La Voz Interior que le cambió la vida a Jakob Lorber

Hace más de 180 años, Jakob Lorber abandonó su proyecto de ir a trabajar como músico en Italia.

Por Kurt Eggenstein

Ocurrió en Graz (Austria) el día 15 de marzo de 1840, cuando Jakob Lorber experimentó algo que casi le sacó de quicio. A primera hora de la mañana de aquel día, Lorber escuchó una voz que sentía en lo profundo de su corazón. Claramente percibió la orden: «¡Toma tu pluma y escribe!».

Esta llamada cambió radicalmente su vida. Justamente este mismo día él iba a aceptar el puesto de segundo maestro de orquesta del Teatro de Trieste, puesto que él había considerado para toda la vida. Pero después de haber apuntado cuanto iba escuchando durante el día, vio claramente que su extraordinaria misión venida de lo Alto no le dejaría cumplir sus deberes con el Teatro de Trieste. Por esto Lorber renunció al empleo en el que había puesto tantas esperanzas y al mismo tiempo renunció al matrimonio. Para ganarse el sustento —siempre ocupó solamente una simple habitación— se empleó como profesor de música, percibiendo unos ingresos muy escasos. Pasó por la vida casi desapercibido por todos.

Desde el citado día, escribió todo lo que la Voz le iba dictando, diariamente y durante varias horas durante 24 años, sus manuscritos se acumularon. Después de su muerte, cuando se editaron, sumaron más de 10,0000 páginas impresas. En los últimos tiempos de su vida, Lorber estuvo enfermo y tuvo que dictar a amigos lo que iba escuchando. Estos manuscritos extensos no contienen cambio alguno. No necesitaban correcciones ni añadidos por su mano, porque lo que él había anotado no era producto de su mente. Quien lea las anotaciones acerca de los átomos y de las partículas elementales o acerca de los hechos paleontológicos, tratando del pro-hombre y del primer hombre, comprende que lo que Lorber manifiesta no puede haber salido de su cerebro. Nadie en aquella época tenía los suficientes conocimientos para dar datos tan precisos en detalles científicos, acerca de descubrimientos que no se produjeron hasta los años cincuenta o sesenta de nuestro siglo. Quien considera sin prejuicios las comunicaciones de contenido científico, llega a la conclusión de que aquí se trata de una verdadera profecía. Rechazar estos testimonios es rechazar cualquier testimonio humano.

Leer más sobre la vida de Jakob Lorber en: http://jakoblorber.webcindario.com/bio.htm

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