La observación de los pensamientos
El noveno mandamiento dice: no consentirás pensamientos ni deseos impuros. En la Biblia alemana dice: no permitas tener antojos o deseos por esto o lo otro. El señor dice lo siguiente: Una cosa es pensar, otra es animar o vivificar un pensamiento. Puedes pensar cualquier cosa y no pecas. El pecado aparece recién cuando animas o vivificas algún pensamiento que no contiene amor al prójimo. Por eso, antes de vivificar algún pensamiento o idea, conviene observar cuidadosamente el pensamiento que se encuentra en el corazón. Esta observación se realiza a través de la luz purificada del entendimiento de la razón pura. Esta actividad es muy importante dice el Señor. Es importante porque el pensamiento es la semilla que conduce a la acción. Por eso, cuando uno descubre que existe un fuerte antojo o deseo ardiente por algo, significa que su pensamiento ya ha sido vivificado por su agrado o su complacencia o benevolencia, también por su voluntad. Ahogar aquí tal pensamiento costará