El origen del Nuevo Testamento
- Resumen
- Preguntas y respuestas:
- Puntos destacados
- El origen del Nuevo Testamento – visión histórica
- Texto original en alemán: Die Entstehung des Neuen Testaments – geschichtlicher Überblick.
Resumen
El presente texto titulado: “El origen del Nuevo Testamento – visión histórica”, fechado el 25 de abril de 1864, ofrece una de las mejores visiones críticas y espiritual del proceso histórico mediante el cual se formó el Nuevo Testamento.
Este documento explica cómo las contradicciones entre los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, así como entre muchos otros evangelios judíos y paganos, generaron divisiones tan graves que incluso causaron conflictos armados en los primeros años del cristianismo.
El emperador Constantino, buscando unificar la fe cristiana, convocó el Concilio de Nicea en el año 325. Allí se propuso reducir el número de evangelios a uno solo —el de Juan—, pero se terminó aceptando cuatro: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, junto con los Hechos, las cartas de Pablo y otros escritos. Esta colección fue nombrada Nuevo Testamento. Sin embargo, más adelante, la Iglesia de Roma modificó el orden de los evangelios, restringió el acceso del pueblo a las Escrituras completas y añadió dogmas propios.
Se critica particularmente la introducción del dogma del "sueño del alma" y la posterior instauración de la misa como sacrificio incruento, que permitió a los fieles obtener la salvación mediante ofrendas. Estas prácticas fueron impuestas por la jerarquía eclesiástica romana, reemplazando antiguas enseñanzas y distorsionando la doctrina original de Jesús.
El texto concluye con un llamado a una "última y mayor purificación" de la fe cristiana, que debe llevarse a cabo a través de la ciencia. Esta limpieza eliminará a los falsos "Cristos" y doctrinas erróneas, permitiendo que el Cristo auténtico, el de Juan, habite entre los hombres. Se advierte que vendrán juicios y calamidades para purificar la Tierra, pero los verdaderos creyentes serán protegidos.
Preguntas y respuestas:
1. ¿Por qué Nerón se vio obligado a eliminar a los cristianos judíos que vivían en Roma?
Porque las diferencias entre judeocristianos y cristianos paulinos causaron graves conflictos, hasta el punto de que en tiempos de Nerón hubo enfrentamientos tan hostiles que él consideró necesario exterminar a los judeocristianos y destruir parte de Roma donde vivían.
2. ¿Tuvo éxito la persecución de esos judíos convertidos al cristianismo? ¿Es cierto que ellos lograron introducir al cristianismo costumbres judías de la antigua Jerusalén mezcladas con paganismo romano?
No tuvo éxito duradero. Con el tiempo, los judíos volvieron a Roma y allí mezclaron elementos de los evangelios judíos, las prácticas del templo de Jerusalén y ritos paganos romanos, dando origen a lo que luego fue el sistema del pontificado romano.
3. ¿Se fabricaron falsos evangelios romanos llenos de dogmas romanos que contradecían a los evangelios griegos originales? ¿Tanto éxito tuvo esa falsificación que hasta los griegos cristianos empezaron a levantar altares con idolatrías?
Sí. Roma utilizó evangelios judíos, paganos y antiguos escritos para crear dogmas que frecuentemente contradecían a los evangelios griegos. Esta confusión llevó a que muchos cristianos griegos volvieran a prácticas paganas, levantando altares a dioses como Minerva, Apolo o Júpiter.
4. ¿El emperador Constantino, era un enemigo o seguidor de Jesucristo? ¿Qué organizó él en Nicea y cómo lo realizó?
Constantino era un ferviente seguidor de Cristo. Para detener el caos doctrinal, organizó en Nicea un gran concilio eclesiástico. Él mismo presidió y propuso unificar la fe seleccionando un solo evangelio auténtico.
5. ¿Es cierto que Constantino quiso que el Nuevo Testamento fuera solo el evangelio original de Juan, para que los seguidores del cristianismo dejaran de matarse entre sí, y que de lo contrario él volvería la espalda al cristianismo?
Sí. Constantino propuso usar únicamente el evangelio de Juan para lograr la unidad. Amenazó con abandonar el cristianismo y restaurar el paganismo si no se lograba dicha unificación.
6. ¿Es cierto que los obispos cristianos pidieron al emperador Constantino no aceptar los escritos de Pablo por escribir diferente a cada comunidad, y qué les contestó Constantino?
Sí. Señalaron que Pablo no era coherente entre sus cartas a judíos y a gentiles. Pero Constantino respondió que eso no importaba, ya que Pablo había demostrado con hechos y palabras que predicaba al Cristo verdadero.
7. ¿Cuánto tiempo duró eliminar todo lo que no fueran los cuatro evangelios y las cartas de Pablo? ¿Y cómo se denominó a este canon de libros?
Tomó más de treinta años. El conjunto final se llamó Nuevo Testamento, adoptado por los obispos y más tarde reorganizado por los romanos.
8. ¿Es cierto que el clero de esa época prohibió la lectura del Nuevo Testamento bajo pena de muerte?
Sí. Roma prohibió al pueblo leer tanto el evangelio completo como los antiguos libros judíos, y castigaba con la muerte a quien desobedeciera.
9. ¿Es cierto que los obispos romanos manipularon el Nuevo Testamento y agregaron contenido propio como se ve en la Vulgata?
Sí. El texto afirma que los obispos romanos modificaron el Nuevo Testamento y le añadieron enseñanzas propias, visibles en la versión Vulgata y en las interpretaciones de los padres de la Iglesia.
10. Dame un ejemplo de esos falsos dogmas agregados, por ejemplo el sueño de las almas. O que la misa tenía un poder "mágico" superior al del sacrificio de la pasión de Jesús.
Ejemplos:
- Psychopanechia o “sueño de las almas”, donde se enseñaba que las almas dormían hasta el Juicio Final.
- Más tarde, se reemplazó con el dogma de la misa, declarada como sacrificio incruento con igual poder que la cruz, capaz de liberar almas del purgatorio mediante ofrendas económicas.
11. ¿Los sacramentos son agregados de los obispos o están en el Nuevo Testamento?
Según el texto, los sacramentos fueron creaciones posteriores de los obispos romanos, no forman parte del Nuevo Testamento original.
12. ¿Es cierto que la ciencia eliminará los dogmas de la Iglesia católica y de qué manera?
Sí. El texto dice que la ciencia será el instrumento de la última y más grande purificación de la fe. Mediante el conocimiento y la razón se eliminarán los falsos dogmas y contradicciones, permitiendo que el verdadero Cristo de Juan se manifieste.
13. ¿Qué pasará con aquellos que intentarán perseguir de nuevo a Jesús en su segunda venida?
Serán eliminados de la Tierra, pues el texto afirma que el Señor, en su segunda venida, sabrá cómo destruir a quienes lo persigan.
14. ¿Es cierto que el evangelio de Juan es el más puro y ayudará a eliminar las contradicciones de los otros tres evangelios del Nuevo Testamento?
Sí. El texto sostiene que las contradicciones de los otros evangelios se disiparán con el evangelio de Juan, que es considerado el más auténtico.
15. ¿Promete Jesús revelar el verdadero Evangelio de Juan?
Sí. Promete añadir un anexo final que aclare todos los errores y contradicciones, y afirma que, trabajando con dedicación en el evangelio de Juan, los fieles alcanzarán una abundancia de luz interior.
Ver el Gran Evangelio de Juan:
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Puntos destacados
Aquí los puntos más resaltantes del texto:
1. Contradicciones entre los evangelios
Se señala que los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, junto con muchos otros evangelios judíos y paganos, contienen contradicciones importantes, lo que causó disputas graves entre las primeras comunidades cristianas.
2. Conflictos entre judeocristianos y cristianos paulinos
En tiempos del emperador Nerón, las tensiones entre judeocristianos y seguidores de Pablo en Roma fueron tan intensas que llevaron a persecuciones sangrientas y masacres.
3. Roma como nuevo centro religioso
Después de estas persecuciones, los judíos volvieron a establecerse en Roma, convirtiéndola en un nuevo “Jerusalén”. La Iglesia romana combinó elementos del judaísmo, del paganismo romano y de los evangelios disponibles para crear su propia estructura religiosa.
4. El Concilio de Nicea (325 d.C.)
El emperador Constantino convocó un concilio en Nicea para unificar la fe cristiana. Se debatió la autenticidad de los evangelios y se propuso usar solo uno, el de Juan. Finalmente, se aceptaron cuatro evangelios, las cartas de Pablo y algunos otros textos.
5. Nacimiento del “Nuevo Testamento”
Con los textos seleccionados en el concilio, se creó una colección llamada Nuevo Testamento, la cual fue aceptada por los obispos y se convirtió en la base del cristianismo oficial.
6. Manipulación posterior por la Iglesia romana
Roma reordenó los evangelios, restringió la lectura al pueblo y creó versiones abreviadas para los días festivos. También prohibió leer el texto completo bajo pena de muerte.
7. Doctrinas añadidas: el “sueño del alma”
Se introdujo la enseñanza de que las almas dormían hasta el Juicio Final, doctrina que luego fue desplazada por la introducción de la misa como sacrificio con poder redentor inmediato.
8. La misa como sustituto del sacrificio de Cristo
La Iglesia romana proclamó que la misa tenía el mismo poder que el sacrificio de Cristo, permitiendo a los creyentes alcanzar la salvación y evitar el infierno mediante ofrendas.
9. Rechazo de doctrinas absurdas
Con el tiempo se abandonaron dogmas considerados ridículos, como que Dios creó a la mayoría de las personas para condenarlas. Fueron reemplazados por nuevos mandamientos y sacramentos.
10. La necesidad de una última purificación
A pesar de los intentos por unificar la doctrina, muchas divisiones persisten. Se anuncia que la última gran purificación vendrá a través de la ciencia, para revelar al verdadero Cristo.
11. Juicios venideros y protección a los fieles
Se profetizan castigos sobre la Tierra (guerras, hambrunas, pestes, terremotos, inundaciones) como parte del proceso de purificación, pero los fieles serán protegidos por el amor divino.
El origen del Nuevo Testamento – visión histórica
25 de abril de 1864, de 11 a. m. a 1 p. m.
Ya ayer te hice notar una gran cantidad de otras pequeñas contradicciones que se encuentran en los tres evangelios de Mateo, Lucas y Marcos. Y quiero que prestes atención a algunas otras que, con el tiempo, no solo se hallan en estos tres evangelistas conocidos, sino mucho más aún entre la multitud de otros difusores de Mi doctrina —tanto judíos como paganos— que también fueron llamados evangelistas. Estas contradicciones se arraigaron tanto en las diversas comunidades, que apenas treinta años después de Mí, surgieron verdaderas guerras y peleas por las diferencias en los escritos sobre Mí. Entre ellas, destacan las ocurridas en tiempos de Nerón en Roma, donde estallaron violentamente entre muchos judeocristianos y cristianos paganos paulinos, tanto así que Nerón consideró necesario exterminar a la gran mayoría de judeocristianos en Roma junto con una gran parte de la ciudad que habitaban, sin perdonar ni siquiera a los romanos que mostraban públicamente el estandarte del judeocristianismo.
Pero ni siquiera esta cruel persecución por parte de Nerón tuvo mucho efecto; pues los judíos lograron infiltrarse nuevamente en Roma bajo los emperadores posteriores y convirtieron la ciudad en un segundo Jerusalén, como lo hicieron los griegos con Constantinopla. Así, Roma (el Jerusalén romano) se volvió cada vez más poderosa y se fabricó —en parte con los evangelios judíos, en parte aceptando antiguos rituales del templo de Jerusalén y también ritos paganos romanos— lo que más tarde fue el pontificado romano.
Los romanos tenían en su poder todos los posibles evangelios judíos, antiguos escritos judíos y evangelios paganos, y establecieron a ciertos padres de la Iglesia eruditos que fueron los principales creadores de los dogmas romanos, aunque estos frecuentemente se oponían directamente a los evangelios griegos. Esto era fácil de hacer, ya que el sumo pastor romano se dedicó con esmero a enviar misioneros a los griegos, lo que después de 300 años (en 325) produjo tanta confusión entre los creyentes, que muchos griegos comenzaron a restaurar los altares y templos paganos, ofreciendo sacrificios a dioses como Minerva, Apolo, Júpiter y Ceres.
El emperador Constantino, ferviente cristiano, decidió poner freno a este desorden convocando un gran concilio en la ciudad de Nicea, sede de múltiples corrientes de fe. También invitó al obispo de Roma. Constantino presidió personalmente la reunión y les expuso las consecuencias negativas que había traído la reciente diversidad de creencias sobre Cristo.
Propuso entonces una revisión completa de los muchos evangelios escritos y, más aún, de los tradicionales, y dijo que solo debía usarse uno, el de Juan, para que los cristianos tuvieran unidad de fe y no se persiguieran entre sí como fieras, o prefirieran volver al paganismo antes que seguir una doctrina donde no se podía encontrar verdad alguna.
Pues si hubo un fundador del cristianismo, debió ser solo uno, y haber transmitido una única enseñanza, con sentido y espíritu. Pero desde hace mucho hay una gran cantidad de evangelios escritos y aún más transmitidos oralmente, cada uno hablando de un Cristo diferente, sin semejanza entre sí.
Por tanto, todos esos muchos evangelios debían ser rechazados salvo uno, probablemente el más antiguo. Si los obispos no lo aceptaban, el emperador se alejaría completamente del cristianismo y restauraría el antiguo paganismo en todo su vasto imperio, que a pesar de sus muchos dioses, era más unificado que ese cristianismo dividido.
Los obispos griegos le propusieron incluir también los nombres de Mateo, Marcos y Lucas, pues pertenecían a los primeros tiempos del cristianismo, siempre que no se duplicaran los nombres bajo un mismo evangelista. El emperador aceptó con la condición de que también se considerara la doctrina del apóstol pagano Pablo y con ella se eliminaran los otros evangelios.
Le hicieron notar que Pablo no siempre era consistente en su doctrina, y que sus cartas a los gentiles diferían de las que dirigía a los judíos. Constantino respondió que eso no importaba, pues Pablo demostró con palabras y hechos que no predicaba a un falso Cristo, sino al único cuyo espíritu lo llamó al apostolado en el camino a Damasco.
Después de más de treinta años de revisión, se rechazó todo excepto los cuatro evangelios actuales, los Hechos de los Apóstoles de Lucas, las cartas de Pablo y algunas pocas cartas de otros apóstoles junto con el Apocalipsis de Juan. Todo eso se ordenó en un libro llamado "Nuevo Testamento", nombre derivado de las cartas de Pablo a los hebreos. Este libro fue aceptado por todos los obispos, aunque más tarde fue modificado: se relegó a Juan y se antepusieron Mateo, Lucas y Marcos, se alteraron capítulos y versículos, y se determinó en qué festividad debía leerse cada evangelio, costumbre que siguen aún hoy los griegos y varias otras sectas cristianas.
Roma, sin embargo, hizo su propia división, fabricó una versión abreviada del evangelio para domingos y días festivos, y prohibió al pueblo leer el evangelio completo y los antiguos libros judíos, castigando con la muerte a quien desobedeciera.
Así surgió el actual Nuevo Testamento, adoptado por los cristianos hace unos mil trescientos años, aunque los obispos romanos le hicieron varias modificaciones y añadieron contenidos propios, como se puede ver claramente en la Vulgata romana y las exégesis de los padres de la Iglesia, que revelan claramente el espíritu del que proceden.
Entre estos añadidos está la doctrina del "sueño del alma", según la cual las almas dormían hasta el Juicio Final. Esta enseñanza fue conocida por el término griego "Psychopanechia".
Pero esa doctrina se abandonó cuando un papa instituyó el sacrificio de misa, declarado un sacrificio incruento con el mismo poder que el sacrificio sangriento de Cristo en la cruz. Se dijo que Cristo se ofrecía así al Padre en el cielo, y que un verdadero creyente podía ser resucitado inmediatamente tras la muerte del cuerpo, si ofrecía ese sacrificio junto con una ofrenda material. Incluso si no era perfecto, podía encargar varias misas por su alma, escapar de la condenación eterna y llegar al cielo después de una breve purificación en el purgatorio.
Así, la doctrina del "sueño del alma", que no aportaba nada al nuevo sacrificio, cayó también en el olvido, al igual que la doctrina absurda según la cual Dios había creado solo a unos pocos para el cielo y a la mayoría para el infierno.
Estas dos doctrinas tontas fueron finalmente abolidas, pero en su lugar se introdujeron los cinco mandamientos de la Iglesia y algunos sacramentos nuevos que no necesito detallar, pues todos los conocen.
Aunque así la doctrina cristiana fue simplificada según el consejo del emperador Constantino, aún quedó mucha basura innecesaria, pese a las múltiples purificaciones, cada una de las cuales causó una división sectaria, dando lugar a nuevos “Cristos” que aún hoy se enfrentan como enemigos.
Por eso debe realizarse ahora la última y mayor purificación, y como ya se dijo, el instrumento de esta purificación será la ciencia.
Todos esos Cristos rivales y sus seguidores deben desaparecer, para que el único Cristo predicado por Juan pueda habitar entre los hombres.
Esto traerá muchos combates difíciles, pero los verdaderos seguidores de Cristo no deben temer, pues serán fortalecidos y los menos creyentes recibirán una luz que ya no podrá apagarse.
Y Yo, el Señor, que os hablé esto por boca de Juan, castigaré la Tierra en todos sus rincones con juicios y calamidades: grandes guerras, hambrunas, pestes entre humanos y animales, terremotos, tormentas, inundaciones y fuego. Pero a los Míos los conservaré en el amor, y no les faltará nada.
Quien intente perseguirme en esta Mi segunda venida, lo exterminaré de la faz de la Tierra.
En cuanto a las otras contradicciones entre los cuatro evangelios existentes, estas se disolverán por sí solas en el “Juan”, y como dije, añadiré un apéndice que permitirá reconocer completamente todo lo incorrecto.
Por ahora, conformaos con lo que os he dado y trabajad diligentemente en el “Juan”; porque allí hallaréis una abundancia de luz interior. Si alguien desea saber algo en particular, que pregunte, y Yo estaré dispuesto a darle una breve y clara respuesta. Amén.
Fuente: Dádivas del Cielo, tomo 3, capítulo 3.640425
Texto original en alemán: Die Entstehung des Neuen Testaments – geschichtlicher Überblick.
25. April 1864, von 11 Uhr vormittags bis 1 Uhr mittags.
Ich habe dich schon gestern auf eine Menge anderer kleiner Widersprüche aufmerksam gemacht, die sich in den drei Evangelien des Matthäus, Lukas und Markus begegnen. Und Ich will dich noch auf einige andere aufmerksam machen, die sich in der späteren Zeit nicht nur unter diesen bekannten drei Evangelisten, sondern noch bei weitem mehr unter der Menge der andern, sowohl jüdischen als auch heidnischen Weiterverbreiter Meiner Lehre, die man auch Evangelisten nannte, in den verschiedenen Gemeinden derart eingewurzelt haben, daß schon in kaum dreißig Jahren nach Mir wegen der Verschiedenheit der Aussagen in den Schriften von Mir förmliche Kriege und sonstige Schlägereien sich erhoben haben – unter denen gleich jene zu Neros Zeit in Rom zwischen den vielen Judenchristen und paulinischen Heidenchristen derart feindselig ausgebrochen sind, daß es Nero notwendig erschien, die große und überwiegende Anzahl der Judenchristen in Rom samt einem großen Anteil der von ihnen bewohnten Stadt zu vertilgen und sogar jener Römer nicht zu schonen, die das Panier des Judenchristentums gewisserart als Kennzeichen öffentlich zur Schau trugen.
Aber es hat auch selbst diese grausame Verfolgung der Judenchristen von seiten Neros wenig gefruchtet; denn unter den späteren Nachfolgern dieses Kaisers wußten sich die Juden dennoch wieder in Rom einzuschmuggeln und machten aus Rom ein zweites Jerusalem gleichwie die Griechen aus Konstantinopel. Und wie das geschehen war, so wurde besonders das römische Jerusalem (Rom) stets mächtiger und mächtiger und fabrizierte sich – zum Teil aus den Judenevangelien und zum Teil aber auch mit der Annahme der alten jerusalemischen Tempelgebräuche und auch mit der der römischen Heiden – das, was das römische Pontifikat betroffen hat.
Die Römer waren demnach im Besitze aller möglichen Judenevangelien sowie der alten Judenschriften und auch der Heidenevangelien und stellten da gewisse gelehrte Kirchenväter auf, welche die Hauptfabrikanten der römischen Dogmen waren, die aber den griechischen Evangelien oft schnurstracks entgegen standen, – und das um so leichter und um so mehr, weil der römische Oberhirte nichts Emsigeres zu tun hatte, als auch die Griechen mit seinen Missionaren zu beschicken, was nach 300 Jahren (325) nach Mir unter den Gläubigen eine solche Verwirrung hervorgebracht hatte, daß da viele der Griechen wieder anfingen, die heidnischen Altäre und Tempel aufzurichten und darin (in den Tempeln) der Göttin Minerva, dem Gott Apollo, dem Jupiter und der Ceres ihre Opfer darzubringen.
Kaiser Konstantin, der für sich ein eifriger Christ war, beschloß diesem Unfuge dadurch Schranken zu setzen, daß er in der Stadt Nicäa als dem Hauptsitze der verschiedensten Glaubensmeinungen eine große Kirchenversammlung zusammenberief, zu der auch der Oberbischof von Rom geladen wurde. Konstantin selbst führte den Vorsitz und zeigte ihnen die üblen Folgen, die sich in jüngster Zeit aus der großen Glaubensverschiedenheit über Christum erheben müssen.
Er schlug ihnen denn eine vollkommene Sichtung sowohl der vielen geschriebenen Evangelien, wie noch mehr jener der traditionellen vor und sagte, daß man aus den vielen sich einander völlig widersprechenden Evangelien nur eines einzigen, und zwar dessen des Johannes sich bedienen soll, damit die Christen im Glauben einig würden und sich nicht mehr wegen der Glaubensverschiedenheit gar so verfolgten wie die wilden Tiere – und die Heiden lieber wieder zu ihrem alten Heidentume zurückkehrten, als so verbleiben unter einer solchen Lehre, von der man bei dem besten Wissen und Willen nirgendwo Wahres und Rechtes mehr erfahren kann.
Denn so es in der Christenlehre irgend einen Stifter gegeben habe, so muß er nur Einer gewesen sein, der auch nur eine Lehre den Menschen überliefert hat. Und diese eine Lehre muß einen Sinn und einen Geist haben. So aber gibt es schon seit lange her eine große Menge geschriebener Evangelien und eine noch größere Menge der von Mund zu Mund überlieferten, von denen ein jedes von seinem ganz eigenen Christus spricht, der mit den andern Christussen nicht die geringste Ähnlichkeit hat.
Es werden demnach alle die vielen Evangelien bis auf eines, welches wohl das älteste sein dürfte, vollends zu verwerfen sein. Und so dieses von den Bischöfen nicht sollte genehmigt werden, so werde er sich von dem Christentume ganz abwenden und allenthalben in seinem großen Reiche das alte Heidentum wieder aufrichten lassen, das für sich trotz der vielen Götter um vieles einiger war als ein solches zerklüftetes Christentum. –
Da schlugen ihm die griechischen Bischöfe vor, daß die Namen Matthäus, Markus und Lukas auch in die alte Christenzeit zurückfallen und nicht irgend doppelt oder auch noch mehrfach unter einem und demselben Evangelisten-Namen erscheinen. Und der Kaiser willigte dazu ein unter der Bedingung, daß man dazu auch die Lehre des Heiden-Apostels Paulus in Anbetracht ziehen solle und mit ihr alle die andern Evangelien fegen.
Man machte ihn zwar darauf aufmerksam, daß auch Paulus sich in seiner Lehre nicht immer gleich geblieben sei, und er an die Heiden ganz andere Briefe schrieb und an die Juden wieder andere, die sich im Sinne und Geiste nicht völlig ähnlich wären. Und Konstantin sagte, daß dies eben nichts mache; denn Paulus habe doch am meisten bewiesen durch Worte und Taten, daß er keinen falschen Christus predige, sondern nur Den, dessen Geist ihm vor Damaskus wunderbar das Amt eines wahren Apostels gegeben hat.
Nach mehr als dreißigjähriger Beurteilung verwarf man endlich doch alles bis auf die vier noch gegenwärtig vorhandenen Evangelien samt der Apostelgeschichte des Lukas und den Briefen des Paulus und einigen wenigen Briefen weniger alter Apostel Christi mit der Offenbarung Johannis, schrieb das alles nach der Ordnung in ein Buch und hieß es infolge der beiden Briefe des Paulus an die Hebräer: ‚Das neue Testament‘ – welches dann von allen Bischöfen angenommen ward, das man aber in späteren hundert Jahren darauf doch wieder dahin umgemodelt hatte, daß man den Evangelisten Johannes in den Hintergrund schob und Matthäus, Lukas und Markus voransetzte und auch in den Kapiteln und Versen eine kleine Abänderung machte und überall vorzeichnete, an welchem Festtage ein oder das andere Evangelium dem Volke vorzutragen sei, wonach sich die Griechen noch heutigentags richten wie auch manche anderen christlichen Sekten.
Rom aber hat für sich dennoch eine eigene Einteilung gemacht und hat in den späteren Zeiten fürs Volk ein kurzes Auszugs-Evangelium fabriziert für Sonn- und Feiertage. Das ganze Evangelium wie auch die alten Bücher der Juden hat es dem Volke auf das strengste verboten zu lesen und die Übertreter dieses Gebotes sogar mit dem Tode bestraft.
Auf diese Weise ist das gegenwärtige Neue Testament entstanden und wurde nach und nach auch als solches von den Christen angenommen vor ungefähr dreizehnhundert Jahren, das aber besonders von den römischen Bischöfen noch allerlei Abänderungen und mitunter auch eigenmächtige Zusätze erhielt, wie solche in der römischen Vulgata, besonders aus den von den römischen Kirchenvätern herrührenden Exegesen zu ersehen und zu erkennen sind und ein jeder nur ein wenig helldenkende Mensch es bald innewerden kann, wessen Geistes Kinder sie sind.
Da kommt besonders eine solche Zusatzlehre vor, nach der die Seelen der Verstorbenen bis an den Jüngsten Tag hin zu schlafen haben, welche Lehre man mit dem griechischen Ausdruck Psychopanechia – d.i. Seelenschlaf – bezeichnete.
Diese Lehre aber erhielt sich nur so lange, bis ein Papst das heute noch bestehende römische Meßopfer einführte und dieses mit allem Pomp den römischen Christen dahin erklärte: daß es als ein unblutiges Opfer die vollends gleiche Kraft und Macht habe wie das einstige blutige Opfer Christi am Kreuze, und daß sich also Christus auf diese Weise wundersam für die wahren Christgläubigen der römischen Kirche Seinem Vater im Himmel aufopfere, und daß ein rechtgläubiger Christ, der ein solches Opfer zu seiner Heiligung mit der dafür (nötigen) Darbringung eines kleinen diesweltlichen Opfers lesen lassen würde, alsogleich nach dem Tode des Leibes ohne langen Seelenschlaf von Christus erweckt und zur ewigen Glückseligkeit berufen werden könne. Und sei der Christ nicht ganz vollkommen, so könne er mehrere solcher Opfer für sich darbringen lassen und würde dadurch der ewigen Verdammnis entgehen und nach einer kleinen Läuterung jenseits im sogenannten Fegefeuer dennoch in den Himmel gelangen.
Also ging das Dogma vom Seelenschlaf, mit dessen Beibehaltung das neu erfundene Meßopfer nichts eingetragen hätte, nach und nach selbst schlafen wie auch jenes geradezu lächerliche Dogma, das da ernstlich lehrte, daß Gott nur einen geringen Teil der Menschen für den Himmel, den größten Teil derselben aber für die Hölle erschaffen habe.
Diese beiden dummen Lehrsätze hat man mit der Zeit endlich ganz aufgehoben, aber dafür die bekannten fünf Kirchengebote und etliche neu kreierte Sakramente eingeführt, die Ich euch nicht eigens zu sagen brauche, da sie ein jeder an und für sich leicht erkennt.
Obschon dadurch die christliche Lehre auf den strengen Rat des Kaisers Konstantin sehr vereinfacht wurde, so ist aber dennoch des Kehrichts in überflüssiger Menge in ihr zurückgeblieben trotz der oftmals zugelassenen und vorgenommenen Sichtungen, von denen eine jede eine gewisse Sektenabtrennung zur Folge hatte, wodurch dann wieder mehrere Christusse entstanden sind, die bis zur Stunde einander als gegenseitige Erzfeinde sich bei den Haaren ziehen.
Darum muß nun die letzte und größte Sichtung vor sich gehen, und wie schon früher bemerkt, die Sichtungsmaschine heißt: die Wissenschaft.
Die sich anfeindenden Christusse müssen hinaus samt allen ihren Anhängseln, auf daß der Eine von Johannes gepredigte Christus unter den Menschen erscheine und Wohnung nehmen kann.
Es wird zwar das noch so manchen harten und schweren Kampf mit sich bringen, von dem aber eben die wahren Anhänger Christi nichts zu befürchten haben; denn sie werden in allem vielfach gestärkt werden, woraus dann auch den andern bis jetzt noch minder Gläubigen ein Licht aufgehen wird, welches auszulöschen sie nicht mehr imstande sein werden.
Und Ich, der Herr, der dieses durch den Mund Johannis zu euch geredet hatte, werde die Erde auf allen Orten und Punkten mit allerlei Gericht und Kalamitäten, als durch gewaltige Kriege, durch große Teuerung und Hungersnot, durch allerlei Pestilenz unter den Menschen und Tieren, durch große Erdbeben und andere Erdstürme, durch große Überschwemmungen und auch durch Feuer heimsuchen. Aber die Meinen werde Ich in der Liebe erhalten, und sie werden an nichts Mangel zu erleiden haben.
Wer Mich aber nun in dieser Meiner zweiten Ankunft wird wie und wo immer zu verfolgen trachten, den werde Ich von der Erde zu vertilgen verstehen.
Was aber die andern Widersprüche in den vier vorhandenen Evangelien noch betrifft, so werden sich diese von selbst im ‚Johannes‘ verlieren, und Ich werde dafür wie gesagt am Ende noch einen eigenen Anhang hinzufügen, durch welchen alles Unrichtige vollends gründlich erkannt wird.
Und somit begnüget euch vorderhand mit dem, was Ich euch gegeben habe und arbeitet fleißig am ‚Johannes‘; denn in dem werdet ihr noch zu einer Überfülle des inneren Lichtes gelangen. Hat aber jemand etwas für sich, das er wissen möchte, so mag er fragen, und Ich werde also bereit sein, ihm darüber ein kurzes und helles Licht zu geben. Amen.
Quelle: Himmelsgaben, Band3, Kapitel 3.640425
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