“No tomarás el nombre de Dios en vano”

Algunos religiosos afirman que solo está permitido mencionar el nombre de Dios en caso de extrema emergencia.

Pero qué ser humano en la Tierra, en su mayor angustia, puede colocarse en ese estado de calma, sublime reverencia y devoción más elevada, en el cual podría pronunciar dignamente el nombre del Señor. Quizás algunos sí, pero ¿la mayoría?

Si esta afirmación de aquellos religiosos fuera cierto, entonces a ningún hombre tampoco se le permitiría orar, porque en la oración ¡también se menciona el nombre del Señor!

Pero el hombre debe orar todos los días y dar gloria a Dios y no debe limitar la oración a emergencias extremas.

Pero de todo esto se desprende claramente que este mandamiento está mal entendido. Pues para terminar de una vez con todas las reflexiones al respecto, os diré muy brevemente cómo debe entenderse este mandamiento en su esencia, y así: *“No tomarás el nombre de Dios en vano”* significa:

  • Primero debemos conocer el nombre de Dios, qué es Él y en qué consiste; y no deberíamos entonces pronunciarlo vanamente con palabras externas como cualquier otro nombre, sino siempre activamente, porque el nombre de Dios es el poder activo del hombre.
  • Por lo tanto, todo lo que una persona hace debe hacerlo en este nombre. Y si hace esto, es alguien que habla el nombre de Dios no en vano con palabras externas, sino activa y vívidamente dentro de sí mismo.

Segundo Mandamiento

“No debes tomar el nombre de Dios en vano”

Significado espiritual:

    “No deberías tomar el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no dejará sin castigo al que tome su nombre en vano”
    (Éxodo 20:7) (Deuteronomio 5:11)

El segundo mandamiento enseña a reconocer y expresar el nombre de Dios de manera viva y activa a través de las acciones, no solo con palabras vacías.

Puntos importantes:

  • Reconocimiento del nombre de Dios: Implica entender que el nombre de Dios no es solo un sonido, sino la fuerza viva del fundamento del ser humano (SolE 2.76.8).
  • Expresión activa: No se debe pronunciar el nombre de Dios de forma mecánica o vacía, sino que debe ser manifestado mediante actos vivos y conscientes (SolE 2.76.9).
  • Uso de la fuerza divina: La energía otorgada por Dios debe emplearse para buenas acciones, ya que usarla mal es profanar el nombre divino que reside en el ser humano (SolE 2.76.8).
  • Práctica cotidiana: Se enseña a los niños a vivir este mandamiento de manera práctica y constante, hasta que lo integren plenamente en sus acciones (SolE 2.76.10).
  • Rechazo a interpretaciones superficiales: Critica la idea terrenal de limitar el nombre de Dios a un uso reverente solo en emergencias, mostrando que esto lo vuelve impracticable e irrelevante (SolE 2.76.4-6).

Fuente: https://jakoblorber.webcindario.com/seleccion/10mandamientos/DiezMandamientos2025.htm#m2

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