¿Existen seres humanos en todo el universo?
Dice el Señor:
«Me preguntas si en todas partes hay seres humanos como aquí en la Tierra que tú habitas, y Yo te digo: ¡sí, en todas partes hay seres humanos!
Todos ellos son Mis criaturas, muy queridas por Mí, porque Yo soy Amor por completo, y en toda parte Yo soy el Amor mismo.
Pero a los hombres de esta Tierra los llamé desde el centro de Mi Corazón y los creé perfectamente conforme a Mi Imagen. No quiero solamente que sean Mis criaturas, sino Mis hijos amados, hijos que no solo Me reconozcan como Dios y Creador, sino también, y únicamente, como su buen Padre. Un Padre que, después de un corto período de prueba, quiere volver a acogerlos, para que allí tengan todo lo que Él mismo posee y para que vivan eternamente con Él, reinando y juzgando el universo junto a Él.
Pero mira, todas Mis criaturas Me aman como a su Creador, en un agradecido gozo por su existencia; ¡pero Mis hijos no quieren a su Padre y desprecian Su Amor!
Mira, me entristece ver cómo, a cada hora, miles y miles de miles se marchitan y mueren. ¡Oh, si tan solo Yo pudiera ayudarlos! ¿No es acaso triste que el Todopoderoso no pueda ayudar?
Me preguntas de nuevo cómo es posible esto. ¡Oh sí, te digo, es muy posible!
Mira, todas Mis criaturas dependen de Mi Poder, pero Mis hijos dependen de Mi Amor. Mi Poder ordena, y sucede; pero Mi Amor solo desea y, con toda dulzura, invita a los hijos libres. Y estos hijos libres tapan sus oídos y no quieren mirar el rostro de su Padre. Por eso, porque son libres, como Yo lo soy, no puedo ayudarlos si no lo desean, pues Mi Poder se extiende sobre todo; pero Mi Voluntad se somete a Mis hijos.
Esto, sin embargo, cada uno debería grabarlo bien detrás de las orejas: Yo soy vuestro Padre, pero también soy vuestro Dios, y fuera de Mí no hay otro. ¿Queréis aceptarme como Padre o como Dios? Vuestras acciones Me darán la respuesta decisiva.
Entonces, pues, prestad atención:
El Amor habita únicamente en el Padre y se llama el Hijo. Quien lo desprecia caerá en manos de la poderosa Divinidad y será privado de su libertad por toda la eternidad, y la muerte será su destino; porque la Divinidad también habita en el infierno, pero el Padre solo habita en el Cielo. Dios juzga todo según Su Poder; pero la Gracia y la Vida eterna están solo en el Padre y se llaman el Hijo. La Divinidad da muerte a todo; pero el Hijo, o el Amor dentro de Mí, tiene vida, da vida y vivifica».
Fuente: “El Gobierno de Dios”, tomo 1, capítulo 3, v. 2-3
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