Sobre los políticos

23 de julio de 1847

01. Entonces escribe hoy algo humorístico, pero no hace falta decirlo: «¡in re vera»! (en su contexto real).

02. La política sirve como un caparazón detrás del cual los hombres con un alto grado de egoísmo intentan ocultar, tanto como sea posible, algunos de sus actos realizados para su propio beneficio. De lo contrario, algún hombre honesto, preocupado por la verdad y la justicia, podría tomarse la libertad de preguntarle a ese industrial amante de sí mismo: «¿Quid agis, amigo?» (¿Qué estás haciendo, amigo?). Y si esta persona preguntada no proporciona una respuesta, el hombre honesto podría entonces tomarle de la mano, como una vez lo hizo Kisehel con Lamec. Por supuesto, este acto podría resultar un tanto incómodo para el político amante de sí mismo. Claro está, este político se sentiría más cómodo si pudiera extraer algunas piezas de oro del bolsillo de la gente de manera políticamente 'correcta' o casi completamente de incógnito.

03. Dado que la política es, en esencia, un caparazón o un velo, especialmente para ocultar los pecados del egoísmo y el amor propio, los políticos deben ser considerados como un 'alimento escondido', con la única diferencia de que, mientras que un alimento oculto suele ser una delicia, los políticos representan un plato extremadamente malo en el cual muchas personas pobres y honestas consumen su propia muerte civil.

04. Los políticos, comparados con un alimento oculto, sorprenden a sus desafortunados consumidores, pero nunca de manera agradable; siempre resulta desagradable, y muchas veces causan el mayor dolor en una sociedad burguesa. Por eso, todo el mundo les guarda, con razón, un cierto respeto secreto, equivalente al temor febril que experimentan muchos antizoólogos de nervios débiles al encontrarse con una boa constrictora que despliega su doble lengua y los mira de una manera terriblemente siniestra. Este extraño respeto, sin embargo, está totalmente justificado, ya que un político de este tipo es en serio y a nivel espiritual nada más que una boa constrictora que, como es sabido, primero aplasta a su presa hasta dejarla en un estado completamente vulnerable para luego consumirla a su gusto sin preocupación ni temor.

05. Por esta razón, los políticos buscan narcotizar, asfixiar y cegar a sus víctimas elegidas mediante diversos medios venenosos. De esta manera, los vuelven completamente indefensos, al igual que una boa constrictora hace con su presa, para luego devorarlos con la mayor facilidad, como se suele decir, 'sin dejar rastro alguno'.

06. Por lo tanto, que cada uno se cuide bien si tiene delante de sí esa 'comida encubierta' de una 'Boa constrictora'; de lo contrario, pronto se dará cuenta de que los políticos inventaron el éter sulfúrico mucho antes que Jackson para narcotizar hasta la muerte a personas inofensivas. Este invento no les resultó difícil, ya que, en primer lugar, provienen del pozo de azufre. ¡Ya sabéis de cuál pozo estamos hablando!

07. Por tanto, una vez más, ¡cuidado con los políticos si no queréis quedar anestesiados tanto temporal como para siempre! Amén.

Fuente: "Dádivas del Cielo", tomo 2, recibido por Jakob Lorber el 23/7/1847

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