Sobre la vacuna contra la Viruela
1. Lo que queréis saber es, por un lado, un tema prácticamente de poca importancia, como también, visto de su lado opuesto, el lado espiritual, tampoco es de gran significancia.
Pues tomad, como ejemplo, un árbol que haya absorbido del suelo de la Tierra algún jugo malo, corrompido, contrario a su naturaleza. Pronto veríais que sus hojas crecerían completamente malformadas y marchitas, como también que las ramas y ramitas serán rodeadas con todo tipo de mala hierba y otras plantas parásitas.
Ahora, si alguien entiende un poco de arboricultura, con seguridad llegará a la conclusión, que el injerto con otras ramas que están aun más enfermas y débiles, no podrá sanar al árbol, sino todo lo contrario, tanto el árbol como el injerto perecerán.
2. Pongamos un caso: alguien ingiere algún veneno. La pregunta es: ¿se sanará recibiendo más del mismo veneno; veneno que ya le ha mermado tres cuartos de su vida? Con seguridad otra ingesta del mismo veneno acabaría con el último cuarto de vida que le quedaba.
3. Miremos otro ejemplo en el sentido espiritual. ¿Os podríais imaginar una necedad más grande que alguien le dijera a un pecador, «¡Amigo, escúchame, tú solo sigue pecando, sí y mucho, porque con la ayuda de tus pecados nuevos, borrarás con seguridad todos tus pecados antiguos. Y si eres muy voluptuoso o lujurioso, entonces entrégate por completo a tu pasión carnal y peca pues tantas veces como puedas, así te convencerás que justo de esta manera alcanzarás la victoria sobre ti y tu carne.»
Fijaos, si bien este amigo le ha dado un consejo agradable y, así, ha logrado librarse de su pecado con la ayuda de la "vacunación" del pecado carnal, es porque esta "vacuna" ha matado la capacidad de la carne de apasionarse y vivir felizmente.
Pero preguntad ahora, ¿qué victoria ha logrado este hombre al seguir fielmente el consejo? ¿Quién ha vencido en él? ¿la vida o la muerte?...
¿Acaso no es evidente que con las herramientas de la muerte no se puede luchar contra la muerte, sino con seguridad solo contra la vida?
¿No es evidente que quien ha obtenido la victoria sobre su carne luchando con estas armas lo único que ha obtenido es matar la vida y, con esto, le ha dado la victoria a la muerte sobre sí mismo?
¿Conocéis el viejo dicho popular, en relación al hombre que, por mucho tiempo, se ha entrregado a la lujuria o, la meretriz ya entrada en años, que dice: «¡Mira, el pecado ya le ha abandonado!».
Ahora pregunto Yo: si hasta el pecado mismo ha empezado a despreciar ya al lujurioso o a la meretriz, entonces ¿qué relación tienen ellos ya con la vida?
¿Acaso la muerte necesita encadenar a los muertos, que ya son sus presas desde hace mucho tiempo?
Pero Yo digo: La muerte sale a la caza abiertamente en el campo de la vida y busca cazar muchas presas para llevarlas a sus almacenes de perdición eterna.
4.Si alguien quiere conservar la vida, que luche con las armas de la vida contra el pecado, porque el pecado es un arma destructiva de la muerte.
Quien se ha vuelto un maestro sobre el pecado con la ayuda de la vida y la haya vencido en la plenitud de la vida, éste si que es un héroe, porque se ganó la vida luchando con la vida.
Quien da la vida para la vida, hace bien y es alguien lleno de Sabiduría y lleno de Amor y lleno de Vida.
Pero el que entrega la vida a la muerte, es un necio. ¡Cuán poca luz de vida debe tener aquel que se escapa de la luz y busca la oscuridad!
5. Oh, mirad, si queréis considerar esto con exactitud, lo mismo sucede con el intento de evitar la susodicha viruela a través de la vacuna.
6. ¡Porque la viruela es un mal heredado de la impudicia, proveniente desde el tiempo de los inicios de la humanidad, que de periodo a periodo madura con las generaciones últimas, y no tiene nada en común con la enfermedad del mismo nombre que afecta los animales, en especial al ganado vacuno y bovino y a las cabras, que es producido por la picadura de cierto insecto!
¿Cómo podría la sustancia purulenta, que contiene pus y proviene de la viruela de la vaca, ser un medio protector contra la viruela que sucede en el hombre?
7. Os digo, este tratamiento nunca ha sido fructífero a pesar que la humanidad sueña con esto.
Algunos éxitos aparentes no son otra cosa más que, primero, casos de superstición favorecidos y de obsesión a través de estas acciones de vacunar, (lo que se ha vuelto algo menos frecuente entre los hombres, debido a que la fe ha desaparecido casi por completo y, en su lugar, ha sido reeemplazada por el puro conocimiento (!¿?!).
Segundo, o tal tratamiento se ha realizado en niños que por dos motivos deberían haber sido exonerados para toda sus vidas. Es decir, una generación afectada con el germen de este mal pero que aun no ha alcanzado el correspondiente grado de maduración, o de niños que aun no han sido afectados en absoluto por el germen de este mal.
8. Mirad si hay tales niños a los que se les ha vacunados con tal necedad, entonces ellos podrían ser por supuesto buenos testigos del efecto mortal de tal tratamiento.
Por lo contrario, tanto los vacunados como los no vacunados, en el tiempo de madurez de tal mal, podrían contraer ambos la enfermedad igualmente.
El hecho que los médicos, de manera astuta, hayan declarado tales casos reales de viruela como si fueran solo casos de erupciones cutáneas causadas por el sol, algo que podéis daros cuenta fácilmente, sucedió únicamente para salvar el honor de los médicos.
9. Ahora, si tomáis como verdad las explicaciones anteriores que os he dado, y además observáis un poco vuestras experiencias, preguntaos a vosotros ,mismos ¿cuál es la utilidad de este maltrato de los niños? Podéis estar seguros que este maltrato no sirve para nada.
Al contrario, en muchos sentidos este es muy dañino para la especie humana y ocasiona una vida apagada y sin energía, además desgano, inacción, cansancio de los órganos vitales y, en especial, en los órganos sexuales femeninos. De esto podéis estar seguros.
Si no queréis creer todo esto, entonces recurrid a la historia de la humanidad y comparad vuestra generación de las vacunas y también a vosotros mismos con la generación anterior y veréis la inmensa diferencia con respecto a la salud en general y también con respecto a la longevidad. Haced esto y todo os quedará muy claro.
10. Os digo, si hacéis un pequeño hoyo en una piedra y vertéis en el hoyo una gota de veneno ácido y luego inspeccionáis esta misma piedra al cabo de veinte años, os podéis convencer fácilmente del daño producido en la piedra, por una sola gota de veneno, siendo la piedra de una naturaleza que resiste milenios.
11. Ahora, si inoculáis el amargo y ácido veneno de la putrefacción en el organismo delicado de un ser humano, no os será difícil encontrar la respuesta adecuada a este problema.
12. Por supuesto ahora me preguntaréis, y con todo derecho y razón, que Yo os indique algún otro remedio para evitar o para expulsar este mal, sin efectos nefastos, ya que Yo soy el único creador de toda la naturaleza y, por lo tanto, el único que conoce perfectamente toda la naturaleza.
Y os digo, sí, Yo quiero hacer esto. Pero os adelanto también que Mis remedios naturales siempre van de la mano con los espirituales. Y así pues, no existe una medicina universal, ni para el espíritu ni para el cuerpo.
13. Si tan solo observáis un poco el camino descrito por Mí para conseguir la vida eterna, un camino simple y único que consiste siempre en la auto-negación y la fiel imitación de Mi, entonces sólo descubriréis un camino y no muchos caminos y esto por una razón muy buena, porque Yo soy solo Uno y porque también Yo soy el único camino, Yo soy la única puerta para la vida eterna. Y ya que esto es así, no os queda más elección que creerlo así.
14. ¿Quién de vosotros quiere afirmar, que fuera de Mí hay aún otros caminos, para llegar a Mí, que soy el origen de todo, la fuente primaria de la vida? ¿No es la vida del espíritu más prioritaria que la vida del cuerpo? ¿O acaso la vida del cuerpo no está condicionada completamente por la vida del espíritu?
15. Si sabéis que para el espíritu, que se ha enfermado, existe solo un remedio para restablecerle, ¿por qué, en caso de problemas de salud o enfermedad, deberían haber otros y diferentes remedios para el cuerpo físico que no sea solo uno y válido para el fundamento de la vida misma? En especial si se considera que el cuerpo físico es tan solo una herramienta temporal del espíritu, cuyo funcionamiento solo depende del espíritu.
16. Mirad, cuando Yo vivía en la tierra entre los hombres, ¿a qué médico tuve que consultar? ¿de qué farmacia tuve que servirme para curar a los enfermos, tanto en el aspecto espiritual como el corporal?
Y ¿a qué médico acudieron y qué medicamentos usaron los discípulos que confiaron en Mí e hicieron lo mismo que Yo hice?
Ahora os pregunto, ¿acaso Me he debilitado o cambiado, o acaso Mi palabra ya no es la misma, llena de poder y fuerza y santidad para espíritu y cuerpo físico?
17. Oh, Yo os digo: no ha habido cambio alguno. ¡Yo aun soy el Mismo de siempre!
Solo con la diferencia que, en aquellos tiempos, Yo curaba solo a aquellas personas que se acercaban a Mí con una fe viva y que, además, Me pedían e imploraban durante mucho tiempo hasta que Yo les escuchaba.
Pero ahora ya no debo exigir un amor lleno de confianza, y mucho menos una perseverancia de la fe, sino que tengo que ayudar, a pesar que no se Me pide, y tengo que acudir a aquellos con Mi Sanación a pesar que no conocen la fe. Y todo esto lo tengo que hacer así para que no perezca ni se pierda ninguno de ellos.
18. Mirad, quien en estos tiempos viene a Mí tan solo con un poquito de confianza y una petición pequeña, con seguridad a este no le abandonaré, y le ayudaré en cada una de sus emergencias, ya que Yo a menudo ayudo incluso a los que se burlan de Mí, o a los que Me desprecian.
19. Mirad, este remedio, que os acabo de mostrar, es el mejor de todos.
Quien acuda a Mí con fe firme y lleno de confianza, desde luego recibirá Mi ayuda, porque a quien Yo no le ayude, así él se inocule todos los venenos del mundo, o asimile o ingiera todas las medicinas de todas las farmacias del mundo, o devore todas las hierbas curativas igual que un buey, todo esto no tendrá más efecto curativo en él, que una gota de bálsamo sobre una calavera.
20. Yo os digo, podéis tratar de asar y cocer a un muerto en todas las esencias de la vida, y no vais a conseguir dar vida ni a una fibra de su cuerpo sometido a tal «tratamiento sanador».
Pero escuchad: ¡Mi Palabra tiene el poder de abrir las tumbas a los muertos, y darles una nueva y eterna vida, incluso estando en plena putrefacción!
Por eso, si conocéis este medicamento universal, que ha efectuado, durante todos los tiempos, las más maravillosas sanaciones e incluso la resucitación de los muertos, entonces ¿qué os induce a agregar más remedios, y a usar todo tipo de porquería diabólica, esperando que os ayude?
21. Oh, Yo os digo, tan solo comparad vuestra duración de vida con la de vuestros antepasados, y os daréis cuenta, qué "gran" beneficio os ha traído el refinamiento en vuestra necia medicina.
O viajad a aquellas partes del mundo, donde la humanidad desconoce por completo la medicina oficial, y veréis que en aquellas regiones la gente sabe poco o casi nada de enfermedades y mucho menos de pandemias. En especial en aquellos lugares en donde llevan una vida simple y moralmente pura.
22. Haced lo mismo: ¡Vivid de la manera más simple posible! ¡ No llenéis vuestros estómagos innecesariamente con diversos alimentos chatarra, provenientes de todos los conocidos reinos de la naturaleza, sino más bien comed únicamente lo que hace bien a vuestro cuerpo, es decir, una alimentación sencilla, primordialmente del reino de las plantas, y, de entre las plantas, solo aquellas que han sido determinadas, ya desde tiempos remotos, como pan alimenticio al hombre. Y, se sobre entiende también, todo esto con medida y propósito.
23. De esta manera podéis estar seguros que vuestro cuerpo no sufrirá enfermedad alguna, con lo que llegaréis a una edad muy longeva, sin la ayuda de vacunas u otras necedades de los médicos.
Entonces, cuando Yo conduzca a tal persona de este mundo hacia Mi Reino, sucederá de una manera muy fácil, igual como alguien que se queda dormido dulcemente, después de haber trabajado durante todo el día de forma fiel, honesta y diligente.
24. Pero si hacéis caso omiso a estos consejos, y por el contrario, os refugiáis en las vacunas y en toda clase de medicamentos, las consecuencias serán obvias, porque primero, respecto a vuestra vida natural, seréis viejos prematuros, ya en los años de vuestra juventud y, a menudo, perderéis un sentido tras otro y os volveréis ciegos, sordos, enfermizos, perderéis vuestros dientes, la buena digestión, así como toda lozanía de vida, de tal manera que ya a vuestros cuarenta años, vuestra vida se volverá cansada y plagada de todo tipo de achaques, parecido a los hombres del pasado a sus cien años de edad. Y la culpa de todo esto no la tendrá nadie más que vuestra propia ceguera.
25. Mirad, lo que ocurre actualmente es parecido a la majadería humana que, durante una excursión nocturna, cree ver y sospechar neciamente todo tipo de objetos de los cuales, durante el día, solo se reiría preguntándose cómo fue posible que haya confundido a un simple tronco de árbol con otra cosa espantosa, sin hablar de otras cosas necias vistas durante la noche.
Pero si queréis usar Mi Remedio con seriedad, entonces llegará el día en que reconoceréis, qué sinnúmero de necedades huecas posee el mundo como tesoro.
26. Si Yo digo que, siempre y en todo lugar, puedo y quiero ayudar a cada uno, debido a que soy fiel con todas Mis Promesas, entonces creed pues, que Yo ayudaré, siempre de buena gana, en todo y a cada uno, si tan solo creyera que todo esto es así y que, fuera de Mí, no hay ayuda posible, tanto a nivel corporal como espiritual.
27. Mirad, cuando vuestros antepasados se volvían débiles debido a algún pecado introducido en ellos, entonces ayunaban y hacían penitencia, es decir, que recuperaban la libre actividad del organismo corporal a través del ayuno, junto a la penitencia correspondiente llenos de fe levantaban cada uno su espíritu y con esto recuperaban de nuevo la fortaleza del cuerpo físico y la animada vida del espíritu.
28. Preguntaréis: ¿Cómo pues? ¿De qué manera funcionaba esto?
—Yo os digo, y no será difícil la contestación:
El estómago es una herramienta natural para la elaboración de los jugos nutritivos en el cuerpo físico.
Pero si de alguna manera, entran sustancias extrañas al organismo, estos son retenidos constantemente en algún paso estrecho del organismo.
Entonces si el estómago es embutido con alimentos inservibles, lo que causa que los jugos gástricos se multipliquen y presionen, entonces las sustancias extrañas serán empujadas, atravesando los pasos estrechos, y serán conducidas a aquellos lugares en donde podrán ser expulsados fuera del cuerpo. Todo esto sucede bajo la intrusión constante de los jugos en el lugar en donde se encuentran y, con la ayuda de procesos de asimilación, estos serán solo potenciados de tal manera que cada vez se volverán más y más persistentes.
29. Mirad, si ahora, en vez de aplicar todo tipo de vacunas y medicamentos, se recurre a la dieta justa o al ayuno y, con esto, a una fe firme y plena confianza en Mi Palabra, de tal manera que así, el espíritu también es fortalecido, espíritu que es el principio de vida, entonces preguntaos, ¿si tal hombre no mejorará tanto corporal como espiritualmente?
30. Yo os digo, si su fe y su confianza están bien orientados, entonces que brote una nueva vida incluso de la putrefacción.
Pero si falta esta penitencia corporal y espiritual, entonces, escuchad, cada individuo, curado mediante la vacuna o el medicamento, ha sido extremadamente estafado.
Porque los medicamentos no han expulsado el mal fuera del cuerpo, sino solo lo han dormido o disfrazado.
Y creedme, al cabo de algún tiempo sucederá que este mal romperá el disfraz y volverá más potenciado y, con seguridad, ocasionará la muerte del cuerpo, y a menudo incluso la muerte del espíritu.
31. Mirad, todas las cosas que os he dicho es literalmente verdadero.
32. Por eso, ¡conducid a vuestros hijos y a vosotros mismos hacia Mí, firmes en fe y en confianza! Y en Verdad os digo: ¡Os convenceréis que Mi Vacuna es la mejor! Amén. ¡Esto lo digo Yo, el gran médico universal! Amén, amén, amén.
Fuente: "El Cuidado de la Salud", recibido por Jakob Lorber en Graz, Austria el 7 de Febrero de 1841.
(csalud410207)
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