¡Muéstranos a Dios!: Mis amados hijitos, Yo Mismo soy Él
Dijo Jesús a un hospedero griego:
«Si eliminas a tus dioses de tu casa, dejas de creer en ellos, entonces te revelaré quién soy Yo y te mostraré al único Dios verdadero, correcto y completamente desconocido para ti».
Y todos los presentes comenzaron nuevamente a pedir a Jesús que les enseñara a conocer al único y verdadero Dios, y en lo posible que se los mostrara:
«Prometiste mostrarnos al único Dios verdadero. Dado que nos has hecho tan felices al enseñarnos a reconocer al único y verdadero Dios con Tus Acciones y Palabras, por favor, completa nuestra felicidad mostrándonos al único y verdadero Dios. Todos Te lo pedimos con fervor».
El Señor dijo:
«Sí, Mis amados Hijos, pero no es tan fácil como pensáis porque hay que evitar haceros daño; pero ya que Yo os lo he prometido, entonces todos veréis al Uno, al único Dios verdadero. Pero antes de eso, debo exhortaros que no divulguéis lo que habéis visto hasta que haya pasado por lo menos un año completo».
Y todos prometieron solemnemente eso. Entonces Jesús continuó diciendo:
«Bien, entonces escuchadme y abrid ampliamente vuestros ojos y corazones!
Yo mismo, el que ahora os habla, soy Aquel que ha sido anunciado por los profetas a la humanidad. Me ha complacido, según Mi eterno Consejo, venir como ser humano de carne y sangre entre los hombres —que vagaban perdidos y languidecían en la antigua noche del pecado— como una Luz brillante y vivificante, para liberarlos del duro yugo del juicio y de la muerte eterna.
Pero no vine solo a los judíos, que desde el principio de los tiempos fueron el pueblo del único y verdadero Dios y aún se llaman así, aunque muchos de ellos, debido a sus malas acciones, se han convertido desde hace mucho en un pueblo del infierno. Sino también vine a los gentiles, que también descienden del mismo primer hombre de esta tierra, pero a lo largo del tiempo se dejaron seducir por los encantos del mundo, al punto de apartarse del único y verdadero Dios, dejaron de reconocerlo y crearon dioses para sí mismos a partir de la materia muerta y perecedera, según su propio deseo y capricho, y luego los adoraron y veneraron, como aún sucede en gran medida en la actualidad, como bien sabéis.
Por lo tanto, vine también a los gentiles para que ellos también puedan reconocer la Verdad eterna y más viva, que está solo en Dios, y les devolví la Luz de vida perdida por su propia voluntad durante tanto tiempo, y así también la Vida eterna.
Yo mismo soy la Luz, el Camino, la Verdad eterna y la Vida. Quien cree en Mí y vive según Mi Enseñanza, ya tiene la Vida eterna en sí mismo y nunca más experimentará la muerte, aunque su cuerpo muriera mil veces; porque quien cree en Mí, guarda Mis mandamientos y Me ama sobre todas las cosas, está en Mí y Yo en él en espíritu. Donde Yo estoy, allí está también la Vida eterna.
Y así os he mostrado al único y verdadero Dios, como os prometí antes. Y ahora, investigad por vosotros mismos si creéis en esto también. Sí, ahora creéis en esto, pero quedaos en esta fe como verdaderos héroes, y no permitáis que nadie os aparte de ella. Entonces viviréis, y la fuerza de Mi Voluntad estará y permanecerá en vosotros. ¡Así sea y así permanezca!».
Fuente: GEJ 9.1-4
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