Cuanto más tiempo Tulia tenía al Niño Jesús en sus brazos, tanto más reconocía los errores de su vida, por lo que, repetidas veces, estalló en sollozos. « Mi amada Tulia », le dijo el Niño, « éste es otro detalle que no Me gusta de ti: ¿Por qué continuas llorando, teniéndome a Mí en tus brazos? Sería más conveniente que estuvieras contenta y alegre, porque no me gustan las lágrimas de los hombres que se vierten cuando no hacen falta. ¿Acaso piensas que tus lágrimas purifican de tus pecados tu corazón ante Mí? ¡Eso es absurdo! Aunque tus lágrimas corran por tus mejillas, si no pasan por tu corazón, poco lo limpian. Lo que es peor: Muchas veces las lágrimas son la causa de que el corazón se cierre, por lo que luego ya no puede entrar nada en él, ni lo bueno ni lo malo... Y esto causa la muerte del espíritu que mora en el corazón, porque una persona triste siempre es un ser que anda ofendido, situación en la que no admite nada. Yo no puse más que tres clases de lágrimas en el ojo del ...