Orar sin cesar

Todo hombre puede orar con los pies, con las manos, con los ojos, con
las orejas y con los labios. Con los pies, si acude a los pobres y les
socorre, llevándoles ayuda y consuelo; con las manos, si las tiende a
los menesterosos, amparándoles; con los ojos, si mira a los pobres con
gusto; con las orejas, si escucha las palabras de Dios deleitosamente,
las toma en consideración, obra según ellas y no cierra sus oídos a
las súplicas de los pobres; y, finalmente, con los labios, si conversa
gustosamente con las viudas y los huérfanos, pobres y abandonados,
consolándoles, y si intercede -dentro de sus posibilidades- ante
aquellos que frecuentemente detienen a pobres inocentes, pidiéndoles
que los liberen.

También ora el hombre con los labios si instruye a los ignorantes,
llevándoles a la fe verdadera, al conocimiento justo de Dios y a
practicar diferentes virtudes útiles. Todo esto son oraciones
sumamente gratas a Dios.

Sabiéndolo, obrad según Mis Palabras y nunca os faltarán las
bendiciones de Dios. Porque esto es lo que se llama adorar a Dios en
el Espíritu y en toda la Verdad.

gej02.111.7-9

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