Oración del muy débil

Si quieres pensar como un hombre cristiano y honesto, lo harías en tu corazón diciendo:

¡Oh Señor! ¡Soy un gran deudor ante Ti! ¡Ten piedad conmigo que soy un malvado y amante de mí mismo y, esto, de forma exagerada! Porque, dentro de mi ignorancia, he pecado fuertemente contra Ti y en contra de todos Tus hijos débiles y, ahora, yo mismo me he vuelto más débil que todos aquellos que antes los creía débil! ¡Y todo esto sucedió debido a mi terca necedad sin límites!

Por eso Te pido encarecidamente que vuelvas a mirarme con piedad en Tu infinito Amor y me des un sentido sincero para que pueda darme cuenta del verdadero valor humano de Tus hijas y no permanezca como un ciego, como lo he sido hasta ahora, en donde yo, al igual que el mundo malvado, buscaba el valor sólo en la riqueza y en la belleza juvenil y, más allá de eso, también en una fidelidad y sumisión increíbles. (¡Por eso fui un burro tonto y celoso debido a mi gran egoísmo!)

¡Oh Señor, ahora que reconozco mi gran error, sé piadoso y misericordioso conmigo que soy un pobre pecador! ¡Permíteme encontrar lo que antes había despreciado demasiado frecuentemente dentro de mí malvado y desviado corazón! Porque no era uno que se hubiera dejado guiar por el espíritu sino todo el tiempo solo por la carne. ¡Por tanto también sé que hasta ahora soy sólo de la carne y no del espíritu! ¡Por eso, oh Señor, permite que encuentre honestamente de nuevo una carne justa que Te agrade para que en el futuro ueda resucitar en ella, en el espíritu, de acuerdo a Tu Santa Voluntad y con la ayuda de ella! Amén.

Fuente
Dádivas del Cielo, tomo 1, 
recibido por Jakob Lorber el 4 de noviembre de 1840.
(dadi1.401104.23-25)

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