Los pensamientos

Hay una recomendación que dice: «No consentirás pensamientos ni deseos impuros». Otra sugiere: «No permitas tener antojos o deseos por esto o lo otro». Es fundamental entender que pensar es una cosa, y animar o dar vida a un pensamiento es otra. En otras palabras, puedes pensar en cualquier cosa sin cometer un error.

El problema surge cuando animas o das vida a un pensamiento que no contiene amor al prójimo. Por eso, antes de dar vida a cualquier pensamiento o idea, es aconsejable observar cuidadosamente lo que está en el corazón. Esta observación se lleva a cabo a través de un intelecto purificado y un buen razonamiento.

El pensamiento es la semilla que lleva a la acción.

Por esta razón, cuando descubres un fuerte antojo o deseo ardiente por algo, significa que tu pensamiento ya ha sido animado por el agrado, la complacencia, la benevolencia o incluso por la voluntad. La experiencia muestra que, en este punto, suprimir tal pensamiento puede requerir mucho esfuerzo y, mientras tanto, puede representar una fuerte emergencia en la vida.

La acción es el fruto de la semilla.

Tal como es la semilla, así será el fruto. Por lo tanto, se debe proceder de la siguiente manera:

  • Instalar primero un “trono de juicio” basado en el intelecto y el razonamiento.
  • Evaluar cada pensamiento utilizando este trono.
  • Someter el pensamiento a la prueba del fuego y de la luz, es decir, a la prueba del amor puro y la sabiduría interior.

Si el pensamiento resulta bueno, entonces puedes desear lo bueno y verdadero. Si el pensamiento es desordenado, es decir, si va en contra del Amor ágape, entonces no lo desees.

Este consejo se encuentra en el noveno mandamiento bíblico y representa la purificación del alma. Es muy recomendable seguirlo de manera regular.

Si una persona no logra ser un verdadero señor de sus pensamientos, tampoco podrá serlo de sus pasiones, acciones y actividades que surgen de ellos. Quien no es dueño y maestro de sí mismo aún está lejos de la vida verdadera y sigue siendo esclavo del error. Este error nace de pensamientos desordenados y de sus deseos y antojos consecuentes, que contaminan a todo el ser humano.

Ejemplo:

Viene un pensamiento que es acompañado por otros pensamientos más que dicen:

  1. Disfruta de la dopamina de manera fácil y gratis, de modo que no te cuesta nada a través de la autosatisfacción.
  2. No importa que el disfrute es a costa de tu salud, o de la vida de otro ser humano que podría nacer con esa energía sexual.
  3. El prójimo no me interesa, solo yo quiero disfrutar del placer.
  4. No hagas caso a la voz de la conciencia, apágala.

El número (2) pasa de contrabando, porque la voz de la conciencia ha sido apagado con el (4) pensamiento y por eso no puede dar una alerta.

Como no tuvimos un "trono" los pensamientos (2), (3) y (4) pasan sin problemas.

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