Amor, la fuerza fundamental de la vida
Resumen de este capítulo
- El espíritu dispuesto y la debilidad del "carne": Aunque el espíritu esté dispuesto, la carne es débil, y esto se refiere no al cuerpo físico, sino al amor del espíritu, que es influenciable y necesita fortalecerse.
- La importancia del amor: La verdadera fuerza para actuar proviene del amor, que es la energía impulsora del espíritu. Sin amor, la voluntad es inútil.
- Fortalecer el amor: El verdadero "velar y orar" consiste en fortalecer el amor en unión con Dios, quien es la personificación de la eterna y divina fuerza del amor.
- Actuar en el amor: Se insta a amar y actuar con base en este amor, siendo no solo dispuestos, sino activos en la voluntad divina y el amor hacia Dios.
- Construir sobre la roca: Se anima a edificar la vida sobre el amor divino, que es un fundamento sólido. Esta base proporciona seguridad frente a las pruebas y adversidades.
- La resurrección del espíritu: El verdadero fortalecimiento del amor conduce a la resurrección del espíritu en el amor eterno y divino, experimentando una vida espiritual verdadera y plena.
- El verdadero sentido del "pan y el vino": El amor de Dios es el verdadero pan y vino, que fortalecen al espíritu para una vida eterna y llena de significado.
- Preparación espiritual: La lámpara representa el espíritu dispuesto, pero es el aceite del amor lo que le da luz. Se enfatiza la importancia de buscar este "aceite" en la conexión con Dios.
- La Cena Sagrada: Participar en el amor divino es el verdadero acto del santo sacramento, que nutre al espíritu para alcanzar una vida espiritual elevada y eterna.
Amor, la fuerza fundamental de la vida
18 de noviembre de 1841
01. "Vigilad y orad para que no caigáis en tentación. Aunque vuestro espíritu esté dispuesto, la carne es débil."
02. Quien no lleva esta verdad eterna constantemente en el corazón y en los labios nunca está seguro de no caer. ¡Cuán difícil es para quien ha caído levantarse nuevamente y ponerse de pie por completo! Esto lo muestra el mundo entero, y como ejemplo muy claro, vuestra propia vida, si os tomáis un momento para reflexionarla. Toda la creación visible, junto con la humanidad, está formada por partículas del gran espíritu caído, Lucifer, y de sus seguidores, ahora atrapados en la materia.
03. Por lo tanto, la "carne" es débil. Pero no debéis entender por carne la de vuestro cuerpo, que es carne muerta, sino la carne del espíritu, que es su amor. Esta carne, debéis entender, es la débil, la que aún está expuesta a toda tentación. Esta carne en vosotros es como una caña en el agua o una veleta al viento, que se mueve según la dirección de los vientos.
04. Os digo, quien tiene la carne débil teme escalar montañas y no puede buscar allí una roca firme donde construir su casa. En cambio, prefiere quedarse cómodamente en el valle y construir su casa sobre la arena.
05. Mientras no lleguen aguas ni vientos tormentosos a golpear las débiles paredes de su casa, esta parece tan estable como una construida sobre una roca firme. Y os asombráis de quienes viven en la roca, preguntándoos cómo pudieron construir su casa en un lugar tan alto y expuesto. Pero cuando llega la tormenta y los vientos y aguas arrecian, el habitante de la roca os preguntará: "¡Oh, necios! ¿Cómo se os ocurrió construir vuestra casa en la arena del valle?"
06. Así de débil es vuestra carne, y aún no podéis separaros de vuestra casa en la arena. Por eso os digo que debéis vigilar y orar para que, cuando llegue la tormenta, no sucumbáis a la tentación. ¿De qué sirve todo conocimiento, o la disposición de voluntad, si esta no está respaldada por el amor, que es la carne del espíritu? ¿Puede haber acción alguna sin ello?
07. El amor es el resorte eterno de la voluntad, como la voluntad lo es de la acción. ¿De qué sirve un mecanismo robusto si no tiene un resorte suficientemente fuerte para ponerlo en movimiento? Muchas cosas tocan la voluntad, pero no sucede nada porque es la voluntad sola, y no el amor, lo que las mueve. — ¡Cuántas veces el deseo de un pretendiente ansioso de matrimonio alcanza a muchas chicas! Sin embargo, no es raro que ninguna de las así alcanzadas se convierta en su esposa, sino una completa desconocida, porque no fue tocada solo por su voluntad, sino por la unión de esta con un amor justo y fuerte.
08. Pero, ¿dónde estaba la razón de la acción? – Con seguridad no en la voluntad, ya que esta es como un mecanismo de reloj que no tiene resorte o tiene uno demasiado débil y adormecido, sino en el amor justo y fuerte, que es la única fuerza que mueve la voluntad.
09. ¡Por eso, fortaleced vuestro amor! Esto es el verdadero velar y orar conmigo, que soy el Amor Eterno mismo. – O, dicho de manera aún más clara para vosotros:
10. ¡Amad y actuad en este amor conmigo! No estéis solo dispuestos, sino sed amorosos en acción, es decir, actuad desde Mi Amor hacia vosotros y desde vuestro amor hacia Mí.
11. ¡Cumplid Mi sencillo mandamiento del amor, confiad plenamente en Mí! Construid vuestra casa sobre esta roca, y estaréis seguros y podréis burlaros de las aguas y los vientos cuando lleguen. Pues vuestra casa estará sobre una roca, y el mecanismo de vuestro reloj de vida tendrá un resorte bueno y duradero. Entonces, con un espíritu dispuesto, tendréis una carne fuerte. Sí, entonces habréis experimentado la verdadera resurrección de la carne, en la cual veréis a Dios, el Amor Eterno, cara a cara y viviréis y disfrutaréis de un nuevo amor hacia Dios, sin fin.
12. Mirad, esto es la verdadera Cena del Señor. Este es el verdadero cuerpo del Amor Eterno, entregado por vosotros, y la verdadera sangre, derramada por vosotros. Tomad este cuerpo y esta sangre, comed y bebed todos de ello, para que vuestra carne sea fortalecida y resucite a la verdadera vida eterna.
13. Mi amor es la verdadera y gran Cena del Señor. Quien guarda Mis mandamientos, que no son más que puro amor, también guarda Mi amor, lo que significa que verdaderamente Me ama.
14. Pero quien Me ama en acción, verdaderamente come Mi carne y bebe, en el sentido correcto, Mi sangre. Todo esto es el verdadero pan y el verdadero vino del cielo, de los ángeles y de toda la vida. – En verdad, quien coma de este pan y beba de esta sangre, nunca más tendrá hambre ni sed en la eternidad.
15. ¡Y ahora, una palabra más para ti, única!
16. Mira, tú, única, ¡este Mi cuerpo y esta Mi sangre sean también para ti el lazo más alto que une tu vida corporal con la Mía! Come y bebe de ello todo lo que desees. Te digo, nunca te saciarás en exceso ni beberás de más, porque este pan sacia constantemente y, al mismo tiempo, siempre genera un mayor deseo de comer, al igual que este vino siempre genera un mayor deseo de beber.
17. Si haces esto, cuando venga el "esposo", tendrás aceite en abundancia y serás recibida con alegría por el esposo. Porque Mi amor es el verdadero aceite de lámpara de la vida, que también es una verdadera unción para la resurrección viva de la carne aún débil.
18. ¿De qué sirve la lámpara con solo la mecha, que es un espíritu dispuesto, si le falta el aceite del amor? Por lo tanto, preocúpate solo por tener el aceite. La mecha te es dada con la lámpara, pero el aceite debes buscarlo tú misma con anticipación en Mí, antes de que sea demasiado tarde.
19. Esto es el "velar y orar conmigo", y también es la "verdadera, santa Cena del Señor" que hoy, como siempre, te ofrezco para tu libre disfrute. – ¡Come y bebe de ello! – Pero no mezcles con el pan pasas mundanas ni levadura del mundo, ni diluyas el vino, y así resucitarás verdaderamente en la carne del amor del espíritu a la verdadera vida eterna. – Amén.
20. ¡Que esto sea para ti, de parte Mía, un lazo eterno! – Amén.
Fuente: Dádivas del Cielo, tomo 2, cap. 411118, recibido por Jakob Lorber (dadi 2.411118)
Texto original:Liebe, die Grundkraft des Lebens.
– 18. November 1841
01. „Wachet und betet, damit ihr nicht in Versuchung fallet! Ist auch euer Geist willig, so ist aber doch schwach euer Fleisch.“
02. Wer diese ewige Wahrheit nicht beständig im Herzen und im Munde führt, ist nie sicher vor dem Falle. Wie schwer es aber für den Gefallenen ist, sich wieder aufzurichten und dann völlig aufzustehen, das zeigt euch die ganze Welt und, als ein überaus verständliches Beispiel, euer Leben selbst, so ihr dasselbe nur ein wenig durchachten wollet. Die ganze sichtbare Schöpfung samt den Menschen besteht ja nur aus Partikeln des großen, gefallenen und in die Materie gebannten Geistes Luzifer und seines Anhanges.
03. Das „Fleisch“ also ist schwach! Ihr sollet aber darunter nicht etwa das Fleisch eures Leibes verstehen, welches da ist ein totes Fleisch – sondern das Fleisch des Geistes, was dessen Liebe ist. Dieses, sollet ihr verstehen, ist das sehr schwache Fleisch, welches noch aller Versuchung ausgesetzt ist. Dieses Fleisch ist bei euch noch gleich einem Rohre im Wasser und einer Wetterfahne – welches alles sich richtet nach den Winden.
04. Ich sage euch aber, wessen „Fleisch“ noch schwach ist, der scheuet zu besteigen die Berge und kann sich auf denselben auch keinen festen Fels aussuchen, darauf er sein Haus setzen könnte; sondern er bleibt gemächlich lieber in der Taltiefe und bauet da sein Haus auf Sand.
05. Solange keine Wässer und Sturmwinde an die schwachen Wände seines Hauses schlagen und stoßen, stehet das Haus wohl gleich dem auf hohem, festem Felsen; und ihr wundert euch über den Felsenbewohner, wie es ihm doch habe einfallen können, sein Haus auf solch hohen, nackten Felsen zu bauen. – Wenn da aber das Ungewitter kommt und die Wässer und Winde sich erheben, wird euch da der Bewohner des Felsens nicht auch fragen: „O ihr gemächlichen Toren! Wie hat euch denn je einfallen können, im Sande des Tales euch ein Haus zu erbauen?!“
06. Sehet, also ist noch schwach euer „Fleisch“, und ihr könnet euch noch nicht trennen vom Haus am Sande. – Ich sage euch darum, daß ihr wachen und beten sollet, damit – so das Ungewitter kommen wird – ihr nicht erlieget der Versuchung. Was nützet euch alle Erkenntnis, was die Willigkeit, wenn der Wille nicht unterstützt wird von der Liebe, welche ist des Geistes Fleisch!? Wird da wohl je eine Tat erfolgen?
07. Die Liebe ist die ewige Triebfeder des Willens, wie der Wille das Werk selbst. Urteilet aber selbst, wozu ein starkes Uhrwerk nützet, wenn es nicht auch zugleich eine Triebfeder hat, die stark und mächtig genug ist, dieses starke Werk in die zweckmäßige Bewegung zu setzen? – Wer weiß es nicht, wie so manches der Wille berührt, und es geschieht doch nichts, weil es der alleinige Wille, nicht aber auch zugleich die Liebe berührt hat. – Wie viele Mädchen ergreift oft der Wille eines ehelustigen Werbers; doch wird dann nicht selten keine von allen den also Ergriffenen des Werbers Weib, sondern eine ganz Fremde, darum er diese nicht mit dem alleinigen Willen, sondern in Vereinigung des Willens mit der gerecht starken Liebe ergriffen hat.
08. Worin aber war der Grund der Tat? – Im Willen sicher nicht, da dieser ist gleich einem Uhrwerke, das entweder gar keine Triebfeder oder eine viel zu schwache, schläfrige hat – sondern in der gerecht starken Liebe, welche die allein bewegende Kraft des Willens ist.
09. Daher stärket eure Liebe! Das ist das wahre Wachen und Beten mit Mir, der Ich die Ewige Liebe Selbst bin! – Oder noch mehr auf deutsch zu euch gesprochen:
10. Liebet und handelt in dieser Liebe mit Mir! Seid nicht nur willig, sondern seid liebetätig, d.h. seid tätig aus Meiner Liebe zu euch und daraus dann aus eurer Liebe zu Mir!
11. Beachtet Mein leichtes Gebot der Liebe, vertrauet euch ganz Mir! Bauet auf diesen Felsen euer Haus, so werdet ihr sicher sein und spotten können den Gewässern und den Winden, wenn sie kommen! Denn euer Haus stehet auf einem Felsen, und das Uhrwerk eures Lebens hat eine gute, haltbare Triebfeder. Ihr habt dann mit dem willigen Geiste ein starkes Fleisch. Ja ihr habt dann erlebt die wahre Auferstehung des Fleisches, in welchem Fleische ihr ewig Gott, die Ewige Liebe, von Angesicht zu Angesicht schauen und eine neue Liebe zu Gott leben und genießen werdet ohne Ende!
12. Sehet, das ist das wahre Abendmahl! Das ist der wahre Leib der Ewigen Liebe, der für euch gegeben, und das wahre Blut, das für euch vergossen wurde! Diesen Leib und dieses Blut nehmet hin und esset und trinket alle davon, damit dadurch euer Fleisch stark werde und auferstehe zum wahren, ewigen Leben!
13. Meine Liebe ist das wahre, große Abendmahl! Wer Meine Gebote hält, welche nichts als lauter Liebe sind, der hält auch Meine Liebe, was da ist, daß er Mich wahrhaft liebt.
14. Wer Mich aber liebt in der Tat, der isset wahrhaft Mein Fleisch und trinket im rechten Sinne Mein Blut, welches alles ist das wahre Brot und der wahre Wein der Himmel, der Engel und alles Lebens! – Wahrlich, wer von dem Brote essen und von dem Blute trinken wird, den wird nimmerdar hungern und dürsten in Ewigkeit!
15. Und nun noch ein Wort für die eine!
16. Siehe, du eine, dieser Mein Leib und dieses Mein Blut sei auch dir das höchste Bindeband deines Leibeslebens mit dem Meinen! Esse und trinke davon, soviel dir nur schmeckt! Ich sage dir, du wirst dich nie überessen und übertrinken! Denn dieses Brot sättigt beständig und erzeugt dabei aber doch stets noch eine größere Eßlust, wie dieser Wein eine stets größere Trinklust!
17. Wenn du solches tun wirst, so wirst du, wenn der „Bräutigam“ kommen wird, des Öles in großer Menge haben und wirst mit Freuden vom Bräutigam aufgenommen werden. Denn Meine Liebe ist das wahre Lampenöl des Lebens, welches da auch ist eine wahre Salbung des noch schwachen Fleisches zur lebendigen Auferstehung!
18. Was nützt der Lampe der alleinige Docht, welcher da ist ein williger Geist, wenn ihm das Öl der Liebe mangelt? – Also versehe dich daher nur mit dem Öle! Der Docht wird dir gegeben mit der Lampe. Aber das Öl mußt du dir selbst frühzeitig holen bei Mir, ehe es zu spät werden möchte.
19. Das aber ist das „Wachen und Beten mit Mir“, und solches ist auch das „wahre, heilige Abendmahl“, das Ich dir heute wie allezeit zum freien Genusse darreiche. – Esse und trinke davon! – Aber mische unters Brot keine Welt-Zibeben und keinen Welt-Sauerteig und wässere den Wein nicht – so wirst du wahrhaft auferstehen im Fleische der Liebe des Geistes zum wahren, ewigen Leben! – Amen.
20. Das sei dir von Mir ein ewiges Bindeband! – Amen.
Fuente: Dádivas del Cielo, tomo 2, cap. 411118, recibido por Jakob Lorber el 18/nov/1841.
Comentarios
Publicar un comentario