Yo sabré proteger a los míos de cualquier adversidad

Aquí un extracto de una conversación de la vida real que sucedió hace unos dos mil años entre Satanás y Dios. El texto completo se encuentra a partír del capítulo 15 del tomo 3 de la obra "El Gobierno de Dios" (ver enlace más abajo):

Dijo Dios a Satanás (en la forma de Satana):

«¿Acaso no fuiste tú la primera en ser llamada a cambiar tu naturaleza en el cuerpo de Adán, formado por Mí? ¡Sin embargo, tú, totalmente libre, no quisiste lo que te hubiera sido de provecho, sino que aspiraste a convertirte en mujer!

Yo pronto te dejé libre y, del cuerpo de Adán, te formé como un solo cuerpo con él, mientras insuflaba a Adán una nueva alma viviente y, así, lo creé espiritualmente según Mi medida.

La idea era que en Eva deberías haberte transformado y haber vencido tu naturaleza completamente corrompida por ti misma: la naturaleza de la muerte y del juicio.

El problema fue que despreciaste este acto de misericordia Mío, te soltaste y preferiste convertirte en una serpiente engañosa, que carece de distinción de género y contiene en sí su venenoso afán de procreación, para seducir a tu carne (que fue tuya, pero que la abandonaste) y para después corromper a Eva (a quien Yo desperté en forma nueva) y, a través de ella, engañar también a Adán.

Dime, ¿acaso te quité el corazón a través de Adán (como Me has acusado anteriormente)?

Te quedas callada ahora, y, aunque exteriormente te muestras afectada, Yo veo tu furia interior, y ella dice así:

“¡Sí, tengo el corazón de Adán y de Eva, unidos en uno, dentro de mí! Y, aun así, no te quiero a Ti, que eres Dios, porque Te odio con voluntad propia, ya que no quieres convertirme en la única soberana ni en la dominadora arbitraria, proveída de toda la omnipotencia”.

¡Mira, esas son tus palabras!

Piensas, además, que Yo no puedo amarte porque no te concedo lo que ansías.

Pero Yo te digo: Mi propósito es la conservación eterna de todas las cosas, y esa es la obra eterna de Mi amor. ¡Pero tú solo quieres destruirlo todo! Por eso, ciertamente, no puedo amarte de la manera en la que deseas que Yo te ame, es decir, con tu orgullo lleno de la más completa vanidad.

Sin embargo, te amo todavía, porque lo que hasta ahora Yo he hecho, lo he hecho por ti, ¡y aún haré lo más grande!

Pero si entonces todavía niegas reconocer Mi amor eterno, entonces que Mi amor por ti tenga también un fin eterno, y así te mostraré lo que puede hacer un Dios airado.

El fuego es Mi elemento fundamental. Todas las cosas han sido creadas por el poder de Mi fuego; ¡y en ese mismo fuego serás arrojada y tendrás que someterlo a ti misma si eres capaz de hacerlo!

Cuando permito que la carne del hombre muera para que su espíritu entre en la vida, eso es una muerte muy pequeña; pero tú encontrarás en Mi fuego una enorme muerte sin fin, y entonces se verá cuánto de ti no será consumido en Mi fuego.

¿Qué es la caída de la carne? Nada más que la liberación del espíritu, es decir, su resurrección de la muerte hacia la verdadera y más perfecta vida.

¿Pero dará también tu gran muerte y tu caída de Mí hacia el fuego una nueva resurrección? Para esta pregunta no encuentro absolutamente ninguna respuesta en Mí; porque entonces te dejaré completamente a ti misma y ya no haré nada por ti, y con el tiempo eterno se verá en qué te has convertido por tu propio poder.

Sin embargo, incluso la muerte de la carne y su dolor no son Mi obra, sino la tuya.

Pero Yo sabré proteger a los Míos de cualquier adversidad y les quitaré el cuerpo de tal manera que nunca tendrán motivo de queja eterna.

Incluso todo lo creado sabré colocarlo entre Mí y ellos en un equilibrio tal para que, de entre los hombres, Me surjan verdaderos hermanos; ¡pero entonces será también tu última hora!

Para que veas que incluso puedo usar tus consejos destructivos, dame tu consejo, y Yo actuaré según tu consejo sin perturbar Mi orden, para que nunca más digas que Yo no considero consejos ajenos porque soy el único Señor.

Habla, pues, para que te muestre completamente cómo obro para el bien de toda criatura eternamente. Amén».

Fuente: https://jakoblorber.webcindario.com/audiolibro/Libros/Gobierno%20de%20Dios/Gobierno%20de%20Dios%203.htm#k020

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tuyo soy, para Ti nací - Poema Teresa de Jesús

Introspección

El café, las arañas y la Coca Cola