¡La felicidad del mundo es la muerte del alma!

«Quien quiera salvar su alma de entre los hombres del mundo, debe infligirse un gran esfuerzo y comenzar a negarse en todo lo mundano en la medida de lo posible. Si lo hace con gran diligencia y fervor, se salvará y entrará en la vida; pero si no lo hace, no podrá ser ayudado por ningún otro medio, excepto por grandes sufrimientos causados por el mundo, para que aprenda a despreciar al mundo y sus vanidades, se vuelva hacia Dios y así comience a buscar Su Espíritu en su interior, unificándose cada vez más con Él. Te lo digo: ¡La felicidad del mundo es la muerte del alma!»

Jesús de Nazaret
GEJ 2.132.13

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