Humildad: El campo en donde Dios no ha sembrado

Todos Mis hijos pueden recibir todo de Mí. Cada uno de ellos puede tomar de Mi reserva infinita tanto como quiera: Él puede amar tanto como quiera y desee, puede fortalecerse a su placer a través de la fe de tal grado que pueda mover montañas con su voluntad, o tener una oratoria tal que le seguirán miles de miles. ¡Él puede lograr incluso tal poder en su hablar que todos tienen que obedecerle ciegamente!
 
Pero esto no es así con la humildad. Porque ella es la propiedad de cada hombre.
 
Yo no la puedo dar ni me permito dársela a nadie, sino solo la puedo enseñar y anhelarla en Mis hijos. Este es el campo en donde no he sembrado sin embargo quiero cosechar. (Mt.25,24)
 
La humildad es lo único que un hijo Mío me puede dar sin antes haberlo recibido de Mí.
 
La libertad de la vida consiste en la verdadera humildad. Me refiero a la verdadera libertad y la más alta. Con ella la vida alcanza la máxima perfección.
 
Incluso a través de la humildad Mi hijo puede acercarse a Mi Divinidad Santa intocable.
 
¡La verdadera humildad es la máxima Sabiduría, el máximo Amor, la máxima fuerza de toda vida, el poder y la máxima autoridad ante la cual todo el infinito completo tiembla respetuosamente!
 
La Humildad es la fuerza más alta y la más interior, el poder y autoridad en Mí Mismo. Todo lo que llena el infinito entero ha sido creado a través de la humildad y proviene de ella.
Jesús
gobd2.11.10-14

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