La capa de Bartimeo
»Por
naturaleza, el espíritu del hombre tiene todo dentro de sí; Él no
necesita pues nada más que la apertura de sus ojos, para ver la
infinita plenitud de las maravillas de la vida que existe dentro de
sí mismo.« (acla11.6)
El
Señor explica -en la obra “Aclaraciones de las Escrituras”- que
todos los hombres mundanos están ciegos espiritualmente. Es decir,
todos tienen un espíritu con los ojos cerrados. No los puede abrir.
Si este hombre mundano se vuelve un estudioso de las cosas del mundo
y cree que lo ve todo, tan solo está soñando, y lo que ve son
quimeras fantasiosas que le muestra el mundo.
En
realidad casi todos estamos ciegos espiritualmente. Bienaventurado es
el hombre que se da cuenta que está ciego. Pocos están conscientes
de esta ceguera. Y más bienaventurado es el hombre que, no solo
sabe que es ciego espiritualmente, sino que sabe que hay Alguien que
puede curarle su ceguera.
Este
hombre doblemente bienaventurado está consciente y esperando que el
Señor pase por su vida. Ya no lee, ya no se instruye mundanamente.
Solo espera que el Señor pase por su vida.
Para
ellos, el evangelista San Marcos escribió:
“Entonces
él (Bartimeo) echando su capa, se levantó y vino donde Él (Jesús)”
Marcos
10,50
Bartimeo
era un ciego que mendigaba en las puertas de Jericó. Cuando Jesús
salió de Jericó, Bartimeo comenzó a gritar:
-
¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!
Pero
fue reprendido por sus gritos, pero él gritaba más. Y Jesús le
llamó. Bartimeo echó su capa pesada y fue corriendo donde el Señor
quien le preguntó:
-
¿Qué quieres que te haga?
- El
ciego le dijo: “¡Maestro, que reciba la vista!”
- El
Señor le dijo: “Ve, tu fe te ha salvado”.
Luego
recibió la vista y seguía a Jesús en el camino.
¿Qué
simboliza la capa? Simboliza el mundo. Cuando el Señor nos llama, lo
mejor es tirar el mundo por la borda, y así más rápido llegar al
Señor. Para que nos dé la vista espiritual. Pues, todo lo demás ya
lo tenemos en nuestro interior donde mora el espíritu.
Resumen de acla.11
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