Soy bondadoso, humilde y un ser humano.
Helena, muy conmovida, empieza a sollozar y dice: «¡Oh, Jesús mío! ¿¡Cómo puedo ser digna de permanecer a tu lado!? ¡Eres Dios omnipotente, vivo, eterno y verdadero, Creador de los Cielos y la Tierra, y yo una cocinera ínfima, sucia y llena de impurezas y pecado! ¡Oh, oh, oh, no, no! ¡Esto realmente no es posible! —¡Oh, Señor! Ahora recién comprendo desde lo más profundo de mi ser que soy una pecadora muy despreciable y no soy nada digna de permanecer junto a Ti! Por ello, ¡déjame que vaya donde aquellas bailarinas porque me parezco más a ellas que aquí con tu eterna Santidad infinita!». Digo Yo (Jesús): «¡Oh, oh, mira, mira, todo lo que quieres! — Si tú me fueras desagradable, hace mucho tiempo que ya hubiera encontrado por allí algún lugarcito adecuado para ti. Pero como no Me eres desagradable, sino ahora muy, muy querida, prefiero mucho más que estés permanentemente a mi lado que en otro sitio. — ¿Crees que Me siento superior debido a Mi Poder de Dios? ¡Oh, si crees eso, estarías