Yo Soy el Camino
“Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Nadie llega al Padre, sino es a través de Mí”
Jn.14,16
Este
escrito es un resumen tomado de la obra: “Aclaraciones de los Textos de las
Escrituras”, capítulo 4, versos 1 – 25 de fecha 27.12.1843.
El
Señor Jesucristo:
Esta
verso representa a un sol central e indica que nadie alcanza la vida
eterna sólo con la lectura.
El
Padre es el Amor eterno dentro de Mí, así como Yo soy perfecto
dentro de Él en toda mi Esencia Divina desde la eternidad; porque Yo
y el Padre somos uno, o Yo y Mi Eterno Amor somos uno, o así como el
Amor habita vivamente y eternamente dentro de su Sabiduría, también
la Sabiduría habita eternamente dentro del Amor, del cual ella
surge, por la eternidad.
El
Padre o el Amor es la vida fundamental de toda vida; quien no retorna
a esta fuente original viva de toda vida, permanece muerto y no
conseguirá vida en ninguna otra parte. Pero ¿dónde está la puerta
hacia el Padre? y ¿quién es esa puerta? ¿Son los muchos libros y
escrituras que alguien lee, o soy Yo?”
Algunos
dirán: El que ha leído las escrituras concluirá que se trata de
seguir la doctrina para alcanzar la vida eterna.
Pero
el Señor dice: ¡Miles de miles afirman eso y sin embargo están
muertos y no tienen ni el camino ni la verdad, menos aún la puerta y
la vida!
El
asunto puede sonar muy grosero y falto de sensibilidad ¿y esto
proveniente de Dios? Pues a decir ¿qué cosa más alta puede hacer
el hombre que estudiar las escrituras y ponerlas en práctica?
Este
razonamiento es comprensible sobre todo cuando mejor es hacer algo
que desechar todo y echarse a los brazos del mundo.
Sin
embargo está escrito:
“En
aquel tiempo habrá muchos que me dirán ¡Señor, Señor! Pero Yo
contestaré: »Retiraos de Mí, porque Yo nunca os he conocido«”
¡Señor,
Señor! Simboliza el hecho que se reconoce a Cristo como el Camino,
la Verdad y la Vida, ¿¡pero
de qué sirve este reconocimiento si nadie quiere caminar por el
camino, nadie quiere coger la verdad vivamente para así alcanzar la
vida?! Jesús
no es un actor que pide aplausos. Su deseo es muy serio y por la
eternidad. Él exige una acción seria, no una simple consideración.
Ejemplo:
Un rico pretendiente tiene a muchas posibles novias que le aplauden,
lo alaban y lo honran, pero cuando él ofrece matrimonio a una u
otra, todas corren e incluso se sienten ofendidas por tal proposición
en sus corazones.
Un
tal pretendiente se alejará de tales novias y se buscará en la
ciudad a una ramera y le dirá: “Yo sé que eres una ramera, pero
deja tu actividad mundana y me casaré contigo.”
La
ramera dejará su oficio presionada por su verdadero y recién
despertado Amor y se convertirá en su mujer muy amada. Igual que
Magdalena que era la última mujer en todo Israel, pero cuando el
verdadero Novio la llamó, ella fue la primera entre todas las
mujeres que celebró junto al mismo novio la gran Resurrección hacia
la vida Eterna.
¡De
veras que la lectura no era lo suyo pero cuando ella descubrió al
Justo, inmediatamente dejó su actividad mundana y cogió un Amor
fuerte e indestructible hacia Aquél que reconoció como el Verdadero
y entregó como sacrificio todo lo que tenía en el mundo! ¡Mirad,
para esta novia Yo fui el camino en la verdadera acción viva,
también la Verdad y la Vida! Pero en aquel tiempo muchos también me
habían reconocido como tal — pero no quisieron saber nada que
tenga que ver con alguna acción; por eso para ellos pertenece el
texto:
¡Entonces
los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros!
¿Es
realmente tan difícil en la acción el camino, la verdad y la vida?
¿Acaso no está escrito: Mí Yugo es suave y mi carga ligera? ¡Por
supuesto que lo es! Todo el camino, la verdad y la vida y el yugo
suave y la carga ligera se encuentran dentro de los dos mandamientos
del Amor.
¿Es
de veras tan difícil amar a Aquel que es el Amor eterno mismo? ¿Es
realmente difícil amar al propio hermano?
¡La
pura verdad es que no hay nada más fácil que esto!
¡Tan
sólo quitad al mundo, esta antigua peste del Espíritu, de vuestro
pecho, y así vosotros experimentaréis qué dulce y fácil es amar
al amor Eterno y amar al hermano!
Pero
por supuesto es difícil amar al Amor Eterno y al hermano, cuando el
corazón está lleno del mundo, lleno de cálculos mundanos, lleno de
dinero, lleno de especulación y lleno de la matemática infernal, la
cual sabe calcular al pelo lo que un céntimo da en porcentaje al año
en los caminos de la usura.
¡La
verdad es que si el corazón está lleno de ese arte, aquí no
ayudará mucho el decir “¡Señor, señor!” y el camino, la
verdad y la vida se volverán angostos y espinosos, tanto que
difícilmente podrá ser caminado!
¿Entonces
de qué sirve aquí la lectura de miles y miles de libros, aunque
sean de los más verdaderos? ¡¿Despertará acaso hacia la vida
aquél que diariamente está preocupado en llenar su corazón con
todas las inmundicias del mundo cada vez más y día a día?
Decid,
¡¿podrá alguno de vosotros engendrar hijos con una estatua?!
¿Acaso conseguirá que brote una semilla dibujada muy artísticamente
cuando se la ponga en la tierra? ¡Con seguridad ni lo uno ni lo
otro!
Lo
vivo sólo puede engendrar vida con lo vivo; por eso también sólo
la Palabra viva en el corazón vivo puede producir frutos.
Pues
la Palabra viva es para el que está espiritualmente muerto apenas
una semilla dibujada, y así quiera él echar un sinnúmero de
semillas iguales, no logrará nunca un fruto, ya que él no aviva la
Palabra, tampoco la Palabra se volverá viva dentro de él.
Pero
quién sólo escucha poco y lo pone en práctica, aquél es el
cumplidor de la Palabra y el que busca verdaderamente el Reino de
Dios, y todo lo demás se le será añadido — ¡Yo pienso, que esto
también está claro, pero continuemos en la próxima con más soles
centrales!
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