Sobre la voz interior

En la obra, la Infancia de Jesús, que también es conocida como el apócrifo el "Protoevangelio de Santiago", hay un relato que muestra cómo funciona la voz interior. En este pasaje, vemos al niño Jesús que teniendo aun apenas 3 meses, hablaba mediante la voz interior. Cirenio, que no comprendía esto, recibió una rápida enseñanza de esta importante herramienta de la espiritualidad:

Sin perder tiempo y con gran humildad, Cirenio se dirigió al Niño:

«Vida mía, aun sabiendo Quién eres, resulta misterioso que Tú, a tus tres meses, sepas hablar tan correcta y sabiamente.

Ya que en este monte se han realizado tantos milagros, me gustaría recibir alguna Luz sobre este asunto. ¿Me la darás?».

«Allí al lado de José están mis dos ángeles. Pregúntales a ellos y te lo explicarán».

Cirenio repitió su pregunta a los dos jóvenes que le respondieron:

«Mira: este caso es un asunto puramente celestial y aunque te lo expliquemos, no nos comprenderás.

Porque los hombres naturales nunca comprenderán lo puramente celestial, porque su espíritu está todavía cautivo de la materia del mundo.

También tú, en gran parte, eres material. Por eso no comprenderás lo que vamos a decirte.

Pero como te has empeñado y como es conforme a la Voluntad del Señor, te lo explicaremos.

Lo que no podemos darte es su comprensión, porque todavía eres un hombre natural. ¡Óyenos, pues!

Al Niño, según su condición natural, aún le costará mucho llegar a poder hablar con vosotros de manera natural.

Tal vez dentro de un año pueda hablaros de esa manera.

Pero en el corazón del Niño reside la plenitud de la eterna Divinidad omnipotente.

Si ahora este Niño te habla clara y sabiamente, entonces no es el niño natural y palpable el que te habla, sino que es la Divinidad dentro de Él la que dirige directamente las palabras a tu alma, capacitada para este fin.

De esta manera percibes las palabras como si el niño natural te las dirigiera.

Pero no es así. Quién te habla es únicamente la Divinidad, invisible para ti.

Lo que crees oír a través de tu oído, en realidad lo estás oyendo dentro de ti mismo. E igual pasa con todos los que escuchan al Niño.

Para que puedas convencerte de ello, anda y aléjate de aquí hasta que pienses que ya no podrás oír su voz natural.

Aun así verás que Él te habla. Y desde allí lejos le oirás igual de bien que si estuviera a tu lado. ¡Ve y haz la prueba!».

A pesar de no comprender nada de todo aquello, Cirenio se alejó unos mil pasos, lo que le permitió el terreno.

Allí, de pronto, escuchó la voz del Niño que le llamaba claramente:

«¡Cirenio, vuelve de prisa porque te has parado encima de una madriguera de tigres!

¡Ya te olfatearon! ¡Corre, pues, y vuelve antes de que te vean!».

Cuando oyó esto, Cirenio volvió con la velocidad del viento y luego se detuvo totalmente desconcertado. Todavía quería continuar indagando, pero al fin y al cabo ni él mismo sabía el que podría preguntar, pues la experiencia le resultaba demasiado fantástica.

Fuente: "Infancia de Jesús", capítulo 129, recibido mediante la voz interior por Jakob Lorber.

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