Medianoche del alma

0 Pregunta: “¡Oh Señor! Me siento como si estuviera más muerto que vivo. ¿No pasará pronto esta medianoche, con la ayuda de tu gran Amor, Gracia y Misericordia?”

1 Respuesta: ¡Esto depende solo de ti! ¡Cuando hayas roto por completo con el mundo junto con toda tu casa, entonces la medianoche pasará pronto! —Pero si alguien está atado todavía entre dos postes, separados en oposición, de tal modo que alguno lo jala en dirección del amanecer, hacia el poste de la vida, pero, al mismo tiempo es jalado, con cuerdas similares, para el otro lado, en dirección al atardecer, hacia el poste de la muerte, ¿qué es lo que sucederá con él ante esta doble tracción?

2 Pero, vosotros mismos, decís: "El sabio da su brazo a torcer" — Y Yo te digo que constantemente tengo que hacer de "sabio" y siempre tengo que ceder desde Mi poste de la mañana, cuando el atareado "maestro", en el poste del atardecer, empieza a tensar demasiado fuerte su red de cuerdas.

3 Si Yo también jalara en tales momentos, te pasaría casi como a un insecto, que se te acabaría el aliento espiritual ante tal situación. ¡Y este estado es exactamente en el que te encuentras, por eso dices que te sientes como si estuvieras más "muerto que vivo"!

4 ¡Pero cuando quieras y desees (¡porque el liberarte de las ataduras del poste del atardecer está completamente bajo la decisión de tu libre albedrío!) — desaparecerá, también inmediatamente, tu supuesta “medianoche”, porque el poste de la mañana ya no dará más sombra, pero, para esto, el poste del atardecer lo dará mucho más!

5 Pero quien Me glorifique con su fe y a quien Yo haya atado ya, por todos los lados, con lazos de amor, hace bien si se libera inmediatamente de todo aquello que lo jale hacia el poste del atardecer.

6 ¡Y, en verdad, esto tampoco es tan difícil como uno quiera imaginar! ¡Un vivo y verdadero Amor hacia Mi lo vuelve todo fácil, y no hay cosa alguna que le sea imposible para el Amor!

7 ¡Pero si, a veces, haces un pequeño cálculo, respecto al poste del atardecer, Yo te digo, verías muy fácilmente como permites aún que algunos lazos del atardecer rodeen tu cuerpo!

8 ¡Pero estos deben ser retirados del cuerpo! ¡Porque, de lo contrario, tu supuesta "medianoche" no se irá mucho! — ¡Observa bien esto! ¡Ahora, pues, Yo ya no necesito decir de Quién viene esta dádiva!

Fuente: Dádivas del Cielo, tomo 2, recibido el 13 de junio de 1842, Dadi 2.420613

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