Acla8: “Y Él, Jesús, cuando empezó tenía unos treinta años y era, como se consideraba, un hijo de José” (Lucas 3:23)

Inicio del Ministerio de Jesús Jesús comenzó su ministerio alrededor de los treinta años, siendo percibido como el hijo de José, el carpintero, lo cual subraya su identidad humana.

Identidad Divina y Humana Aunque Jesús es el Señor eterno, se hizo hombre y, como tal, experimentó el tiempo y asumió un papel humano en su ministerio, sin manifestar directamente su divinidad.

Sabiduría de Jesús La gente en su entorno dudaba de cómo alguien sin educación formal, visto como un carpintero común, podía hablar con tanta sabiduría y autoridad.

Despertar del Espíritu Divino La capacidad de Jesús para enseñar provenía de su profundo amor y devoción a Dios y a los demás, lo que le permitió despertar la divinidad en sí mismo a través de sus acciones y dedicación espiritual.

Llamado a la Acción Espiritual El texto concluye instando a no solo leer o escuchar, sino a vivir activamente las enseñanzas divinas, de modo que el espíritu se despierte y encuentre sabiduría y comprensión vivas en sí mismo.

Capítulo 8. “Y Él, Jesús, cuando empezó tenía unos treinta años y era, como se consideraba, un hijo de José” (Lucas 3:23)

(3 de enero de 1844 por la tarde)

1. También aquí otra vez podéis citar libremente un Texto elegido por vosotros y ya veremos si en él hay una Luz para nuestro asunto.

2. “Y Él, Jesús, cuando empezó tenía unos treinta años y era, como se consideraba, un hijo de José”

3. Aquí el Texto está dado, ¡y hay una Luz en él que está irradiando con mucha intensidad! De veras, con este Texto incluso vosotros mismos en seguida deberíais reconocer al fondo lo que aquí sirve para nuestro asunto. Pero vamos a ver si después de una pequeña introducción vosotros mismos veréis la Luz.

4. Él tenía unos treinta años cuando Él asumió la enseñanza de Su Doctrina, y Le tomaron por el hijo biológico de José, el carpintero.

5. ¿Pero Quién es este, “Él"? — Este “Él” es el Señor Mismo desde toda la eternidad, y continuará eternamente siendo “el Señor Mismo”

6. ¿Pero cómo podía tener una edad de treinta años, Aquel que era eterno? ¡Ahí el Eterno se creó como Hombre por primera y última vez. y como Ser Humano también el tiempo corría para Sí Mismo, pues el tiempo también es parte de Él desde todas las eternidades!

7. “Él tenía unos treinta años...” ¿Qué quiere decir esto? ¿Podía Él como Dios tener treinta años? ¡Seguro que no, porque Él es eterno! Pero tal edad Él sólo podía tenerla como ser humano.

8. Es entonces cuando Él asumió Su Ministerio doctrinal. ¿Pero cómo? ¿Cómo Dios o como ser humano? — Con la aclaración adicional: “Y se le consideraba como el hijo biológico de José el carpintero”, está suficientemente confirmado que el “Él” de apenas treinta años no había asumido Su Ministerio como Dios sino solamente como ser humano... Porque el Dios en Él Se comportó con el hijo del carpintero de treinta años como el espíritu interior de cada persona se comporta con esta misma. Este espíritu interior antes debe despertarse mediante una actividad exterior correspondiente que surge del Amor, hasta que llegue a presentarse como ser autónomo actuando con toda responsabilidad propia.

9. De modo que según el exterior este hijo del carpintero José de casi treinta años asumió Su Ministerio completamente como ser humano y ni mucho menos como Dios. La Divinidad en Él se manifestaba solamente en ocasiones en la medida en que Él como Hombre surtió efecto por sus Acciones, pues mediante estas Él activó la Divinidad en su interior. Pero sin acciones la Divinidad no se manifestaba.

10. Pregunta: ¿Cómo podía este hombre de apenas treinta años asumir un ministerio, para lo que hace falta una gran sabiduría, requiere muchos estudios y una gran erudición? ¿De dónde pues obtuvo Él semejante Sabiduría?

11. “Ya le conocemos: Pues Él, es el hijo del carpintero que muchas veces ante nuestros ojos ha practicado la profesión de su padre. Sabemos que Él nunca ha asistido escuelas y no podemos acordarnos que en alguna ocasión haya tenido la Escritura en la mano y leído en ella. De modo que Él era de la clase obrera ordinaria, casi hasta ahora, y ya veis que ahora es un Maestro; y Su Doctrina es enfática y llena de Sabiduría muy sabia, a pesar de que por todas partes se reconoce lo del carpintero. ¿Cuánto tiempo ya hace que Él con sus hermanos para nosotros había construido un corral para asnos? Mirad tan solo sus manos ásperas y nudosas. pero aquí es un profesor e incluso un Profeta sin jamás haber acudido alguna vez a la escuela de profetas de los esenios. ¿Cómo debemos interpretar esto?”

12. Ved, ¡esto es un testimonio literal tal como en Cafarnaúm fue dado al hijo del carpintero! Y de este testimonio se desprende con toda claridad que de este carpintero de apenas treinta años no habrá relucido mucho de la Divinidad, porque de lo contrario habrían debido considerarle digno de otro testimonio.

13. ¿Pero de dónde, pues, sacó este hombre totalmente puro semejante capacitación pedagógica, ante el hecho que nunca había estudiado ni leído algo notable? ¡Este hombre debe su capacitación pedagógica únicamente a Sus propias acciones y actividad!

14. Su actividad era el producto de Su gran Amor continuo a lo Divino, con lo que también para con el Amor al prójimo. El consagró cada acción a Dios, y la realizó de tal manera que al mismo tiempo nunca consideró Su propia ventaja sino únicamente la de Su prójimo. Aparte de esto, este hombre dedicaba cada día tres horas de Su descanso general en Dios.

15. De este modo este hombre despertó cada vez más la Divinidad en toda plenitud, Divinidad que estaba durmiendo en Él y, conforme a la medida y el grado de Su actividad, Él dio lugar a la Divinidad que le debía corresponder. Y cuando Él, como se dijo, apenas había llegado a tener los treinta años, entonces la Divinidad en Él estaba ya despertada a aquel grado que este hombre mediante el Espíritu de la Sabiduría de la Divinidad obtuvo la noble facultad de asumir el conocido ministerio de enseñanza a la que Él estaba designado.

16. Después de esta introducción Yo os pregunto si en este texto aún no descubrís la Luz que brilla tan fuertemente. Pues sí, ya la veis, y también veis a dónde estamos llegando. Por eso también vamos a abreviar el epílogo para no dar a este Asunto una extensión innecesaria.

17. Entonces, ¿cómo reza el epílogo? Muy corto, de modo que: “¡Id allí y actuad de la misma manera!”

18. No creáis que solamente leyendo y estudiando mucho se despierta el Espíritu Divino en sí mismo, porque con esto más bien sólo se lo mata y, como cadáver, se lo lleva a la tumba. En cambio, sed activos conforme la Regla principal de la Vida, y vuestro espíritu llegará a ser vivo y encontrará en sí todo lo que vosotros aun con la lectura de mil libros seguramente no habríais encontrado.

19. Pero si el Espíritu está vivo, entonces también podéis leer; y mediante la lectura o escuchando a Mi Palabra acumularéis frutos que tienen una base o un fondo vivo. Pero sin haber previamente despertado al Espíritu, sólo cosecharéis cápsulas vacías, de modo que en estas no hay un fruto vivo — pues la base viva es la íntima comprensión espiritual.

20. ¿Pero de dónde iba a venir esta comprensión si el espíritu no había sido antes reformado en un ser libremente activo y vivo? El cuerpo es una envoltura exterior que se desprende y pudre; y el alma es el alimento del espíritu y también es su cuerpo. Pero si tan solo leéis para enriquecer vuestro conocimiento natural exterior, ¿qué, entonces, va a recaer en el espíritu que aún no lleva una Vida suficientemente activa y que por eso, a cada palabra leída, no se acerca inmediatamente con su viva comprensión espiritual? — Pues, ¡que la palabra huera leída desde el exterior se llene de su base viva, porque sólo así la palabra llega a ser viva y eficaz!

21. Por eso siempre cuenta el antiguo principio: “¡No seáis meros oyentes sino hacedores de la Palabra, porque solamente así vais a ser conscientes de lo Divino en vuestro interior!”

Fuente: Acla8
Capítulo 8 de «Aclaraciones de Textos Bíblicos» recibido por Jakob Lorber

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