¿Por qué la debilidad es mejor que la fortaleza?

21 de abril de 1843

1. Dale esto a Mi amado A. H. W. en el día de su onomástico que quiere saber por qué la debilidad es mejor que la fortaleza.

2. ¡Escúchame, mi amado amigo y hermano en Mi Amor! Respecto a tus tres textos que te parecen algo oscuros, escritos por mi amado Pablo, en el capítulo 12 de la segunda carta a los Corintios, estas palabras también ya han sido dichas por Mí, en los diferentes textos, tanto en el Evangelio como en el de los profetas, en especial en los de Job, Jeremías y en los Salmos de penitencia de David.

3. Pero claro, ellos son un poco oscuros para ojos espirituales aún débiles. Por eso, Yo quiero darte también ahora en tu día, una pequeña lámpara llena de aceite de Mi Gracia tomada de Mi Amor. ¡Esta lámpara te aclarará textos similares de forma tan maravillosa que te parecerán transparentes, como si fueran iluminados por el Sol! —¡Y ahora escucha entonces! — esta lámpara es y consiste en:

4. Cuando Yo Mismo representé una vez lo que es la verdadera justificación ante Dios durante Mis días en la carne en la Tierra ante los judíos, escribas y fariseos, dije la siguiente parábola, que fue tomada de la vida real:

5. Un fariseo distinguido presentó al Señor, ante el Santísimo, su oración de agradecimiento, diciendo en voz alta lo siguiente: “¡Oh Señor! !Te agradezco, oh Señor, que me has dado fortaleza con la que yo he podido servirte con toda fidelidad desde los años de mi niñez y, hasta ahora, aún nunca he pecado contra Ti en ninguna ley. ¡Oh Señor, he cumplido, pues, las leyes de Moisés hasta en la última coma!, realicé las obligaciones de mi posición con exactitud, te di mis sacrificios siempre generosamente y, ante todo, di el diezmo con puntualidad. Asimismo jamás me impurifiqué, ni en la mañana, ni en el mediodía, ni en la tarde. Y tampoco nunca he profanado el sábado, ni con un dedo.

6. Oh, por eso ahora te agradezco, Mi Dios, con el fervor completo y convincente de toda mi fuerza que en tu bondad me has concedido, porque yo siempre he andado con justicia ante ti y yo estoy justificado desde la coronilla hasta los dedos de los pies y no soy un pecador, como un judío común, como un vagabundo, como un ladronzuelo, atracador o asesino, como los fornificadores y adúlteros, como los profanadores del sábado y los que comen cerdo y mucho menos como todos los pecadores públicos, estafadores, bailadores, comediantes, magos, publicanos y usureros mezquinos y, ni siquiera, en lo mas mínimo igual como los samaritanos y otros similares más.” —Así fue aproximadamente la oración de agradecimiento del fariseo justo.

7. Pero, bien al fondo del templo, también estaba de pie un publicano pecador. Este apenas se atrevía a levantar sus ojos y dijo, en la completa contrición de su animo:

8.¡Oh Señor! ¡Yo, pecador pobre y débil, no soy digno de mirar Tu Santidad, ni tampoco digno siquiera de estar parado en el último lugar de Tu templo! ¡Pero, oh Señor, muéstrate indulgente y misericordioso conmigo, pecador pobre y débil, si es que aún soy un poco digno de alguna misericordia!" —¡Aquí el publicano se golpeó el pecho y abandonó llorando el templo!

9. Ahora, ¿quién de ambos salió bien justificado del templo? —Yo te digo ahora, como lo dije en ese entonces: En ningún caso el fariseo presumido que se puso a calcular, ante Mí, su justicia y que se consideraba mucho mejor que los otros; sino el publicano débil y pecador que se consideraba peor que los otros. Por eso también, Yo entré después en su casa, comí y bebí con él y lo acepté como un hermano Mío y de Mis hermanos.

10. Ahora mira, si el publicano se volvió así Mi amigo, y el fariseo exactamente lo contrario, entonces ahora estará claro por qué Pablo dijo: "Para que no me vuelva altivo, debido a la grandeza de las revelaciones, se me ha dado un aguijón en la carne, es decir: Un ángel de Satanás ( o el amor carnal o la avidez placentera de la carne), para que me golpee con los puños". —De lo mismo habla también Job:

11 ¿¡Qué es más fácil que volverse presumido cuando se posee un alto cargo y, con esto, creerse mejor que todos sus hermanos a quienes no se les ha dado tal cargo!? Pero también ¡¿qué es más peligroso para el espíritu del hombre que justamente caer con la mayor facilidad en tal altivez?!

12 Por eso también, esto fue necesario para Pablo y cualquiera que tenga su cargo, es decir una advertencia constante dentro de su carne que le diga: "¡Mira, tú eres tan solo un hombre y en ningún caso Dios! ¡Tantas veces como caigas ante Mí, Yo quiero levantarte de nuevo, para que te acuerdes que eres tan solo un hombre!" — Pablo se dio cuenta de esta miseria dentro de sí, por eso también Me pidió intensamente tres veces para que Yo lo liberara de esta prueba.

13 Pero Yo le dije al respecto: "¡Deja que Mi Gracia te sea suficiente, porque Mi Fuerza es poderosa sólo en los débiles!" — es decir, cuando ellos reconocen vivamente su debilidad, así como Pablo también la reconoce después cuando dijo: "Entonces, pues, ¡yo quiero elogiarme mucho más de mi debilidad, para que la fuerza de Cristo viva siempre en mí! Y por eso entonces yo, Pablo, estoy ahora siempre de buen humor, dentro de mi debilidad, tanto en la flaqueza como en las emergencias, persecuciones y miedos por Cristo. ¡Porque sé muy bien que sólo soy fuerte cuando soy débil!"

14 ¿Por qué es esto así? — ¡Porque Pablo sabía bien que Yo siempre estoy más cercano al débil, que se vuelve humilde, que al fuerte o, por lo menos, a aquel que tontamente se considera fuerte!

15 ¡¿Quiénes caen mucho mas frecuentemente, durante el andar, que los niñitos?! Y sin embargo Yo digo: "Si nos os volvéis como los pequeños, no entrareis en Mi Reino del Cielo!" — De esto puedes ver bien porqué Pablo se elogiaba en su debilidad.

16 ¡Pero también de esto puedes ver bien que el buen pastor deja a las 99 ovejas justas y va buscar a la número cien, a la perdida, y si Él la encuentra la pone inmediatamente sobre su hombro con la mayor alegría y la lleva a casa! — ¡Y finalmente también puedes entender, muy claramente, el elogio de Pablo a la debilidad del hecho que el Padre fue solo al encuentro del hijo perdido, lo recibió, y entonces incluso le preparó una gran cena, lo adornó, con el anillo del Señor y lo puso en gran honra!

17 ¡Yo pienso, Mi amigo y hermano A. H.-W. que con la iluminación de esta lámpara ya no te será más difícil entender vivamente y, desde su fundamento, textos similares! — Pero Yo, tu Padre y Dios Jesús, te digo aún:

18 Aquel que lucha aquí, dentro de su debilidad, y gana, Me es mil veces más querido que un fuerte al cual la victoria le es fácil - Si el débil cae, Yo lo quiero levantar tantas veces como él caiga. Pero que el fuerte se levante por sí solo si cae.

19 ¡Que esto sea también para ti, en tu día, un buen lazo de unión hacia Mí, Jesús! Porque con esto Yo te uno a Mi fortaleza en tu debilidad. ¡Quédate completamente seguro de esto, tanto temporal como eternamente! — ¡Yo, tu amado Padre Jesús! Amen.


Fuente: El autoconocimiento como lámpara del alma. (dadi2.430421)

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