La relación entre el intelecto y el espíritu

Para hablar de la interdependencia entre el intelecto y el espíritu, primero es necesario definir ambos conceptos de forma clara y comprensible. El intelecto es una realidad y el espíritu es otra.

El intelecto es la capacidad mental de comprender, razonar, aprender y resolver problemas. Abarca el pensamiento crítico, la lógica, la memoria y la capacidad de analizar información. Y es la capacidad cognitiva que tiene, no solo todo ser humano, sino también los otros seres de la naturaleza, empezando desde el reino animal, pasando por el vegetal y terminando en el mineral.

Sí, hasta este último reino posee inteligencia. Las moléculas de una barra de oro de 24 kilates tienen la inteligencia que se manifiesta en la cohesión muy “inteligente” de tal manera que todos los fotones que recaen sobre su superficie no son absorbidos, sino compartidos y el resto reflejado. Es una inteligencia que se observa en el brillo. Ni hablar de otros materiales como el diamante, que no solo refleja la luz, sino que sus moléculas están inteligentemente ordenadas para que el fotón atraviese la materia sin grandes obstáculos.

En el reino vegetal se ha visto, por ejemplo, que un árbol no es un ser vivo aislado, sino que tiene, junto con otros árboles, un “internet” muy bien constituido. Por ejemplo, si un árbol es atacado por un escarabajo, inmediatamente transmite señales de advertencia a través de sus raíces a toda la comunidad del bosque, de tal manera que los árboles empiezan a segregar “inteligentemente” sustancias hostiles a los escarabajos.

Y, por último, en el reino animal, la mayor capacidad cognitiva es más fácil de observar. Incluso se manifiesta en un crecimiento intelectual conforme pasan los años. A mi perrita, cuando era cachorrita, le gustaba hacer todo lo que le pedía, comía todo lo que le servía y jugaba cualquier juego que le ofrecía, pero ahora, después de algunos años, ya tiene su propio criterio que es producto de su intelecto más desarrollado. Ella ya sabe que no toda comida es buena para ella, que no todo juego es divertido para ella y que no toda proposición de salir a pasear la acepta.

Se dice que los animales son irracionales, pero no es cierto, el raciocinio como el intelecto también lo poseen los otros seres vivos. Pero hablar sobre este punto escapa de nuestro tema.

Entonces, vemos que el intelecto es una realidad con la cual los seres vivos pueden observar el mundo exterior y actuar conforme van almacenando conocimiento y experiencia.

Para hablar de la “libertad espiritual”, hay que saber que el “espíritu” es una entidad tan real como el intelecto.

Si bien es un concepto más complejo que el intelecto y puede tener diferentes significados según el contexto. En este caso, me refiero a la dimensión inmaterial del ser humano, que abarca la conciencia, la voluntad, los sentimientos y la conexión con algo más grande que uno mismo.

El espíritu es en esencia amor. El amor es real para unos, para otros no. Aquí radica la dificultad en comprender intelectualmente al espíritu. Ha habido varios sabios en el mundo que lo han podido explicar muy bien.

Uno de ellos es el Dr. Carl-Gustav Jung, este médico es considerado el padre del psicoanálisis. Jung acuñó términos como “introvertido” o “extrovertido”, el “inconsciente”, etc.; y mostró que el hombre no solo posee un “subconsciente” como el almacén de todo lo vivido, sino un “inconsciente” como una fuerza poco conocida pero que posee capacidades que van más allá del intelecto.

El espíritu posee sabiduría que no es simplemente conocimiento, sino es como una luz que ilumina rincones del alma que jamás puede hacerlo el intelecto. Esta observación es lo que más se acerca a la comprensión del espíritu.

En otras palabras, el espíritu no se entiende intelectualmente, a lo sumo se lo despierta y se lo experimenta. Todos hemos experimentado un espíritu despierto, por lo menos en cortos momentos. Esos momentos son cuando hemos sido embargados por el amor.

Una persona que experimenta su espíritu con mayor permanencia, sabe que posee una libertad ilimitada, que va más allá de la limitada libertad del intelecto.

Si queremos definir en pocas palabras lo que es el espíritu, sería así:

“El espíritu es una chispa del amor puro que mora en el ser humano”.

Los animales poseen intelecto, pero no poseen espíritu. ¿Cómo podemos observar esto?: En la creatividad del ser vivo.

Si pudiéramos ver, por ejemplo, el nido de un gorrión o la red de una araña que construyeron hace millones de años, veríamos que no ha cambiado en nada, es decir nunca ha habido una mejora en la creatividad. A lo sumo se observan adaptaciones como resultado del intelecto.

Por tanto, la imaginación o la creatividad es una importante característica que manifiesta la existencia del espíritu.

Todo hombre posee un espíritu, pero en muchos este está muy dormido, por eso la persona es muy poco creativa. Por ejemplo, los grandes compositores, científicos o políticos que han despertado a sus sendos espíritus es un buen ejemplo, por lo menos durante el tiempo que duró su creatividad marcada.

Retomando la pregunta sobre la interdependencia, si vemos una computadora, veremos que está el hardware y el software. ¿Cuál es la interdependencia? Pues que el software es lo primordial, y el hardware es solo para que el software se manifieste.

Un hardware sin software no tendría sentido, sin embargo el software puede tener existencia sin hardware. Se puede destruir el hardware, pero el software perdura porque no es algo material, sino intelectual, inmaterial, invisible. Entonces, jerárquicamente el software es más importante que el hardware.

Lo mismo pasa en el ser humano, el intelecto, o más precisamente, todo lo que pertenece a la psicología (estudio del alma) es más importante que el cuerpo físico.

El cuerpo físico tiene que estar muy sometido a estrictas leyes biológicas (como lo muestra la NMG), el cuerpo, por lo tanto, no debe poseer mucha libertad de acción. Si la tuviera, entonces podría generar cánceres sin razón alguna y volverse inútil.

El alma (o todo lo que pertenece a la psicología) tiene más libertad. Puede pensar, entender, razonar, observar lo bueno y lo malo, puede gustar de buenos sonidos, o colores, y hasta puede enamorarse hasta el extremo de volverse loco.

Aquí se manifiesta un mayor grado de libertad, pero no es absoluta. El intelecto puede comprender muchas cosas, pero jamás podrá comprender el Amor, o la voluntad, o la Sabiduría, o la Misericordia.

Porque estos elementos son únicamente partes del espíritu y no del alma.

Como había dicho anteriormente, un intelecto que quiere entender el infinito se puede volver loco. ¿Qué le pasó al genial Friedrich Nietzsche? Un hombre que ha aportado mucha filosofía muy valiosa al mundo. En 1889 Nietzsche sufrió un colapso mental con la posterior demencia y megalomanía.

La verdadera libertad está, por tanto, únicamente en el espíritu, es decir en el campo del amor. Amar no tiene límites. Si alguien decide amar al amor o al Creador lo puede hacer sin morir. Porque la esencia del amor es eterna e inmortal.

El alma puede morir, más el espíritu jamás.

Ahora, para que el alma se vuelva inmortal, tiene que volverse uno con su propio espíritu. Pero si un alma se une con su carne, entonces corre el riesgo de morir junto a su carne, lo cual sería una enorme desgracia, algo que por suerte no es tan fácil que suceda.

Para terminar, la interdependencia consiste en que el espíritu es la esencia del ser humano que se manifiesta a través de su alma. Por ejemplo, el intelecto comienza a manifestar sabiduría (que va más allá del conocimiento). Y un alma saludable tendrá un cuerpo también saludable si es que le conviene al espíritu. Hay casos en donde un espíritu necesita un cuerpo no muy saludable, pero hablar sobre este tema escapa de nuestro punto.

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