones de vuestros hermanos y hermanas, para que en estos germinen y produzcan un nuevo fruto abundante y sano!
Cómo de las semillas depositadas en el corazón se produce un nuevo fruto maravilloso, esto ya os lo ha demostrado Zorel, clara y detalladamente. ¡Actuad conforme a ello y vosotros mismos -como si fuera por vuestra propia cuenta- vais a producir vida, lo que os acarreará una Vida eterna en toda la perfección que ahora os está conocida!
Esto, tras el acto de la imposición de las manos, os será puesto de manifiesto para su observación y aplicación lo más completa posible.
11 Y ahora ha llegado el momento en que tú, Zinka, impongas las manos a Zorel en sentido inverso, para que se despierte. Una vez despierto, tú, Marco, le das vino mezclado con un poco de agua para que su cuerpo obtenga su fuerza anterior. Y cuando luego se ponga a hablar como antes, ¡no os enfadéis y menos aún le recordéis lo que ha hablado en su estado de éxtasis, porque esto podría causarle un perjuicio físico!
¡Y tampoco os riáis si viene con estupideces! En las conversaciones podéis guiarle paulatinamente hacia Mí, pero sin precipitación, porque de lo contrario se podría destruir mucho en él, y eso por mucho tiempo.
Ahora, Zinka, pon manos a la obra; Marco ya ha preparado el vino con el agua».

59 - La actitud materialista de Zorel

1 Acto seguido Zinka impuso sus manos en sentido inverso a Zorel que pronto abrió sus ojos. Cuando estuvo despierto del todo, di al viejo hostelero Marco la señal de que le diera el vino mezclado con agua porque la sed le molestaba mucho. Zorel vació el vaso bastante grande de un solo trago, pero aún pidió otro vaso porque todavía tenía sed.
Marco me preguntó si era conveniente dale otro vaso más, lo que le confirmé pero advirtiéndole que esta vez pusiera más agua que vino.
Tras beberse el segundo vaso, Zorel ya se sintió mejor. Fortificado de esta manera, miró alrededor de sí, examinando el escenario; y aunque el día ya declinaba, todavía se podía distinguir todo bastante bien.
2 Mirándome fijamente, después de un rato Zorel dijo: «Zinka, ¡aquel hombre de allí me parece muy conocido! Debo haberle visto en alguna parte... ¿Quién es y cómo se llama? Cuanto más le miro, tanto más vivamente estoy convencido de haberle visto antes. Zinka, como ahora me resultas tan simpático, ¡confíame, quién es este hombre!».
3 «Es el hijo de un carpintero de Nazaret, de ese pueblo situado cerca de Cafarnaúm - para no confundirlo con otro pueblo del mismo nombre que se encuentra detrás de la montaña, y que está habitado sobre todo por griegos más bien sucios.
Su característica es la de un Salvador extraordinariamente hábil en su arte. A quien Él ayuda, tiene realmente ayuda. Su nombre corresponde a su carácter, se llama Jesús, lo que significa Salvador de almas y al mismo tiempo de miembros del cuerpo enfermos. Tiene una fuerza muy grande en su Voluntad y en sus manos, y al mismo tiempo es bueno y sabio como un ángel.
Ahora ya sabes todo lo que me has preguntado. En caso de que tengas más preguntas, ¡hazlas! Porque si no, es posible que estos nobles señores emprendan otra cosa, con lo que ya no nos quedará tiempo para hablar más detalladamente sobre lo que quieras saber».
4 «Te agradezco por lo que me has comunicado», le respondió Zorel a media voz, «aunque aún no sepa a qué atenerme. Porque no me explico por qué este hombre me resulta tan conocido... Pues, tengo la sensación de como si alguna vez hubiese hecho un gran viaje con él... He viajado mucho por tierra y por mar, también en compañía; pero no recuerdo haberle visto ni hablado; pero a pesar de eso tengo la fuerte sensación de haber tenido que ver algo con él durante un viaje. ¡Explícamelo, por favor, cómo es esto posible!».
5 «¡De la manera más natural del mundo!», le respondió Zinka. «Alguna vez habrás tenido un sueño muy vivo del que te acuerdas ahora débilmente, lo que será la razón de este sentimiento».
6 «¡Puede ser que tengas razón! Con frecuencia sueño algo de lo que me acuerdo algunos días después, si algún acontecimiento similar me lo trae a la memoria. De lo contrario se me olvida todo, con lo que ya no recuerdo sueño alguno, aunque lo haya soñado muy vivamente. Bueno, esto será así, porque en realidad nunca he visto a este nazareno...
7 Pero ahora otra cosa, querido amigo... He venido aquí para recibir del noble gobernador la limosna en cuestión. ¿Piensas que habrá manera? En el caso que no se pueda esperar nada, quizás tú puedas interceder en favor de mí para que me permita regresar a mi cabaña.
De lo contrario, ¿qué pinto yo aquí? Los asuntos sabios de la teosofía y de la filosofía no me interesan en absoluto. Mi teosofía y filosofía son: Creo en lo que veo, es decir, creo en la naturaleza que desde la eternidad se regenera continuamente. Además creo que comer y beber son los dos factores más importantes para vivir, pero más allá de esto no creo tan fácilmente en otras cosas.
8 Consta que hay muchas cosas extrañas en el mundo, como diversas magias y otros artes y ciencias. Pero entre estos y yo hay la misma relación que entre el fuego y yo: mientras no me queme no soplo... No siento necesidad dentro de mí de saber y comprender más de lo que ahora sé y comprendo, y por eso sería muy estúpido de mi parte el quedarme más tiempo por aquí para recibir alguna lección de sapiencia difícilmente comprensible, aunque después podría vanagloriarme de ella ante algunos tontos.
9 En mí ves un hombre absolutamente natural que tiene aversión a todas las instituciones y leyes hechas por hombres que se toman por muy sabios, porque limitan la libertad innata del ser humano de una manera inaudita, y eso sólo para que algunos pocos puedan ser admirados como ricos y poderosos, por supuesto con la consecuencia fatal de que por ello frecuentemente millones puedan consumirse en la miseria más tremenda.
Si comprendiese más de lo que ahora comprendo, me enteraría aún más profundamente de estas injusticias, con lo que seguramente no me volvería más feliz. Pero dentro de mi estupidez me evito mucha pena porque no comprendo el motivo fundamental de todas las maldades y perversidades humanas.
10 Donde los hombres malvados presumiendo de ser muy sabios no pudieron inventar suficientes leyes agobiantes para la humanidad, allí colocaron genios perspicaces que -andando con caras extáticamente desfiguradas- introdujeron con astucia toda clase de leyes “por parte de los dioses” que, bajo la amenaza de severos castigos eternos más que absurdos, de nuevo atormentaron a la pobre humanidad... Sólo que a todos los que observaban estas leyes rigurosamente, les prometieron unas recompensas extraordinarias después de su muerte... ¡Menuda gracia, digo yo, dado que los muertos ya no precisan de nada...!
11 Sólo en lo que se refiere a los castigos, esos hombres no admitieron su prórroga hasta después de la muerte, con lo que se anticiparon a sus dioses imaginarios, prefiriendo castigar a los infractores de las leyes de los dioses ya aquí, para que en el Más Allá nadie se viera privado del castigo prometido.
De modo que sólo en lo que se refería a la recompensa, para esta dejaban esperar a los fieles hasta después de la muerte. Pues, en esta vida apreciable nunca hubo anticipo voluntario alguno para los fieles, a no ser que alguien realmente se hubiera comprometido incluso arriesgado su vida en favor de una de esas grandes personalidades...
Todo lo que existe en las asociaciones humanas está concebido con tal interés particular que cada pensador racional a la primera ve el fundamento sobre el que está construido: el elemento de lo legal divino y él de lo social humano.
12 Amigo, si un solo individuo quiere vivir como un señor de toda la magnificencia de la Tierra, absolutamente libre, entonces el resto de la humanidad -que no tiene ni fuerza ni voluntad- tendrá que llorar junto con el suelo que la lleva.
Por supuesto, a los que oprimen a la humanidad, los tiranos despiadados, les convendría en el Más Allá recibir la recompensa correspondiente, pero, ¿quién podría dársela? En pocas palabras: ¡Todo esto es ilusorio, pues, no es sino un juego de marionetas!
13 Aquel que consigue que los demás se vuelvan serviles, hace bien, porque un hombre estúpido no vale más que un perro estúpido...
¡Que el hombre más fuerte y más listo mate al estúpido a golpes y tome posesión entera de sus bienes y, en vida o muerte, trate de protegerlos de intervenciones ajenas! Si lo consigue, pronto será un gran señor... En caso contrario, bien merecido lo tiene porque ha emprendido algo de lo que como hombre sabio hace mucho tiempo habría debido sospechar que no lo lograría.
Para ser conciso: para los estúpidos no hay nada mejor que su aniquilación; porque cuando ya no existen, para ellos todas las leyes, todas las persecuciones y todas las puniciones inhumanas dejan de existir eternamente. Más vale la no-existencia en vez de vivir en la miseria; diez mil años de la mayor felicidad no recompensan una sola hora de verdadera miseria.
14 He aquí, querido amigo Zinka, mi convicción inofensiva, contra la que en este mundo difícilmente se podrá poner reparos. Se trata de la verdad que nadie quiere oír; todos se complacen en una existencia de fantasías engañosas, imaginándose que son muy dichosos.
¡Adelante, pues!, ¡qué cada uno hurgue en el reino de la mentira y busque la consolación en la imaginación fantástica - sobre todo cuando la miseria ya empieza a aplastar su nuca con un pie de hierro!
15 Vosotros, los miserables, ¡adormeceos todos con el opio de la mentira y, mientras viváis, dormid bajo la influencia dulce de la locura... y si con esto sois felices, ya vais bien servidos...
Yo, sin embargo, estoy servido muy mal, porque debajo de las alas amparadoras del águila de la verdad me siento muy infeliz, dado que desde las alturas cada vez de nuevo tengo que ser consciente de una caída mortal que me espera a mí y a los demás que se encuentren en condiciones parecidas a las mías...
En cuanto se rompa el lazo flojo con el que mi necedad me ha atado al ala poderosa del águila, ¿quién me recogerá en la caída?
16 Hombres, ¡permitidme que consuma mi robo con toda tranquilidad, porque con esto no os perjudicaré! ¡Dadme tan sólo de vuestra gran abundancia lo que necesito para adquirir de nuevo lo que me quitó la coincidencia trágica y no encontraréis en mí un mendigo desagradecido!
En caso de que según la costumbre no queráis darme nada, ¡permitidme por lo menos que pueda regresar para que -por supuesto por vía ilegal porque soy un pobre diablo- pueda recoger las piezas de madera que necesite para volver a construirme una cabaña provisional suficiente para mí, por lo menos tan buena como la que se construye un castor.
Supongo que una u otra cosa me la vais a otorgar; pues, estoy convencido de que no me haréis aún más miserable de lo que ahora soy. ¡De lo contrario preferiría que me mataseis ahora mismo, porque no quiero ser más miserable de lo que ya soy! Y si no me matáis vosotros, ¡ya sabré lo que debo hacer - pues, matarme yo mismo!».
17 «¡Eso que no se te ocurra!», le dijo Zinka. «Ni tampoco se te dará motivos para cometer un acto así de atroz; pues, por habernos dado cuenta de tus conocimientos y experiencias, mientras dormiste, Cirenio ya se ha preocupado de ti. Pero eso sólo será cuando hayas reconocido que todo lo que ahora tomas por verdad, en realidad es absolutamente erróneo...
Pero, ¡por eso no te preocupes, acepta una mejor doctrina, y luego serás verdaderamente feliz!».

Fuente:
Gran Evangelio de Juan,
 Tomo 4, capítulos del 34 al 59, 
recibido por Jakob Lorber. 
(gej04.34-59)
 

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