La bendición del sueño

Cuando el cuerpo descansa, el alma tiene que tener paz, de lo contrario el cuerpo descansa mal, y el espíritu, mientras tanto, no puede ejercitarse en la introspección, ni en volverse similar con su forma original en Dios.

Así como el sueño, como descanso del cuerpo, es una acción natural y beneficiosa de Dios, así también la Paz del alma, es aquel calor interior y silencioso del Amor eterno, con el cual se le prepara para el espíritu aquella sustancia con la que él se edifica y perfecciona para llegar a ser un verdadero recipiente para asimilar al Amor y, de esta manera, la Vida proveniente de Dios.

Por esto, no debemos olvidarnos de bendecir la noche, el lecho, el descanso y todo lo que ellos contengan. Entonces las visiones del sueño mostrarán fidedignamente, al hombre puro, las obras del Amor en el espíritu y al hombre le será fácil inspeccionarse a sí mismo.

Pero quien aquí deja sin observar tales manifestaciones y no toma en consideración la bendición del lecho y del descanso, se asemeja a un ciego y sordo, y el Amor y la Vida pasarán de él sin decir nada.

Oh Padre, no me niegues la bendición de mi lecho de descanso, y dame Paz a mi alma, para que ella quiera descansar con alegría en Tu Amor, para que así pueda dar, durante las acciones del día, un fuerte testimonio de la enorme Gracia de Tu Misericordia eterna. Amén.
gobd1.48.13-16

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