El tiempo y la eternidad

El Señor: »Lo que es la eternidad dentro de Mi ámbito, esto nunca lo podrías asimilar y seguir viviendo; por este motivo es imposible demostrártelo de manera perceptible. Pero seguramente comprenderéis lo siguiente: La eternidad es para el espíritu lo que el tiempo es para el cuerpo - con la única diferencia que el tiempo acaba con todo que forma parte de su ámbito, mientras que la eternidad no acaba ni con un solo átomo.

El tiempo se manifiesta en un movimiento continuo de toda clase de cuerpos creados; porque si estos no se movieran -por ejemplo, los astros en sus órbitas- se atraerían por su fuerza de atracción, con lo que Soles, Tierras, Lunas y toda clase de seres vivos pronto irían a formar un montón infinito caótico... Con el resultado que este por su compresión infinitamente elevada finalmente se encendería y se destruiría...

Pero como para la conservación de todo, entre lo ínfimo y lo más grande, todo tiene que moverse en distancias adecuadas bien definidas, los ciclos que continuamente se repiten siguiendo a las mismas leyes pueden ser contados.

La consecuencia de la continuidad del movimiento -que es el desgaste de las partes que se rozan y que de esta manera más o menos lentamente se consumen- ya caracteriza el tiempo que devora todo...

Por eso, todo lo que es temporal también es perecedero, porque las unas cosas perecen y las otras tomarán su lugar - con lo que la medida del tiempo está determinada conforme la desaparición las cosas y la vuelta de ellas.

¡Pero tratándose de la eternidad el caso es el extremo opuesto! Porque todo movimiento es aparente, dado que en el fondo en todas las cosas reina un sosiego perfecto.

En el ámbito del tiempo el sosiego es aparente.

Pero aun así la piedra más dura, en sus elementos incontables, está en continuo movimiento, porque no hay nada que realmente esté en sosiego.

Para ilustrártelo, voy a darte un ejemplo muy acertado:

Si quisieras ir de aquí a aquel volcán lejano, tendrías que ponerte en movimiento y, paso a paso continuar andando hasta que tal vez después de tres días hayas llegado.

En la eternidad cada uno puede prescindir de ir caminos, porque puede quedarse en el mismo sitio y con sus pensamientos irse de viaje a lugares increíblemente lejanos, para que allí con plena consciencia pueda observar todo, mientras que su personaje no se mueve ni un palmo de aquel lugar en que todavía se encuentra en su sosiego dulce y continuo - eso, por supuesto, observado desde mi ámbito.

Imagínatelo así, como si estuvieras descansando en un lecho cómodo, soñando que estabas corriendo y bailando de alegría porque ibas a hacer un viaje de placer.

Ahora comprende: Aun con todos los movimientos en tu sueño no habrás hecho ni el menor desplazamiento de tu persona...

Así está concebida la eternidad, pero de una manera todavía inconcebiblemente más perfecta de lo que tú ahora puedes imaginártela. Porque ve: Tras el movimiento se marcan el tiempo, la destrucción, el carácter transitorio y finalmente la muerte de todas las cosas, mientras que el sosiego causa la conservación, la inmortalidad y la Vida eterna más perfecta -totalmente parecida a la Mía- de todos los seres que en el amor y en su espíritu vivo me parecen perfectamente.

Igual que Yo no tengo que hacer viajes para llegar de una eternidad a otra, tampoco mis queridos necesitan desplacerse personalmente para poder contemplar todos los infinitos milagros sino, igual que Yo, disfrutarán de la Vida eterna en un sosiego eterno - aunque nunca estén conscientes de este sosiego, sino de una eterna actividad sumamente bienaventurada, a pesar de que esta está mantenida precisamente por ese eterno sosiego espiritual-personal.

De modo que ves, mi querida Yemila, que así es la eternidad, y aquí tienes la diferencia entre ella y el tiempo mortal...

En lo que en la eternidad se refiere al curso de los acontecimientos, este es comparable con él del tiempo; con lo que puede haber eternidades igual que tiempos... sólo que la duración de la eternidad pasa más bien desapercibida - al contrario de la del tiempo, porque el tiempo nunca reproduce lo pasado, mientras que la eternidad mantiene lo pasado y lo futuro permanentemente en el presente..«

Fuente: gobd1.184.6-20

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