Alcanzar el cielo

Hay personas altas y bajas, y también personas con mayor o menor inteligencia. Si el Cielo se alcanzara a  través del intelecto, entonces Dios sería el mayor discriminador de la historia de la humanidad.

Pero, la realidad es diferente: la única manera de llegar al Padre es a través del Amor.

Por tanto la fe intelectual es un absurdo. A lo sumo,  mediante este tipo de fe, se  puede alcanzar el fanatismo religioso o  ateísmo producto de la desilusión.

La Fe verdadera es, pues, algo diferente.

Esta Fe necesita un corazón humilde en donde desarrollarse. Un corazón sensual no permite espacio para la humildad. La Fe necesita del alimento que consiste en la humildad.

Si usamos la metáfora anterior veremos que la semilla de trigo corresponde a la Fe verdadera cuya vida radica en el  espíritu.

  • El suelo corresponde al estado de ánimo, fuero interior.
  • La humedad necesaria es la Humildad (humus).
  • La Fe espiritual necesita pues un corazón lleno de humildad.


Las capacidades cognitivas

Hay que entender que el alma humana posee dos capacidades cognitivas. Lo cognitivo es la capacidad de reconocimiento, es la conciencia resultante del procesamiento interior de las impresiones y experiencias usando el reconocimiento de la verdad existente en el interior espiritual del individuo.

La primera es la capacidad cognitiva exterior que corresponde al entendimiento externo del alma. Esta es de polaridad negativa y su sede está en la cabeza.

Es de polaridad negativa porque el intelecto ha sido dado para separar momentáneamente al espíritu de la divinidad hasta que la divinidad desaparezca temporalmente de la vida del mismo.

Por tanto esta capacidad  no comprende o percibe a Dios ni la esencia divina. Si el hombre se empeña en buscar y encontrar a Dios con esta capacidad entonces solo consigue alejarse de Dios. Cuanto más insista tanto más se aleja. Este problema suele suceder con las personas religiosas que caen en un fanatismo.

La segunda es el estado de ánimo predominante, el fuero interior del alma, allí en donde se albergan los sentimientos. Es de polaridad positiva. Su sede está en el corazón del alma.

Esta capacidad consta de tres elementos:

  1. Una voluntad completamente propia,
  2. un amor propio y
  3. una fuerza imaginativa (correspondiente a los dos elementos anteriores)


Cuando la fuerza imaginativa entra en acción entonces aquí el alma absorbe el concepto de la existencia de Dios. Este concepto tiene que ser abrazado por el amor (el segundo elemento).

Y cuando el resultado es retenido firmemente por la voluntad (primer elemento) entonces aquí surge lo que se denomina como Fe verdadera.

La Fe verdadera se inicia a través del uso de la capacidad interior, tiene vida propia y hace despertar al verdadero espíritu.

La finalidad es generar la Fe verdadera en un proceso en el cual despierta al espíritu. Entonces este espíritu despierto

  • empieza a observar a su despertador
  • se levanta poderosamente como una Luz divina
  • irradia por completo al alma
  • transforma en luz todo lo que encuentra en ella.


La Fe verdadera es por tanto una luz transformadora del espíritu que penetra el alma que permite dar bienaventuranza al alma.

Pensar con el corazón

La Fe verdadera es sinónimo de pensar con el corazón, aunque al inicio parezca ser una actividad imposible. En general es algo muy desconocido por muchos. Para pensar con el corazón hay que hacer ejercicios específicos, constantes para despertar el Amor a Dios.

Una vez que el corazón se va fortaleciendo con este despertar y expandiendo las ataduras del espíritu se van debilitando y el espíritu en sí es una luz proveniente de Dios mismo que se va desarrollando, multiplicando y liberando cada vez más y más.

En el corazón existe una recámara de vida central que cuando la luz del espíritu empieza a iluminar esta recámara, las incontables formas arquetípicas se van viendo cada vez más claras.

Estas formas arquetípicas están dibujadas en las incontables paredes de la pequeña recámara de vida y el alma empieza a ver las formas arquetípicas.

Esta visión u observación se convierte en una nueva forma de pensar en donde el alma tiene acceso a nuevos conceptos, y grandes y claras nociones e ideas.

El círculo de visión del alma se expande con cada pulso del corazón y los temas que antes eran escandalosos o dudosos desaparecen en la medida en la que el entendimiento de la cabeza va callándose.

Aquí ya no hay escepticismo porque la necesidad de pruebas y demostraciones desaparecen ya que la luz del espíritu ilumina el interior de las formas. Las sombras y las dudas desaparecen para siempre.

La Fe verdadera es viva

En esto consiste la fe verdadera que se forma en el corazón y no en la cabeza.

Es una fe verdadera porque proviene de la luz inequívoca del espíritu y está “vivo” porque lo único vivo en el hombre en su sentido más verdadero es solo el espíritu.

Imagen del grano de mostaza

“...si tuviereis Fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se pasará; y nada os será imposible”.

     Mateo 17:20

“Si tuvieseis Fe como un grano de mostaza, diréis a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá”.

     Lucas 17:6

La Fe verdadera posee esa fuerza extraordinaria y es la única que da bienaventuranza.

Para alcanzar esta Fe se debe

• practicar el ejercicio mencionado arriba,

• se debe tener una firme determinación para alcanzar la maestría en ella en el tiempo más corto y lo más pronto posible.

¿Por qué parece imposible alcanzar esta Fe?

Esto sucede a los hombres que se han ocupado demasiado y por mucho tiempo por la educación del entendimiento de la cabeza, algo que es una mala costumbre en el mundo actual. Costumbre que tiene como objetivo solo el bienestar terrenal.

Otras consideraciones importantes

• Es necesario llevar una vida de moral fundamentada en el evangelio.

• No se debe ser un juerguero, vividor, glotón, en especial no ser un hombre lujurioso o entregado a los placeres carnales.

• Debido a que este estilo de vida, si bien no puede matar al espíritu, pero sí impedir para todos los tiempos el libre desarrollo de su luz.

• Este es el motivo por el cual tales personas lujuriosas se vuelven completamente insensibles, especialmente en sus años avanzados.

• Son personas que apenas logran extraer momentos de alegría para sus vidas abatidas si pueden complacerse un poco en mirar o tocar a alguna muchacha.

Fuente: "Roberto Blum", tomo 1, capítulo 35, recibido por Jakob Lorber.






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