Yo os conozco


1 »Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.« (Jn.5,42) — Este versículo sirve perfectamente como cierre de este libro anexo.
2 Esto lo dije Yo a los judíos; porque en ellos estaba la letra muerta de la ley. Para ellos las obras ceremoniosas y las obras aparentes valían más que el Vivo mismo, Aquél que había dicho esto a ellos.
3 Pero por eso ellos estaban afectados con la ceguera y no vieron en Aquél que era Vivo eternamente nada más que un hombre común y muy ordinario, y a lo sumo se asombraban de Sus milagros muy llamativos, a veces también sobre alguna Palabra sabia pero siempre y cuando ellos estuviera presentes en el momento que sucedía o se hablaba; pero si no estaban presentes no creían que era Yo quien lo había hecho o hablado, y buscaban de todas las formas posibles poner el asunto bajo una luz sospechosa. Allí donde ellos no lo conseguían mediante la desnaturalización o también mediante la negación completa entonces Yo tenía que ser un poseído y uno que actuaba con la ayuda del poder del diablo.
4 ¿Pero porqué ellos no reconocieron al Señor de la Vida a pesar que era la Voluntad y la Intención del Señor que Lo reconocieran? — El motivo lo aclara el texto: »¡El Amor no está dentro de vosotros!«
5 ¿Pero porque no se puede reconocer al Señor sin el Amor? — ¡Sin el Amor no se puede reconocer al igual que un ciego no puede ver lo que le rodea, y un sordo no puede oír la voz de su amigo!
6 Porque el Amor es la Vida; y sólo la Vida puede ver y oír, — porque la muerte no tiene estas capacidades. Por eso tampoco los judíos entre sí no pudieron reconocer al Señor de la Vida, porque no tenían dentro de sí la Vida del Amor, Vida que es una vida libre que proviene de Dios, mientras que todas las otras vidas son vidas atrapadas en el juicio, es decir que es la muerte misma si se compara con la verdadera Vida del Amor.
7 Por eso quien no tiene la Vida del Amor no es más que una máquina vana que es puesta en movimiento por los impulsos del mundo, y su mirar, oír y sentir es algo meramente mecánico y no puede levantarse nunca sobre la esfera juzgada de la limitación del juicio. Sólo la verdadera Vida del Amor es una vida independiente y por eso puede por sí sola destruir todas las limitaciones y levantarse hacia Aquél que es su fundamento más íntimo.
8 Nadie puede ver algo en su esfera natural que no lo tenga ya dentro de sí; Por eso, ¿¡cómo podría alguien ver y reconocer Mi Esencia si no lo tiene guardado ya en su corazón?!
9 Por eso Yo os digo: ¡Dejad todo, — solo retened el Amor, así reconoceréis lo que los judíos no reconocieron, ni vieron, porque sus ojos no tenían luminosidad!
10 ¡De la misma manera, hoy hay aún muchos en el mundo que no tienen el Amor dentro de sí! Por eso ellos consideran la sombra, que no existe, como si fuera la realidad; ¡Pero a Mí, que estoy y camino todo el tiempo con vosotros, no Me reconocen ni me ven porque no tienen Amor!
11 También hay entre vosotros aquellos que buscan allí donde no hay nada que encontrar; ¡pero donde hay vida en su delante y donde hay iluminación, no quieren mirar ni reconocer!
12 ¡Ellos pesan en una misma balanza el diamante junto con las piedrecillas! ¿Para qué sirve el peso de las piedrecillas junto al del diamante? ¿Porqué admirar al estiércol que está lejano y dejar de lado al oro que está en su propia casa?
13 ¡No basta que se conozca el valor del oro, — sino también tiene que apreciarse vivamente al oro a diferencia del estiércol, aún cuando éste venga de lejos! Esto lo puede hacer solo aquél que tiene por completo al Amor; pero quien oscila entre éste y el otro no tiene la capacidad ni la tendrá aún por mucho tiempo. Por eso le pasará al igual que los judíos que no fueron capaces de diferenciar al Señor de un hombre muy común.
14 ¡Por eso Yo os digo y os recuerdo que os he dado mucho; pero sólo aquél que tiene el Amor dentro de sí reconocerá esto como una dádiva pura!
15 ¡Quien aquí calcula el Amor y cuenta lo que hace y da, a aquél quiero hacerle lo mismo, — y el calculador no estará libre y el contador no estará sin ataduras ante Mí hasta que se haya despojado de todo cálculo y conteo! ¡Por eso también el Amor debe ser libre y no deberá buscar consejo en su cabeza cuando esté actuando en su interior!
16 ¡Al dador sabio quiero recompensarlo con Sabiduría; pero al dador de Amor quiero Yo mismo ser recompensa! ¡Pero cada cual que no actúe según su libre Amor no verá el rostro del Señor antes que empiece a actuar motivado por el Amor libre!
17 ¡Esto lo digo Yo, el Fiel eterno, el Verdadero, el Primero y el Último, como Padre en todo Amor, para que vosotros consideréis perfectamente todo esto!

Fin del Libro
Fuente:
“Aclaraciones de las Escrituras” Capítulo 37,
recibido el 29 de enero de 1844 por la tarde
por Jakob Lorber

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